Ricky, la calma frente al p¨¢nico
El base de Minnesota es el ¨²nico que parece no sorprenderse de su ¨¦xito
Si el Partido de los Novatos (Rising Stars) hubiera tenido otro desenlace, me habr¨ªa visto obligado a someterles a un deprimente recordatorio de la tendencia de la vida a ser lo contrario de c¨®mo nos gustar¨ªa que fuese. El equipo seleccionado por Shaquille O¡¯Neal era el m¨¢s llamativo de los dos; ten¨ªa Los Nombres (Blake Griffin, Jeremy Lin), mientras que el escuadr¨®n dirigido por Charles Barkley -que seguramente era el equipo mejor- estaba compuesto por jugadores que destacan m¨¢s bien por los curiosos nombres que sus padres decidieron ponerles (MarShon Brooks, DeMarcus Cousins, Kyrie Irving).
Si hubiera ganado el equipo de O¡¯Neal, yo habr¨ªa convertido la victoria en una par¨¢bola malamente redactada sobre lo terrible que es que ganara el equipo llamativo. Trabajamos duro, con la esperanza de que seremos reconocidos en nuestro anonimato, y luego los t¨ªos famosos ganan de todas maneras.
Afortunadamente, no tenemos que hacerlo, porque el equipo de Barkley -el de los h¨¦roes relativamente poco reconocidos- se apunt¨® la victoria. Y eso significa que tengo espacio para dedicarme a hablar del juego de Ricky Rubio en Orlando.Durante el Partido de los Novatos, recib¨ª un mensaje de texto de un amigo de Los ?ngeles. "Rubio es demasiado", dec¨ªa.
Ricky Rubio es demasiado, un hecho que ustedes y yo y mucha gente sab¨ªa antes del Partido de los Novatos. Pero no todo el mundo sab¨ªa que Ricky Rubio es demasiado. El equipo de Ricky, los Timberwolves de Minnesota, no son precisamente la comidilla de los estadounidenses. Al fin y al cabo,?est¨¢n en Minnesota y a Minnesota se la conoce menos por su baloncesto profesional que por los lagos, la nieve, y la gente con una capacidad limitada para producir melanina.
Este Partido de los Novatos era la oportunidad de Ricky para demostrar lo que vale en baloncesto en un escenario seminacional. (Y digo semi porque, seamos sinceros, solo los fans m¨¢s entusiastas de la NBA estaban viendo el Partido de los Novatos el viernes por la noche).
Y vaya si lo demostr¨®. En el Partido de los Novatos, Ricky estuvo como siempre. Tan contento como un gordo en una helader¨ªa. Unas horas antes del partido, le salud¨¦ en el vest¨ªbulo del hotel donde los all-stars suelen comer y so?ar con triples dobles (dos chicas por noche para tres noches). Nuestra conversaci¨®n fue extraoficial, como se suele decir, y por eso no voy a divulgar los detalles. En cualquier caso, la parte importante de nuestra conversaci¨®n no fueron las palabras que intercambiamos. Lo importante fue la actitud de Ricky. Se comporta como si su ¨¦xito en la NBA no le sorprendiera m¨¢s que el hecho de que el sol salga todos los d¨ªas.
Esta imperturbabilidad, esta capacidad para mantener la calma cuando a todos los dem¨¢s les entrar¨ªa el p¨¢nico, es lo que le distingue de otros bases j¨®venes. Gracias a todos esos a?os en la ACB y a alg¨²n c¨®ctel m¨¢gico de material gen¨¦tico, Ricky ha nacido para jugar al baloncesto sometido a un riguroso examen. El escenario no tiene la menor importancia; el Palau Blaugrana, el Target Center, o un absurdo partido de novatos en el Amway Center de Orlando.
Por tanto, ese d¨ªa hubo dos victorias. Una para ustedes, porque no han tenido que sufrir mi negativa visi¨®n de qui¨¦n triunfa en este mundo. Y otra para Ricky Rubio, quien, una vez m¨¢s, ha demostrado que su sitio es la cancha, independientemente de d¨®nde est¨¦ esa cancha.
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