No diga Euroliga, diga Obradovic
El Panathinaikos, con Diamantidis y Batiste en vena de aciertos, supera al Maccabi y el t¨¦cnico serbio suma ya ocho t¨ªtulos
Ya son ocho. Las mismas que tiene el equipo que m¨¢s, que sigue siendo el Real Madrid del siglo XX. Con cuatro clubes distintos. Partiz¨¢n (1992), Joventut (1994), Madrid (1995) y Panathinakos (2000, 2002, 2007, 2009 y 20011). Zeljko Obradovic agrand¨® a¨²n m¨¢s su leyenda con un nuevo t¨ªtulo, esta vez dif¨ªcilmente cuestionable. Nadie mejor que ¨¦l y sus equipos entienden los tiempos de esta competici¨®n y sobre todo los de una Final a Cuatro.
Comenz¨® titubeante la temporada pero en el momento clave, las eliminatorias de cuartos, elimin¨® al gran favorito y supuesto anfitri¨®n de esta final, el Regal Barcelona. Ah¨ª gan¨® media Euroliga. Situado ya en su h¨¢bitat ideal y con su gran rival fuera de la carrera, llevarse la otra media le ha costado lo justo, vista la superioridad y solidez con la que se ha movido todo el fin de semana. Sin ser el mejor Panathinaikos de los ¨²ltimos a?os y siempre de la gu¨ªa t¨¦cnica y espiritual de Obradovic, sigue manejando como nadie los mecanismos de los partidos, la sicolog¨ªa de la lucha, el aprovechamiento de todo lo que tiene. De Diamantidis a Batiste, los dos mejores esta vez, de Fotsis a Calathes, de Sato a Nicholas.
MACCABI ELECTRA TEL AVIV, 70 - PANATHINAIKOS, 78.
MACCABI ELECTRA: Pargo (12), Eidson (17), Pnini (8), Eliyahu (12), Schortsanitis (4) -cinco inicial-; Hendrix (-), Sharp (-), Blu (14), Burstein (-) y Macvan (3).
PANATHINAIKOS: Diamantidis (16), Calathes (4), Sato (13), Fotsis (5), Vougioukas (4) -cinco inicial-; Tepic (-), Maric (2), Perperoglou (2), Batiste (18), Nicholas (14), Tsartsaris (-) y Kaimakoglou (-).
Parciales: 15-22, 15-11, 13-21 y 27-24.
?rbitros: Mitjana (ESP), Lamonica (ITA) y Lottermoser (ALE). Eliminaron a Pnini en el Maccabi.
Pabell¨®n: Palau Sant Jordi, 15.768 espectadores.
En medio de un ambiente espectacular con ligera mayor¨ªa israel¨ª, los dos equipos no tardaron en mostrar sus intenciones. El Panathinaikos a lo de siempre, llevar la iniciativa dentro y fuera de la cancha, que el encuentro se jugase bajo sus par¨¢metros de ritmo pausado, ataques muy masticados y cerrojazo en las posiciones interiores, con especial atenci¨®n a Schortsianitis, al que le rodeaban sin disimulo cada vez que lograba, con un enorme esfuerzo, recibir cerca de la canasta. El Maccabi, a la vista de los problemas de Sofo, se dedic¨® a contrarrestar la superioridad griega debajo del aro con su extensa n¨®mina de grandes tiradores, que van de Eidson hasta Blu pasando por Pnini o incluso Pargo si hace falta. Viendo los n¨²meros en el descanso (33-30 para Panathinaikos) era f¨¢cil saber las fortalezas y debilidades mostradas por cada equipo. La mina de oro para los griegos en los tiros cortos (14/20) se convert¨ªa en pesadilla detr¨¢s de la l¨ªnea de tres puntos (1/8). Todo lo contrario que el Maccabi err¨¢tico en unas zonas (4/21) implacable en otras (6/13 en triples). A veces los n¨²meros lo explican casi todo. La zona del campe¨®n israelita para proteger y evitar la sangr¨ªa hab¨ªa funcionado tan poco como los intentos griegos de para a los tiradores del Maccabi. La peque?a diferencia posiblemente se explicaba por el mejor rendimiento de Diamantidis con respecto a Pargo, ambos inmejorables term¨®metros de los dos finalistas.
La ecuaci¨®n era de primer grado. Establecidos bien los terrenos f¨¦rtiles y ¨¢ridos de cada equipo, el que primero cambiase a su favor esta din¨¢mica, pasar¨ªa a dominar el partido. Y claro est¨¢, esto le correspondi¨® al equipo m¨¢s sabio y experto. El que tiene al m¨¢s listo de la clase en el banquillo.
El Panathiakos, sin dejar de sacar buenos r¨¦ditos al trabajo de su gente interior, consigui¨® hacer casi desaparecer a los tiradores israelitas. Ya no hab¨ªa noticias de ninguno de ellos, y s¨ª por el contrario de Sato y Nicholas, lanzadores del Panathinaikos, por lo que el partido se empez¨® a te?ir de color verde al final del tercer cuarto (54-43) y qued¨® casi resuelto cuatro minutos despu¨¦s (61-47). Fuera de foco Pargo, maniatado Schortsianitis, desaparecidos los tiradores, lo dem¨¢s fue un quiero y no tengo tiempo del Maccabi. Al final, su encomiable resistencia y la sorprendente aparici¨®n de Eliyahu, del que no hab¨ªa noticias anteriores, tuvo su fruto en un recorte ostensible de la diferencia, hasta el punto incluso de que, a minuto y medio para el final, Zeljko Obradovic tuvo que pedir un tiempo muerto por si acaso (69-62). Diamantidis y Batiste, como corresponde a los galones que ostentan, se encargaron de que la cosa no fuese a mayores, mientras el que m¨¢s medallas cuelga de su traje, observaba con alegr¨ªa contenida desde el banquillo. El Special One de la Euroliga. Mr. Obradovic.
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