Inolvidable meta en la Ant¨¢rtida
Vallejo, I?urrategi y Zabalza recorren los ¨²ltimos 1.200 kil¨®metros en un tiempo asombroso de 11 d¨ªas, broche a una gesta ¨²nica y a su gran esfuerzo f¨ªsico
Hace apenas un a?o, la experiencia polar de Juan Vallejo, Mikel Zabalza y Alberto I?urrategi era una casilla vac¨ªa en un curr¨ªculo sobrecargado de ascensiones y escaladas de prestigio, gestas algunas dif¨ªciles de explicar a los profanos... o a los patrocinadores. Por eso, antes que repetirse y, sobre todo, antes de rebajar sus pretensiones o traicionarse, decidieron cambiar el paso, mirar a su alrededor, arriba y abajo, para advertir que en los Polos hab¨ªa mucha aventura esper¨¢ndoles. Hoy, 55 d¨ªas despu¨¦s de dejar atr¨¢s el norte del continente, alcanzar el Polo Sur a tiempo de celebrar la Nochevieja, y tomar rumbo a la Bah¨ªa H¨¦rcules, el tr¨ªo complet¨® su apuesta, invirtiendo 15 d¨ªas menos de los previstos en recorrer 3.400 kil¨®metros. Teniendo en cuenta que meses atr¨¢s su ensayo general en Groenlandia result¨® m¨¢s bien traum¨¢tico, lo conseguido suena a milagro: los tres confesaban en sordina, antes de partir, sus enormes dudas respecto a su solvencia. Sobraban las ganas, faltaba la pericia y se tem¨ªa en exceso los imprevistos de la aventura.
Una semana atr¨¢s, Vallejo se confesaba cansado y necesitado de est¨ªmulos para acabar: entonces, los 1.200 kms que les separaba de la llegada se les antojaban inhumanos, eternos. Pero consiguieron completarlos en 11 d¨ªas menos de lo previsto. El viento vino a su rescate cuando ya apenas lo esperaban. As¨ª, empezaron a encadenar jornadas redondas en las que sumaban, atados a sus cometas, hasta 180 kms diarios, "d¨¢ndolo todo", con el horizonte como pancarta enorme de meta. M¨¢s ligeros, los trineos (con menos comida y combustible que acarrear) a duras penas han soportado los golpes contra las formaciones de hielo, atados a las cinturas de tres tipos que se han impuesto un marat¨®n diario para "acabar de una vez". Por el camino, habr¨¢n visto cosas curiosas en las inmediaciones del Polo Sur: "turistas del Polo", esto es, grupos guiados que recorren apenas el ¨²ltimo grado (poco m¨¢s de 100 kms) y "se sienten aventureros realizados", observa Vallejo. La banalizaci¨®n del esfuerzo y la exageraci¨®n de los m¨¦ritos tambi¨¦n se ha extendido a estos lares. Rozando lo esperp¨¦ntico, tambi¨¦n existen coches especialmente preparados para recorrer el continente como si este fuese una autopista helada. Scott y Amundsen se partir¨ªan de la risa...
Mikel Zabalza se har¨¢ cargo, a su regreso, del Equipo Espa?ol de Alpinismo: ser¨¢ el alma de un equipo en el que no se compite, en el que se ense?a c¨®mo convertirse en un alpinista de ¨¦lite cuando se es ya un buen alpinista. Regreser¨¢ as¨ª a su terreno favorito de expresi¨®n despu¨¦s de haber sufrido, con su escaso chasis, una de las experiencias m¨¢s severas de su trayectoria. "Mucha gente me ha dicho que jam¨¢s se hubiese imaginado a Mikel, con su perfil, en una aventura polar. He visto alguna foto enviada desde la Ant¨¢rtida, y parece muy envejecido por el esfuerzo. Adem¨¢s, si Mikel, que tiene fama de espartano, se ha quejado de la dureza del reto, no quiero imaginar lo duro que debe ser ", constata ?ngel, uno de los hermanos de Zabalza. Vallejo tratar¨¢ de introducir sus pies un tanto congelados en los pies de gato para retomar la bendita rutina de la escalada, casi siempre en compa?¨ªa de I?urrategi, el m¨¢s silencioso del grupo.
Antes que este tr¨ªo, solo ocho personas hab¨ªan cerrado una traves¨ªa polar en la Ant¨¢rtida en completa autonom¨ªa. Nadie hab¨ªa recorrido con anterioridad tantos kil¨®metros con 'la casa a cuestas' y con esqu¨ªs y cometas como medio de locomoci¨®n. Lo que no est¨¢ nada mal para "unos aficionados", como dir¨ªa Vallejo. La suya habr¨¢ resultado una carrera inusual contra su gen¨¦tica de alpinistas, sus seguridades, su equilibrio emocional y contra el tiempo, que en el universo blanco y siempre luminoso de la Ant¨¢rtida se ha estirado y encogido a capricho del viento. Y han alcanzado la meta como si alguien hubiese movido la pancarta, adelant¨¢ndola, jugando con un tiempo que, llegaron a creer, les ten¨ªa atrapados en un escenario tan mon¨®tono como inhumano.
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