La reivindicaci¨®n de los centrales
La entrada de Amorebieta impulsa al Athletic, que firma tres goles en cuatro minutos para desarbolar un M¨¢laga sin pegada (3-0)
El f¨²tbol tiene su l¨®gica y sus contradicciones. Probablemente es que se trata de un asunto ingobernable y por eso se puede entender que la entrada de un defensa central pueda ser determinante para ganar un partido que estaba an¨ªmica y deportivamente a punto de perderse. Fue la primera vez que Marcelo Bielsa decidi¨® rotar a su equipo y dar descanso a sus puntales (Llorente y Amorebieta). Es de suponer que lo hizo para que su gente se refresque, aunque algunos en la grada llegaron a pensar que era la explicaci¨®n emp¨ªrica de por qu¨¦ juegan siempre los que juegan. Pocos primeros tiempos se recuerdan esta temporada tan planos, tan huecos, tan g¨¦lidos (solo se o¨ªa a la cincuentena de seguidores malaguistas en San Mam¨¦s) del Athletic frente a un M¨¢laga excelente, vibrante, jugando al primer toque, convirtiendo cada ataque o contraataque en una oleada blanquiazul y en una colecci¨®n de remates tan abundante como in¨²til. Sin gol, el f¨²tbol puede ser bello, pero se debilita, se convierte en el boceto de un monumento sin construir. Daba gusto ver jugar a Cazorla, a Toulalan, a Rond¨®n aprovechando la inexperiencia de Ekiza, al que sorprendentemente aline¨® Bielsa tras varios meses en blanco. Pero entre el infortunio e Iraizoz, excelente y ¨¢gil, socavaron la moral del M¨¢laga, que quiz¨¢s se cans¨® de atacar. O de intentarlo. O de sufrirlo.
ATHLETIC, 3 ¨C M?LAGA, 0
Athletic: Iraizoz; Iraola, Ekiza (Amorebieta, m. 45), San Jos¨¦, Aurtenetxe; Herrera (??igo P¨¦rez, m. 74), Iturraspe, De Marcos; Susaeta (Llorente, m. 45), Toquero y Muniain. No utilizados: Ra¨²l, David L¨®pez, Gabilondo e Ibai Gomez.
M¨¢laga: Caballero; S¨¢nchez, Weligton, Mathijsen, Monreal; Cazorla, Toulalan (Camacho, m. 67), Recio (Joaqu¨ªn, m. 64), Seba (Eliseu, m. 64); Isco y Rond¨®n. No utilizados: Kameni, Van NIstelrooy, Maresca y Duda.
Goles: 1-0. M. 58. Amorebieta, tras un saque de esquina. 2-0. M. 60. San Jos¨¦ cabecea un saque de esquina. 3-0. M. 62. Toquero, de volea.
?rbitro: Clos G¨®mez. Amonest¨® a Iraola, Herrera y Weligton
Unos 34.000 espectadores en San Mam¨¦s.
?Qu¨¦ hacer? Sin duda se echaba en falta a Llorente en San Mam¨¦s. Y sali¨® Llorente tras el descanso, pero sali¨® de la mano con Amorebieta, un central vigoroso, que ten¨ªa la misi¨®n de frenar el ansia y el poder¨ªo de su compa?ero de selecci¨®n venezolana, Rond¨®n. Y el revulsivo fue Amorebieta. Llorente fren¨® a la defensa malaguista, es cierto, pero Amorebieta sec¨® a Rond¨®n al mismo tiempo que elevaba la temperatura de San Mam¨¦s al temple primaveral. La Catedral agarr¨® el rosario de Amorebieta y empez¨® a echar cuentas. Sobre todo cuando el f¨²tbol dio vuelta y el M¨¢laga se acoquin¨® y cometi¨® su peor error: conceder saques de esquina a su rival. Por mucho que Bielsa profese e inculque el f¨²tbol de toque sabe que el Athletic lleva en sus genes los c¨®rners que siguen siendo festejados como medio gol. Y marc¨®¡ Amorebieta, tras un rechazo. Y en el siguiente marc¨® San Jos¨¦, otro central, elevando 20 cent¨ªmetros su gran musculatura por encima de todos los defensas rivales. Y el ¨¦xtasis se apropi¨® de San Mam¨¦s cuando un centro de Herrera lo empalm¨®, de forma bell¨ªsima, Toquero, de volea a la escuadra.
Y todo en cuatro minutos, apenas d¨¢ndole tiempo al exmagn¨ªfico M¨¢laga a sacar del centro del campo, perder el bal¨®n y volver a sacar del centro del campo. As¨ª tambi¨¦n se construye el f¨²tbol, a oleadas, a golpe de remo como si fuera una trainera, en cuanto el equipo de Pellegrini ya solo encontraba la inteligencia habitual de Cazorla y hab¨ªa recibido tres sopapos sin saber en qu¨¦ lado de la cara se los hab¨ªan dado.
Fue la reivindicaci¨®n de los defensas centrales, habitual carne de ca?¨®n para los ¨¢rbitros, coleccionistas de tarjetas y golpeadores del bal¨®n que rescataron al Athletic de un t¨²nel sin intermitente alguno. Para Amorebieta fue algo m¨¢s, tras su error en Mosc¨² que cost¨® la derrota ante el Lokomotiv. Ven¨ªa tocado y sali¨® fortalecido. El castigo para el M¨¢laga fue excesivo. Su juego, su idea, su estilo merecieron algo m¨¢s. Pero el f¨²tbol tiene su l¨®gica y sus contradicciones. Y sus defensas centrales.
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