Osasuna destapa las carencias del Espanyol
El cuadro navarro contiene la posesi¨®n de los blanquiazules y vence (1-2) con un hombre menos
La tranquilidad aparente de Osasuna esconde muchas veces un doble mensaje. Parece que un partido sin ritmo le sirva para mantener la concentraci¨®n y no perderse en batallas viscerales. Eso obliga al rival a llevar la iniciativa aunque a veces, como el Espanyol en este caso, no est¨¦ del todo preparado. Se trataba de un cruce de intenciones. Las del Espanyol, volcadas en ese deseo rom¨¢ntico por valorar el pase corto, la movilidad y el espacio libre a pesar de que las bajas puedan condicionar su eficacia. Y las de Osasuna, para quien el partido requer¨ªa aceleraci¨®n en peque?as dosis. Con Nino en el banquillo, Jos¨¦ Luis Mendilibar apost¨® por el duende reci¨¦n adquirido por Ibra y la velocidad de Lamah para tratar de romper por banda derecha, posici¨®n que ocup¨® Gal¨¢n por la baja de Javi L¨®pez. Al contrario que al conjunto de Mauricio Pochettino, a Osasuna no se le reconoce siempre un mismo planteamiento est¨¦tico, tiene distintas versiones. En Cornell¨¤ tocaba recuperar la apariencia de la temporada pasada, esa en la que el equipo concede un espacio marcado para tras ¨¦l, unos escasos metros del centro del campo propio, levantar una barrera m¨¢s que contundente.
ESPANYOL, 1-OSASUNA, 2
Espanyol: Cristian ?lvarez, Gal¨¢, Ra¨²l R., H. Moreno, D¨ªdac; Weiss, Forl¨ªn (Thievy, M. 45), C. G¨®mez (Christian, M.80), Romaric (Baena, M. 45), Verd¨² y ?lvaro. No utilizados: Casilla, Amat, Rui Fonte y Canal.
Osasuna: Andr¨¦s Fdez., Dami¨¤, Fla?o, Rub¨¦n (Roversio, M. 70), Satrustegi; Cejudo (Nino, M. 70), Pu?al, Nekounam, Lamah (Lolo, M. 80); Ra¨²l Garc¨ªa e Ibra. No utilizados: Riesgo, Kike Sola, Annunziata y Timor.
Goles: 0-1 Lamah, M. 44. 0-2 Nekounam, M. 50. 1-2 ?lvaro, M. 55.
?rbitro: Gonz¨¢lez Gonz¨¢lez amonest¨® a Forl¨ªn, Ra¨²l R., Verd¨², Thievy, Dami¨¤, Pu?al, Nekounam y expuls¨® con doble tarjeta amarilla a Satrustegi.
Cornell¨¤-El Prat, 24.052 espectadores.
En medio de ese ritmo voluntariamente pausado, plagado de interrupciones y p¨¦rdidas de bal¨®n, en el que las jugadas mueren y renacen en medio segundo, Moreno intent¨® sacar jugado un bal¨®n en la frontal del ¨¢rea que Ra¨²l Garc¨ªa al primer toque convirti¨® en asistencia para un desmarcado Lamah, que bati¨® por bajo a Cristian. El ¨²nico rengl¨®n torcido del mexicano hasta el momento bast¨® para alterar el metabolismo de su equipo y reforzar la idea visitante. El problema para el Espanyol es que ha mecanizado demasiado un sistema de salida de bal¨®n que provoca que los mediocentros y los centrales reproduzcan una y otra vez el mismo pase sin valorar si la situaci¨®n lo requiere o no. Lanzar una jugada inici¨¢ndola con un pase atr¨¢s para que sea el central o el portero quien busque a uno de los dos laterales la ralentiza y ofrece un tiempo extra al rival para recuperar la posici¨®n. Le sucede a menudo a Forl¨ªn, m¨¢s acostumbrado a ver el f¨²tbol como central que como centrocampista, y le ocurri¨® tambi¨¦n al canterano Cristian G¨®mez, novedad ayer en el 11 titular. Por delante, Verd¨² trataba de encontrar un pasillo por el que asomar la mirada. Un agujero en medio del panal a trav¨¦s del cual conectar con ?lvaro. El delantero, que realiz¨® uno de sus mejores encuentros contra Osasuna la temporada pasada, volvi¨® a ver m¨¢s el futbol de espalda que de frente lanzando esa carrera ag¨®nica que empieza a caracterizarlo.
Tras el descanso Pochettino introdujo en el campo a Thievy y a Baena, para liberar m¨¢s a Verd¨² y para aprovechar la velocidad del franc¨¦s. Hasta ese momento, tan solo Weiss, enamorado de un regate al que en ocasiones recurre demasiado, hab¨ªa sido capaz de saltarse ese rengl¨®n controlado que acompa?a a su equipo. Sin embargo, un bal¨®n de nuevo suelto en el ¨¢rea perica, lo transform¨® Nekounam en el segundo gol para su equipo con un zapatazo a la escuadra izquierda. Ante tal mazazo el Espanyol trat¨® de recobrar la fe y la encontr¨® en un remate de cabeza de ?lvaro. A pesar del gol, Osasuna mantuvo las pulsaciones y ni siquiera se alter¨® por la expulsi¨®n de Satrustegi. La pizarra de Mendilibar cambi¨® de tiza y con ella el resultado.
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