El Bar?a estrena era

La octava Copa de Europa no se le escap¨® esta vez al FC Barcelona. El fantasma de la final del a?o pasado en la Champions, cuando cedi¨® el t¨ªtulo al Kiel tras dominarle por seis goles de ventaja, volvi¨® a flotar en la Lanxess Arena de Colonia, pero esta vez el equipo de Xavi Pascual era otro. Hab¨ªa madurado. Un factor decisivo que le vali¨® la octava corona continental de su historia y la primera desde 2006, cuando Xesco Espar era todav¨ªa el entrenador azulgrana.

Fue el segundo gran t¨ªtulo para un t¨¦cnico que lleg¨® como sustituto de Manolo Cadenas, pero que fue consolidando una forma de trabajar y un esquema de juego que acab¨® d¨¢ndole la raz¨®n. Xavi Pascual necesitaba un gran triunfo. Una Copa del Rey y una Supercopa no eran un bagaje suficiente para un club que cuenta con el mayor presupuesto del balonmano espa?ol. Y cuando el t¨¦cnico del Bar?a pudo configurar, finalmente, la plantilla que deseaba, entonces llegaron las grandes coronas.

La primera fue la Liga Asobal, que le sirvi¨® para romper una racha de cuatro t¨ªtulos consecutivos del Ciudad Real. La segunda la consigui¨® ayer, cuando su gran rival de la d¨¦cada, el equipo manchego, se estrell¨® una y otra vez contra la eficacia del portero Saric y la solidez defensiva azulgrana. La Liga de Campeones da un espaldarazo definitivo al proyecto de Pascual, que siempre ha contado con el apoyo de Enric Masip, responsable de la secci¨®n.

Y catapulta al Bar?a hacia un futuro que, de alguna forma, tense el hilo que hab¨ªa permitido a los azulgrana ser el mejor equipo del mundo, en la brillante etapa de Valero Rivera. Ahora, el Bar?a es el destino m¨¢s s¨®lido del balonmano espa?ol para cualquier jugador de ¨¦lite. Y esa premisa se est¨¢ notando tanto en las filas del Ciudad Real como en las del Barcelona. Mientras los manchegos bajan su presupuesto en m¨¢s de un 30%, los catalanes van configurando una plantilla de ensue?o porque nadie les dice que no.

Todo eso se hizo patente en Colonia. El Ciudad Real ya no es aquel equipo explosivo que dejaba en el banquillo a un segundo equipo capaz de ser campe¨®n de Europa. Ni mucho menos. Duisheb¨¢ev se ve ahora forzado a exigir mucho de su siete inicial -en el que no estaba Sterbik, lesionado-, porque en los relevos el equipo pierde valor. En cambio, Pascual mejora cada a?o su plantilla y mantiene el equilibrio en los descansos.

Ayer, sin embargo, la historia del partido hubiera sido otra si Daniel Saric no hubiera estado tan decisivo en la porter¨ªa. Sus ?22 paradas! no solo desquiciaron a Kallman, Alberto Entrerr¨ªos, Morros, Lazarov y Parrondo, sino que obligaron a la defensa azulgrana a mantener la tensi¨®n cuando adquirieron una ventaja de siete goles (22-15), pero la fueron perdiendo hasta dejarla solo en cuatro (22-18).

Aqu¨¦l fue el momento m¨¢s dif¨ªcil de la final. Al Bar?a le hab¨ªa costado marcharse en el marcador, pero cuando lo logr¨® descubri¨® que el Ciudad Real estaba fundido. Pareci¨® entonces que el partido estaba decidido. Y no era as¨ª, porque los manchegos nunca se rinden, forman un grupo que ha asumido su nueva situaci¨®n y se siente muy unido.

Sin embargo, esta vez el Bar?a no fall¨®. Quer¨ªa demostrar su condici¨®n de campe¨®n y encontr¨® en la despedida de Iker Romero otro motivo para seguir luchando. Quer¨ªan dedicarle el t¨ªtulo a su compa?ero, en su ¨²ltimo partido con la camiseta del Bar?a. "Nunca imagin¨¦ una despedida como ¨¦sta: con la Liga y la Champions. Es incre¨ªble. No pude contener mis emociones", resumi¨® el lateral vasco.