Un tapicero en el Annapurna
Carlos Soria, de 73 a?os, parte de nuevo al Himalaya en busca de su 12? ochomil
¡°Solo soy un alpinistilla y un antiguo tapicero que procura ir por la vida sin pisar a nadie¡±. As¨ª se presenta en p¨²blico Carlos Soria, con la mirada t¨ªmida y nerviosa, los ojos peque?os y claros, la barba blanca, y la piel curtida por sus 73 a?os y los miles de d¨ªas vividos en la monta?a. Este hombre que se escapaba del negocio familiar para perderse en el sierra es hoy un himalayista r¨¦cord, el ¨²nico en el mundo que ha escalado nueve cumbres de m¨¢s de 8.000 metros despu¨¦s de cumplir los 60 a?os, la persona m¨¢s veterana en el planeta en coronar el K2, el Broad Peak, el Makalu, el Gasherbrum I y el Manaslu, el abulense que persigue una nueva pica en la historia: ser la persona de m¨¢s edad en alcanzar los 14 techos del planeta. Ha hollado ya 11, y este lunes parte en busca de una m¨¢s, el temido Annapurna.
¡°El Annapurna no es una monta?a mucho m¨¢s peligrosa que otras. Hay peligro entre el campo II y el III, por las avalanchas¡±, explica Carlos Soria en el edificio del BBVA, el banco que le patrocina en sus nuevos desaf¨ªos. Este lunes comenzar¨¢ un periodo de aclimataci¨®n entre 4.000 y 5.000 metros, con ascensiones a alg¨²n pico de 5.500. El 20 de marzo, ya con todo el equipo a su lado, dar¨¢ inicio la expedici¨®n a la ¡®diosa¡¯ Annapurna, de 8.091 metros. No es el ochomil m¨¢s alto, ni el m¨¢s dif¨ªcil t¨¦cnicamente, pero s¨ª el que m¨¢s vidas se ha cobrado en relaci¨®n al n¨²mero de ascensos. Si lo asciende con ¨¦xito, Soria tiene permiso para probar a continuaci¨®n, tambi¨¦n en primavera, el Dhaulagiri, del que se tuvo que retirar en 2011, y el pr¨®ximo a?o intentar¨ªa el Kanchenjunga.
Se ha entrenado escalando en hielo en Noruega y practicando esqu¨ª de fondo en los Pirineos
Lejos quedan aquellos tiempos en los que solo pod¨ªa permitirse ir con un sherpa, y aquella primera entrevista que le hicieron, ¡°en blanco y negro¡±, en 1962. Hoy le acompa?a un equipo que incluye hasta dos c¨¢maras. Soria se ha preparado escalando en hielo en Noruega, y practicando el esqu¨ª de fondo en los Pirineos. ¡°Me encuentro en una grand¨ªsima forma f¨ªsica y muy animado mentalmente¡±, cuenta. Su memoria es la historia viva del alpinismo. ¡°El himalayismo ha cambiado. Ahora va much¨ªsima gente a la monta?a. En el campo base del Everest puede haber 100 expediciones. El esp¨ªritu alpin¨ªstico todav¨ªa se conserva, pero hay una diferencia entre lo duros que ¨¦ramos antes y lo blandos que son ahora. Es lo que cambia la vida¡ en el 73 y en 75, en el Manaslu, lo pasamos fatal. Las avalanchas nos rompieron las tiendas, perdimos el gas¡ hoy con eso se vuelven a casa. La vida nos hac¨ªa m¨¢s fuertes. Un sherpa tardaba ocho d¨ªas en traer la correspondencia, e iba rapid¨ªsimo. Hoy un sat¨¦lite lo env¨ªa al momento. Est¨¢bamos acostumbrados a unas estrecheces que hoy no hay¡±.
De aquella primera visita al Himalaya, al Manaslu en 1973, Soria conserva el recuerdo del pueblo de Sama, a los pies de la monta?a, y la ayuda que consigui¨® para sus gentes, los 60 colchones, ropa, comida, botas y cuadernos que logr¨® llevar desde Espa?a. Ahora vuelve al Himalaya y vuelve a Sama, con alimentos y una beca para estudios, y el proyecto de dar recursos al colegio del pueblo para que sea sostenible. ¡°Es la tercera cumbre de este a?o, y esa seguro que la conseguimos¡±, dice. ?l, asegura, siempre vivir¨¢ en lo m¨¢s alto: ¡°Nunca dejar¨¦ la monta?a. Dejar¨¦ de escalar cuando el cuerpo me lo diga. Pero siempre volver¨¦ a la monta?a¡±.
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