Un bisonte entre algodones
Juanjo Cobo gana la Vuelta un minuto antes de ser cocinero o electricista, tras superar una depresi¨®n y soportando la presi¨®n inesperada de vencer en El Angliru y alcanzar el liderato
Llegaba el eslovaco Peter Sagan a la meta y tan apurado estaba en el sprint que no pod¨ªa ni disfrutar del ¨¦xito de ganar la ¨²ltima etapa en Madrid. Juanjo Cobo, unos metros detr¨¢s, levantaba el brazo izquierdo como quien suelta un mandoble a su pasado, como quien reverencia el presente y como quien sue?a con el futuro. El Bisonte, a sus 30 a?os, tras ser una promesa, una aproximaci¨®n a un ciclista de tron¨ªo y despu¨¦s al ciclista deprimido como un boxeador noqueado por s¨ª mismo, soltaba lastre, lograba su primer gran ¨¦xito. Se ven¨ªa arriba por fin ¨¦l, que ven¨ªa de los s¨®tanos de su vida, apurando la ¨²ltima oportunidad antes de dedicarse quiz¨¢s "a ser cocinero o electricista", seg¨²n cuenta su director, Josean Fern¨¢ndez Matxin, que crey¨® en ¨¦l desde el fracaso m¨¢s profundo hasta el ¨¦xito m¨¢s rotundo. Ayer era el campe¨®n de la Vuelta 2011, con la que nunca cont¨®, en la que no parec¨ªa contar, pero que se empe?¨® en conseguir desde que gan¨® en El Angliru, pues ya se sabe que el aserto dice que quien gana en la m¨ªtica monta?a asturiana gana la Vuelta. Una verdad a medias.
Una Vuelta at¨ªpica la ten¨ªa que ganar un ciclista at¨ªpico. Un ciclista con un potencial enorme, pero desaprovechado por su falta de expectativas, hundido tras ense?ar sus alas en la Vuelta al Pa¨ªs Vasco de 2007 y en etapas de la Vuelta a Espa?a. Un ciclista que sigue diciendo: "No me gusta entrenarme porque a todo el mundo le fastidia trabajar". O que dice: "El ciclismo no es mi pasi¨®n, sino mi trabajo". O que en plena depresi¨®n, hace a?o y medio, se tir¨® una semana en la cama, sin salir de su habitaci¨®n, para dolor inmenso de su madre.
Cobo llegaba a la Vuelta, casi en proceso de terapia, por la cabezoner¨ªa de Matxin en recuperar a una fuerza de la naturaleza a sabiendas de que era capaz de lo mejor y de lo peor. Un b¨²falo es por definici¨®n ingobernable. O corre o se para. Un b¨²falo deprimido es una caja de sorpresas. Cobo se hab¨ªa hundido hace a?o y medio, cuando quer¨ªa cocinar o reparar instalaciones el¨¦ctricas, cuando no quer¨ªa entrenarse, sino correr con sus amigos "sin prisa, sin exigencias", ese punto cicloturista que de vez en cuando amenaza a los ciclistas profesionales hartos de correr para nada.
El s¨¢bado, en Vitoria, Matxin, recostado en la pared, vigilaba a su pupilo, casi a su hijo adoptivo, mientras Cobo respond¨ªa a los periodistas en una situaci¨®n confusa. Era la rueda de prensa de un ganador virtual, pero no de un ganador real. Le vigilaba en silencio como le ha vigilado todo el equipo desde que gan¨® en El Angliru y se convirti¨® no solo en el l¨ªder de la carrera, sino tambi¨¦n en el principal candidato al ¨¦xito final. "Tenemos que protegerle", dec¨ªan entonces los responsables del Geox, "porque su situaci¨®n es singular y la presi¨®n es su principal enemigo. Demasiada presi¨®n le puede hacer explotar para bien y para mal". Era el misterio Cobo, la caja de Pandora, el ba¨²l del ilusionista. No era un debate de fuerzas y piernas, sino el debate mental de un ciclista que se encontraba de forma inesperada ante la situaci¨®n m¨¢s atractiva, pero tambi¨¦n m¨¢s exigente.
Quiz¨¢s le vino bien a Cobo compartir habitaci¨®n con su paisano David de la Fuente, el ciclista al que Matxin mand¨® parar cuando se enfilaba a la victoria en La Farrapona para apostar por Cobo, que ven¨ªa detr¨¢s como un bisonte desatado. David es un tipo alegre y con el sentimiento de solidaridad bien dibujado. Nada mejor (o peor) que juntar a los dos protagonistas de una decisi¨®n pol¨¦mica en la misma habitaci¨®n. "Yo lo entend¨ª perfectamente, aunque ten¨ªa piernas para ganar aquella etapa", dice De la Fuente. Hay que pensar que entonces nadie apostaba por Cobo como ganador de la Vuelta, pero ¨¦l se convirti¨® en el mejor asidero psicol¨®gico del ciclista de Cabez¨®n de la Sal. El que m¨¢s sufri¨® fue el que m¨¢s ayud¨®. A veces, el apoyo en la habitaci¨®n es m¨¢s importante que el de la carretera, que han desarrollado a la perfecci¨®n dos veteranos como Menchov y Sastre cediendo sus galones al chico humilde y hasta ahora desconectado.
Cobo es volc¨¢nico y apacible a la vez, depresivo y exuberante, ganador y perdedor con la misma tranquilidad. ?l sabe que ha sido el mejor de los secundarios de una Vuelta que reservaba sus laureles para la clase media del ciclismo y que se los encontr¨® a base de ri?ones y de paciencia para ganar el ¨²ltimo d¨ªa, sin complacencias, entendiendo mejor que nunca que, si no era su pasi¨®n, la bicicleta s¨ª era su trabajo y, por tanto, deb¨ªa hacer bien su encomienda: pegarse a Froome, otro ilustre secundario, y ser algo as¨ª como la sart¨¦n sobre el fuego del cocinero que quiso ser.
Se dice que el bisonte es el ¨²nico animal de su especie que soporta las tormentas en vez de huir de ellas como el resto de los animales cuando las encuentran o las adivinan. Cobo huy¨® cuando sopl¨® con fuerza hace m¨¢s de un a?o, agach¨® la cabeza en vez de utilizarla como los bisontes para separar la nieve. Ayer levanto el brazo. Para eso es un bisonte humano, aunque haya vivido ¨²ltimamente entre algodones. Ahora le espera enfrentarse al futuro.
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