Osasuna se reinventa

Javier Aguirre y Mendilibar coincidieron en las horas previas en un asunto crucial: lo importante no era jugar bien, etc., etc., "sino competir bien". Jug¨¢ndote el descenso en lo que es considerado el derbi del Ebro, siempre visceral, lo importante es competir, lo que en lenguaje futbol¨ªstico supone correr, luchar, nunca bajar la cabeza, no regalar nada, no hundirse en la derrota moment¨¢nea ni regodearse en la victoria puntual. Y, ?zas!, al minuto 14 Osasuna le regala un gol al Zaragoza como si fuera su onom¨¢stica. Da Silva se quita el bal¨®n de encima a 15 metros de su bander¨ªn de c¨®rner y Lolo, confiado (es decir, sin saber competir) intenta cabecear a su portero... y se la deja a Lafita, que bate a Ricardo.

Una jugada inesperada en un partido que se antojaba ¨¢spero, enredado, poco vistoso. Y en cierto modo lo fue, aunque el Zaragoza encontr¨® en las sutilezas de Lafita y la pelea particular de Uche un vivero m¨¢s que interesante. Era un equipo voraz, dirigido intermitentemente por la cabeza de Herrera y el coraz¨®n de Gabi.

Osasuna digiri¨® el gol y, sobre todo, su error con mayor dificultad. Muy obtuso, muy previsible y sin ninguna capacidad de remate, tuvo la virtud de relajar al Zaragoza, que confi¨® su suerte a Uche, pero sus dos mano a mano con Ricardo los gan¨® el portero osasunista.

Es decir, en ese estado de tensi¨®n, dejar el partido vivo cuando el rival parece grogui es una osad¨ªa. Tanta que Osasuna, puro coraz¨®n, se sac¨® primero un gol magn¨ªfico de Camu?as tras una pared con Vadocz. Un fogonazo. Y luego el segundo a su estilo m¨¢s fiel: falta y remate de cabeza de Sergio, su grandull¨®n particular.

Entonces s¨ª que el Zaragoza no entendi¨® nada. Osasuna, s¨ª. Se fue el equipo ma?o a toque de corneta, llen¨® de delanteros su equipo, encontr¨® en Braulio y Boutahar, que dispar¨® al poste, los artilleros que no ten¨ªa. Pero Osasuna hab¨ªa encontrado al h¨²ngaro Vadocz, el que le dio el equilibrio y el pase de gol. Sergio cabece¨® una falta de Pu?al ante la apat¨ªa de Jarosik, que salt¨® con desgana. Y Sola, viniendo de un fuera de juego anterior, remat¨® un centro de Camu?as, para desquicio total de La Romareda.

El Zaragoza nunca tuvo un bot¨ªn, pero aquel bols¨ªn que le regal¨® el generoso Lolo lo dilapido hasta acallar un estadio repleto y entregado. Osasuna tuvo la capacidad de reinventarse y agarrarse a la permanencia cuando parec¨ªa ahogado. El coraz¨®n le llev¨® a la orilla.

Zaragoza 1- Osasuna 3