Ruido por Simoncelli
Unas 60 motos dan el ¨²ltimo adi¨®s al piloto fallecido con una vuelta al circuito de Cheste, algo de p¨®lvora y mucha tristeza
Paolo Simoncelli pidi¨® ruido. Mucho ruido para despedir a su hijo Marco, pues ¨¦l hubiera querido que todos le recordaran como lo hace su gran amigo Valentino, que confiesa que cada vez que se acuerda de Sic, como ¨¦l le llamaba, se le escapa una sonrisa, tan divertido era el colega desaparecido. Pero los cielos vistieron el d¨ªa como los ¨¢nimos de los presentes, no asom¨® el sol, sopl¨® el viento y cayeron unas gotas de lluvia. Hubo ruido, s¨ª. Pero la atm¨®sfera, triste, pesaba m¨¢s esta ma?ana de domingo en el circuito valenciano Ricardo Tormo.
El paddock empez¨® el ritual para despedir a Simoncelli, SuperSic, el chico de los pelos alborotados y ese andar descuidado, en torno a las diez de la ma?ana. Se fue llenando la recta de meta de amigos, conocidos, o simples curiosos mientras aparec¨ªan, a pie, los primeros pilotos, los de 125cc, que estaban a punto de disputar la ¨²ltima carrera del a?o; el resto, los de Moto2 y los de MotoGP, empezaban a salir de sus garajes, con el 58 rojo en honor al compa?ero fallecido en cada una de las c¨²pulas de sus motos. Iban a hacer ruido, como pidi¨® Paolo, como hubiera querido Marco, dicen quienes mejor le conoc¨ªan.
Casi 60 motos se dieron una vuelta al trazado para terminar en aquella parrilla de salida y dar el ¨²ltimo adi¨®s a SuperSic. Kevin Schwantz, el que era su ¨ªdolo desde que era un enano, se hab¨ªa montado en su moto, aquella Honda blanca y roja, y lideraba el pelot¨®n. Hubo m¨¢s ruido cuando aparcaron sus m¨¢quinas. Pero aquel rum rum se fue apagando, fueron formando los pilotos junto al equipo Gresini, el que m¨¢s le echar¨¢ de menos, la p¨®lvora tom¨® el relevo, pero con el ¨²ltimo disparo y el ¨²ltimo aplauso, la tristeza se apoder¨® de aquella despedida. Y pesar de aquella s¨²plica -"ruido, mucho ruido"-, el silencio pes¨® m¨¢s. Ciao Marco.
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