Una velocidad menos y dos calambres
Nadal, que ha frenado su saque para ganar control, sufre problemas musculares tras batir a Nalbandian
Fue una escena dantesca. En plena conferencia de prensa, lograda ya la victoria (7-6, 6-1 y 7-5) sobre el argentino David Nalbandian en la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos, Rafael Nadal se qued¨® mudo y clavado en la silla, pidi¨® luego una pausa, se tir¨® al suelo y empez¨® a resoplar con calambres en el cu¨¢driceps y el isquio de la pierna derecha. "No puedo seguir, lo siento", dijo. Empez¨® entonces la carrera por encontrar un fisioterapeuta mientras llov¨ªan los flashes que inmortalizaron la escena: al n¨²mero dos del tenis mundial, que debe jugar ma?ana contra el luxemburgu¨¦s Gilles M¨¹ller, musitando quejidos en mallorqu¨ªn. "Ni me pod¨ªa mover. Pero no hay que darle vueltas. No pasa nada", dijo tras ser tratado por Rafael Maym¨°, su fisioterapeuta, y otro del torneo, que le pusieron hielo. Tras varios minutos de interrupci¨®n, el espa?ol, que no pas¨® consulta con el m¨¦dico de la federaci¨®n, sigui¨® hablando, esta vez de pie, para que todo quedara claro. Hoy, avis¨®, se entrenar¨¢ de buena ma?ana.
Al salir de la pista, donde jug¨® con temperaturas por encima de los 30 grados y m¨¢s de un 60% de humedad, quiz¨¢s el origen de su percance, seg¨²n ponderaron los m¨¦dicos, Nadal se encontr¨® con dos lienzos que esperaban a que estampara su firma. Quedaba todav¨ªa una hora larga para que acudieran sus familiares hasta la sala de prensa, preocupados por su estado; quedaba todav¨ªa tiempo antes de que ¨¦l intentara resolver el problema bebiendo l¨ªquidos con electrolitos, tipo Recuperation o Gatorade.
Sobre aquellos cuadros pintados amorosamente por un aficionado, el tenista pudo verse a s¨ª mismo en gloriosas celebraciones y tambi¨¦n ejecutando un saque, el arma que le impuls¨® hasta ganar el torneo norteamericano en 2010. Entonces se coron¨® como el campe¨®n con menos roturas concedidas (cinco, como el estadounidense Andy Roddick en 2003) desde 1968, cuando comenz¨® la era abierta. Un a?o despu¨¦s, Nadal ha cedido casi el doble de breaks que en todo 2010: nueve solo en la primera semana.
"A Rafael le falta regularidad en el porcentaje", explic¨® Albert Costa, el seleccionador espa?ol; "quiz¨¢s deber¨ªa variar m¨¢s con el segundo saque e intentar ponerle m¨¢s velocidad. Refleja que conf¨ªa mucho en su juego de fondo y saca para tener la iniciativa".
Saques m¨¢s lentos
Nadal, que perdi¨® el saque al ir a cerrar el encuentro, gana el 46% de los puntos que disputa en Nueva York con su segundo servicio. Este curso, sin embargo, ha sido el mejor en esa estad¨ªstica (57%), que, en realidad, tambi¨¦n mide otros dos aspectos del juego: la decisi¨®n para afrontar las dificultades y la capacidad para imponer el juego de fondo. De un a?o a otro, adem¨¢s, Nadal ha levantado el pie del acelerador. En 2010 lleg¨® a servir a 217 kil¨®metros por hora. Ese es su r¨¦cord personal. En la primera ronda de 2011 lleg¨® a 214. No ha vuelto a acercarse. Ha estabilizado su media en los 177. Ese es un saque que no busca ser un arma definitiva. ?Por qu¨¦?
"Porque contra [Andrey] Golubev", dijo, "la pelota volv¨ªa demasiado r¨¢pida y no ten¨ªa tiempo para colocarme". "Decid¨ª cambiar a menos velocidad", prosigui¨®; "ten¨ªa que conseguir una l¨ªnea de juego como la de ahora. Para facilitarlo, que el juego empiece con un ca?onazo y la bola vuelva m¨¢s r¨¢pida y plana no es bueno. Con efecto puedo jugar m¨¢s por arriba. Hay pocas cosas que mejorar. No hay que enga?arse, ni lanzar las campanas al vuelo ni ser un autodestructor total".
El calor sojuzg¨® a Nalbandian mientras exig¨ªa saber qui¨¦nes son los leones dispuestos a reinar bajo su fuego. David Ferrer (6-1, 6-2 y 7-6 al alem¨¢n Mayer) es uno de esos hombres fieros. ?Y Nadal? "Puede jugar 10 horas seguidas", se despidi¨® su rival argentino, rojo por el suplicio y sin barruntar que al espa?ol tambi¨¦n le hab¨ªa afectado el esfuerzo, pagado con el tributo de unos dolorosos calambres.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.