De los celos a la admiraci¨®n
El sudafricano Pistorius justifica su lucha para estar en Daegu clasific¨¢ndose para semifinales en 400
En el largo y tortuoso camino recorrido hasta Daegu, en Daegu mismo, Oscar Pistorius ha descubierto una cosa sorprendente, que otros atletas le envidian por tener fibra de carbono en las piernas en lugar de carne y huesos, por tener tornillos en lugar de tobillos. Jo, qu¨¦ morro, le han dicho algunos, y otros como el campe¨®n ol¨ªmpico Angelo Taylor lo han declarado p¨²blicamente, t¨² no te lesionas, no puedes sufrir fascitis plantar ni te puedes romper el tend¨®n de Aquiles; t¨², si se te rompe una pierna, te pones otra y ya est¨¢. Como dir¨ªa el otro, ventajas de ser un pionero, de viajar delante de los dem¨¢s, desvelando a su paso las miserias humanas.
Era estos celos, rid¨ªculos, como todos -y la velada acusaci¨®n de dopaje tecnol¨®gico, de que sus cuchillas le dan una ventaja, a la que siempre responde preguntando ret¨®ricamente que si fuera as¨ª, ?por qu¨¦ no hay m¨¢s atletas paral¨ªmpicos de su nivel??, hasta hoy el principal indicador de que el bi¨®nico atleta sudafricano ten¨ªa raz¨®n en su pelea, que no era una locura reclamar el derecho a participar de igual con atletas enteros en las m¨¢s importantes competiciones.
La confirmaci¨®n de la justicia de sus peticiones -Pistorius, de 24 a?os, est¨¢ en Daegu primero porque el Tribunal Arbitral del Deporte anul¨® la prohibici¨®n infligida por la federaci¨®n internacional, y despu¨¦s porque consigui¨® la marca m¨ªnima exigida en los 400 metros-, de que su participaci¨®n no era un regalo ni un capricho, y tambi¨¦n la admiraci¨®n de los aficionados y de algunos compa?eros atletas, que no todos son del g¨¦nero envidioso, la alcanz¨® en la madrugada espa?ola de hoy, mediod¨ªa de neblina, calor y humedad, como no pod¨ªa ser de otra manera en la gris Daegu, al lograr clasificarse para semifinales. Corri¨® en la calle 8, sin referencia a su derecha -exigencias de la fama: as¨ª los fot¨®grafos, que le rodearon como moscas en un panal, le ten¨ªan m¨¢s cerca para sus disparos?y tambi¨¦n sufri¨® la inquietud de una salida falsa de otro atleta, pero ninguno de ambos inconvenientes pareci¨® frenarlo. Sali¨® lento, como siempre -desventajas de las cuchillas-, pero, tambi¨¦n como acostumbra, a partir de la curva de los 300 se convirti¨® en una bala. A punto estuvo de ganar su serie, en la que hab¨ªa atletas de 44s, como Chris Brown y Martyn Rooney, pero termin¨® tercero con 45,39s, la segunda mejor marca de su vida, suficiente para estar ma?ana, a la una de la tarde en Espa?a, corriendo las semifinales.
"Qu¨¦ alivio, qu¨¦ alivio", dijo tras la carrera Pistorius, satisfecho como deben sentirse aquellos que saben que lo que han hecho acabar¨¢ siendo recordado siempre. "Este, el de competir en un Mundial con los mejores, era el objetivo de mi vida. No me siento como un pionero, no quiero, pero s¨ª muy orgulloso, pero estoy muy orgulloso de haber llegado donde estoy. Y espero seguir escribiendo cap¨ªtulos de este libro, a¨²n soy joven". Pistorius, de Pretoria, naci¨® sin tibias y sufri¨® la amputaci¨®n de ambas piernas bajo la rodilla de ni?o.
Seguramente la historia coreana de Pistorius se quedar¨¢ ah¨ª, en semifinales -y en lo que pueda hacer si le selecciona Sud¨¢frica para el relevo-, pues para alcanzar la final necesitar¨ªa seguramente hacer una marca fuera de su alcance. Dejar¨¢ entonces que los focos se centren en atletas como el joven granadino Kirani James o en el norteamericano LaShawn Merrit, el campe¨®n ol¨ªmpico de Pek¨ªn y mundial de Berl¨ªn, que regresa entre los m¨¢s grandes tras cumplir una sanci¨®n de dos a?os por dopaje. Y pese a que la serie del Mundial era solo su segundo 400 tras su vuelta, lo corri¨® en 44,35s, la mejor marca mundial del a?o. Pese a su grandeza, generoso y humilde, Merrit prefiri¨® hablar de Pistorius. "Su historia me ha motivado realmente", dijo. "Hab¨ªa hecho la marca para estar aqu¨ª. He tenido la oportunidad de hablar un poco con ¨¦l y he visto que es una gran persona, con una gran personalidad y un coraz¨®n enorme. Le deseo lo mejor".
Quiz¨¢s sean estas palabras, finalmente, m¨¢s que su pase a semifinales, m¨¢s que los aplausos de los aficionados, las que justifiquen la lucha de Pistorius, uno que no parar¨¢ hasta conseguir que todos los amputados del mundo est¨¦n orgullosos de vivir con pr¨®tesis.
Bekele pierde el trono en 10.000
No era el favorito- volv¨ªa a competir despu¨¦s de estar un a?o y medio sin hacerlo (la ¨²ltima vez fue en enero de 2010)-, aunque las miradas de los 10.000 estaban en el campe¨®n et¨ªope Kenenisa Bekele y en el brit¨¢nico Mo Farah, con la mejor marca del a?o.
Aunque ninguno de los dos se ha llevado esta ma?ana el triunfo en los 10.000. El plusmarquista ol¨ªmpico y cuatro veces campe¨®n del mundo que buscaba el quinto t¨ªtulo, Bekele, abandonaba a 4000 metros de la llegada cuando sus gemelos dijeron basta. Perd¨ªa su primera final tras 12 disputadas. Mientras, el ingl¨¦s ve¨ªa como otro et¨ªope, Ibrahim Jeilan, se llevaba el oro gracias a un cambio de ritmo magn¨ªfico. Farah no pudo en los ¨²ltimos metros con el sprint espectacular del et¨ªope de 22 a?os que par¨® el crono en 27m13,81s.
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