Una cara 'nueva', el mismo problema

La checa Kvitova juega plano, recto y casi sin cambios de direcci¨®n. Hoy ha ganado el t¨ªtulo sobre la tierra de Madrid y ante la bielorrusa Azarenka (7-6 y 6-4), que termin¨® llorando y abrazada a su entrenador en uno de los pasillos del recinto. Antes, en 2010, lleg¨® hasta las semifinales de Wimbledon, sobre hierba; y a los cuartos del Abierto de Australia 2011, sobre cemento. Los tres resultados, lejos de anunciar a la zurda como una jugadora plural, certifican la monocrom¨ªa del tenis femenino, donde el mismo juego, sin apenas ajustes, vale independientemente de la superficie.

El credo es la agresividad en el resto, la potencia en los golpes, tirar, tirar y tirar. Kvitova super¨® un esperp¨¦ntico segundo set de continuos intercambios de roturas y someti¨® a Azarenka por la v¨ªa del machaque continuo. Mujer de impresionante armadura (1,83m y 70 kilos) se apoy¨® en su saque y sus golpes de fondo para empujar a la bielorrusa, que suele aplicar similares idearios. Su rev¨¦s corri¨® con mal¨ªsimas intenciones y escondi¨® las fluctuaciones de su derecha, el lado por el que le buscan las cosquillas las mejores. El t¨ªtulo le report¨® a la n¨²mero 18 su primer trofeo de gran prestigio. Al tenis femenino, que tanto extra?a a las muchas y brillantes campeonas que fueron, no le supuso nada m¨¢s que otra cara nueva, como casi todas las semanas.