El pe¨®n de Pep

Dani Alves no para y corre a veces con la raya del campo a un palmo y otras con una autopista por delante del gol. Le mueve el t¨¦cnico, Pep Guardiola, desde que empez¨® el curso como si fuera una ficha de ajedrez, ¨²til como un pe¨®n. Tan pronto aparece como lateral largo en una defensa de cuatro, viviendo siempre un paso por delante, aprovechando el espacio que le deja la basculaci¨®n defensiva del rival, como aparece clavando al lateral contrario, en punta, como si fuera Pedrito. Suele decir Guardiola que Alves fue un regalo, y aunque a veces le desespere como pocos, juega m¨¢s que nadie. Por algo ser¨¢.

Guardiola le mand¨® ayer cerrar el lateral derecho en una defensa de tres jugadores, y en el primer tiempo estuvo sobrado. En el segundo, Manzano sac¨® al turco Arda, Guardiola reorden¨® la defensa y, primero, Busquets dio un paso atr¨¢s, para ser sustituido despu¨¦s por Piqu¨¦. Entonces, con cuatro, Alves volvi¨® a jugar de Alves... y sus compa?eros volvieron a cubrirle las espaldas, trabajando para un pe¨®n que gusta de matar al paso.

Alves desespera con frecuencia, porque pierde la pelota con la misma facilidad que la posici¨®n o da la tabarra en el vestuario. En el campo, la afici¨®n le afea por exagerado, rasgo que nunca ha sido del gusto de la grada azulgrana, pero nadie le discute y mucho menos, Guardiola: nadie jug¨® m¨¢s minutos que ¨¦l la pasada temporada. "Nos da mucho m¨¢s de lo que puntualmente nos quita", admiti¨® un d¨ªa el entrenador, rendido al hombre que mejor asiste a Messi en el ¨²ltimo pase y uno de sus mejores escuderos en el vestuario. "Le hace re¨ªr", cuentan. Para Guardiola, principalmente, Alves es una soluci¨®n, y si siempre result¨® un incordio para el t¨¦cnico rival, m¨¢s ahora, que nunca sabe por d¨®nde le aparecer¨¢.

En Brasil se preguntan por qu¨¦ con la canarinha no es el mismo futbolista que en el Barcelona. Ser¨¢ porque en el Barcelona vive como un pe¨®n al servicio del rey, o sea, de su amigo Leo Messi.