El Koeman de la Real
??igo Mart¨ªnez iguala en dos meses el r¨¦cord de dos goles desde el medio del campo, logrado hace nueve a?os por Roger Garc¨ªa
Recogida, acomodo y golpeo. Hasta ah¨ª la t¨¦cnica, la matem¨¢tica del disparo a puerta. Lo que sobrecoge al entorno futbol¨ªstico es la precisi¨®n en el golpeo del bal¨®n de I?igo Mart¨ªnez, el central de la Real que el domingo en Heli¨®polis igual¨® el record de dos goles desde su propio campo que ten¨ªa el exespa?olista Roger Garc¨ªa en la temporada 2002-03. La salvedad es que Mart¨ªnez lo ha hecho en menos de dos meses, como si conseguirlo tuviera algo que ver con la rutina de los bombarderos brasile?os de los 70. "Lo hab¨ªamos hablado tras las sesiones de v¨ªdeos sobre el Betis, advirtiendo que Casto, el portero, jugaba muy adelantado. Por eso era una opci¨®n nada despreciable", aseguraba ??igo Mart¨ªnez, despu¨¦s de que su t¨¦cnico Philippe Montanier tambi¨¦n insistiera en esa circunstancia en la conferencia de prensa. Lo vieron, pero no lo ejercitaron hasta el minuto 92, en plena desmoralizaci¨®n tras el empate del Betis y con el tiempo ya vencido.
Lo que le hizo a Iraizoz, meta del Athletic en octubre, o a Casto el pasado domingo, no fue una ruleta de la fortuna, sino un auto de fe, en ambos casos en momentos ag¨®nicos. Ante el Athletic lo consigui¨® casi centrado al borde del descanso, cuando el eterno rival ya dominaba el marcador y el juego, y amenazaba con un hundimiento realista que ??igo Mart¨ªnez, un vizca¨ªno de Ondarroa, se encargo de evitar y revitalizar aunque finalmente la Real acabara perdiendo el partido.
Ante el Betis, acudi¨® de nuevo al rescate an¨ªmico de una tropa m¨¢s que alica¨ªda. La jugada parec¨ªa encaminada a quitarse el bal¨®n de encima como fuera, a pelear con el segundero del reloj para ganarle tiempo al tiempo y proteger un empate escaso, pero mayor que una derrota anunciada. En ambos caso, sin embargo, ??igo Mart¨ªnez calcul¨® la distancia entre el portero y la l¨ªnea de gol, midi¨® la estatura de los guardametas y dispar¨® como esos campeones de feria que derriban las bolas con la escopeta mientras charlan con su novia. No era su primer intento ni ser¨¢ el ¨²ltimo. "Contra Suiza tambi¨¦n lo hizo con nosotros, pero no le sali¨®", recuerda el seleccionador de Espa?a sub 21, Luis Milla, que reconoce que el golpeo con el empeine de ??igo "recuerda un poco al de Koeman, ese golpeo poderoso y tenso". Mart¨ªnez estuvo a punto de ir al Mundial sub 20, pero finalmente Milla opt¨® por premiar a los sub 19, que hab¨ªan sido subcampeones de Europa. Ahora ya tiene un puesto en la selecci¨®n sub 21, "porque ha explotado y ha a?adido condiciones t¨¦cnicas a las que ya ten¨ªa de casta, esp¨ªritu y pasi¨®n", afirma
"Eres mi ¨ªdolo", escribi¨® en Twitter Xabi Alonso, exrealista y afamado golpeador del bal¨®n, especialmente en los pases largos. A los 20 a?os no le puede pedir m¨¢s a su trayectoria en la Real, donde lleg¨® como cadete, del Aurrera de Ond¨¢rroa; ha jugado todos los minutos -salvo el partido de sanci¨®n ante el Rayo-, se ha enfrentado con resultados m¨¢s que aceptables a tipos como Messi y Cristiano Ronaldo, ha marcado tres goles en 12 jornadas y ya ha pasado a la historia con sus dos goles desde medio campo. Deprisa, deprisa, va este muchacho de espaldas anchas y 181 cent¨ªmetros de altura por el que se interesaron algunos equipos de Primera sin haber debutado todav¨ªa en la m¨¢xima categor¨ªa. Ahora seguramente estar¨¢ subrayado en m¨¢s agendas. "Tiene buena salida del bal¨®n, e s zurdo y el gol en Sevilla del otro d¨ªa demuestra confianza y madurez; en el minuto 92, en vez de despejar el bal¨®n, decide levantar la cabeza y chutar", asegura Luis Milla.
?l, joven y apurado por la situaci¨®n de su equipo, liber¨® sus cadenas quit¨¢ndose la camiseta "porque algo hay que hacer para celebrar un gol as¨ª", pero "lo importante es que hay que seguir sin parar para salir de esta situaci¨®n". Ahora los v¨ªdeos sobre el golpeo de I?igo Mart¨ªnez circulan por los ordenadores de los entrenadores rivales como advertencia al portero, como alarma de que un muchachote medio rubio se acomoda el bal¨®n a su izquierda y mira desde bien lejos a la porter¨ªa rival y, de paso, acierta.
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