Djokovic no est¨¢ sobrado de pulmones
El m¨¢ximo favorito supera 6-4, 7-6 y 6-1 entre resoplidos a Ferrer, que no aprovecha sus oportunidades
Un pelotazo hiriente marca el partido. Lo dispara David Ferrer para recuperar un break de desventaja y meterse de nuevo en el partido (6-4 y 2-2). Lo intenta cazar in¨²tilmente Novak Djokovic, que en el proceso estira una pierna tan forzadamente como para terminar el movimiento lanzando un aullido. Durante todo el segundo set, el n¨²mero uno juega sin primera saque (49%), sometido a los aciertos y los fallos de Ferrer, nervios¨ªsimo, y fiado a su brillante tacto desde el fondo de la pista. Parece agotado. El duelo est¨¢ para que el n¨²mero cinco lo haga suyo. Ve que Nole se mueve a trompicones. Huele sangre y sangre quiere. Djokovic, sin embargo, no ocupa el trono por mera suerte: tocado, compite a tiros, bas¨¢ndose en el talento puro. Llega a servir por el segundo set (6-4 y 6-5), y supera perder ese saque o estar dos veces por detr¨¢s en el tie-break. Nole (6-4, 7-6 y 6-1) estar¨¢ en semifinales, donde jugar¨¢ contra Andy Murray. Ferrer, ahogado en ansiedad, desaprovech¨® la oportunidad de meterle en un l¨ªo.
En la Rod Laver se compite bajo el fr¨ªo. Cada peloteo es un marat¨®n. Por encima de 20 golpes casi todos los intercambios, Djokovic se ve exigido como no lo hab¨ªa sido en todo el torneo. Son 22 minutos para cuatro juegos. 40 minutos para siete. M¨¢s de dos horas para discutir los dos primeros parciales.
Ferrer le pregunta a Djokovic c¨®mo est¨¢ de piernas. Quiere saber qu¨¦ hay en sus pulmones y si en su coraz¨®n hay reservas. El n¨²mero uno le responde corriendo como un gamo y respirando el aire igual que se bebe el agua a borbotones. Golpeando y boqueando. La pelota viaja de una esquina a la contraria. Sometida a un castigo espectacular, recorre la pista sin descanso, porque cerrar cada punto cuesta un mundo. En cuartos del Abierto se enfrentan dos de los mejores defensores del planeta. El reloj avanza a la carrera mientras que el marcador sigue eternamente detenido, suspendido por tantas recuperaciones imposibles. En ese pulso de defensas, Nole siempre tiene un ¨²ltimo gesto, un ¨²ltimo esfuerzo ag¨®nico, para hacer suyo un punto que Ferrer cre¨ªa leg¨ªtimamente vencido.
"?No est¨¢ bien, no est¨¢ bien!, ?c¨®mo puedo fallar eso!", le grita el n¨²mero cinco mundial a su banquillo, desesperado.
Cuando el alicantino lleva el debate por el centro de la pista, buscando el cuerpo a cuerpo, no encuentra c¨®mo acabar el punto, aunque mantiene de t¨² a t¨² el di¨¢logo. A la que se le ocurre abrir ¨¢ngulos para ganar esos intercambios, a la que piensa en explotar la pista a lo ancho, se encuentra con un Nole impecable, que aprovecha sus cambios de sentido para imponer los suyos en el contragolpe. La derecha del serbio tiene entonces ese punto m¨¢s de picante que la del n¨²mero cinco del mundo. Su rev¨¦s paralelo le permite romper el equilibrio. Hay una diferencia fundamental de calidad pura: en los momentos decisivos, Nole se impone.
"Ha sido un gran partido", dice sobre la pista el serbio. "Los dos primeros juegos duraron casi media hora. Enseguida pens¨¦ que iba a ser una noche larga. Tuve suerte de salirme con la m¨ªa en el segundo set, fue una ventaja mental", sigui¨®. "Ferrer es un luchador. Siempre te hace jugar otro tiro. Me hizo buscar los ganadores. No me sent¨ª muy fresco".
El n¨²mero uno deja el encuentro sudoroso, con rostro serio, tras un combate muy sufrido. Ferrer le ha tenido corriendo como un loco durante casi tres horas. Murray ha visto c¨®mo el serbio duda. El brit¨¢nico ya sabe que hay partido. Djokovic estar¨¢ en semifinales. No llega ya, sin embargo, como el tenista intocable de 2011. Llega como el m¨¢ximo favorito... pero con una herida abierta en su brillante armadura.
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