Gaseoso Valencia

Los aplausos de Mestalla al final de la primera parte se transformaron en una irritada pitada al final del partido. Su equipo volvi¨® a evaporarse tras el descanso, como ya le sucediera tres d¨ªas antes ante el PSV, con la diferencia de que el Mallorca pareci¨® bastante m¨¢s fuerte que el rival holand¨¦s. Al conjunto de Caparr¨®s le bast¨® con adelantar las l¨ªneas y contemplar c¨®mo temblaba la zaga local, derretida ante dos centros cruzados, uno desde cada lado, rematados primero por Nsue y despu¨¦s por Casades¨²s. El Mallorca se conform¨® con el empate y dedic¨® el ¨²ltimo cuarto a perder todo el tiempo posible, sin que el ¨¢rbitro se diera por aludido: solo prolong¨® tres minutos el partido. A pesar de que el Valencia ya jugaba con 10, por la mala cabeza de Tino Costa, que convirti¨® su frustraci¨®n en una patada por detr¨¢s a Alfaro en el bander¨ªn de c¨®rner izquierdo de la zaga mallorquinista. La acci¨®n reflejaba toda la desorientaci¨®n del cuadro de Emery en la segunda parte, un desplome dif¨ªcil de explicar. Como no fuera por el cansancio de Parejo o la inseguridad de una defensa muy vulnerable.

Nada que ver con una primera parte prometedora. A uno o dos toques, seg¨²n conven¨ªa, Parejo movi¨® como quiso al Valencia en la primera parte. A un ritmo pausado, pero coordinado, especialmente fluido. La pelota silbaba y todos participaban y se divert¨ªan. El bal¨®n se hab¨ªa pasado media Liga secuestrado, en pies de los centrales valencianistas. Parejo y Tino Costa, juntos, sin ning¨²n medio defensivo, lo rescataron en ese primer periodo. Supuso una liberaci¨®n. Dando entrada a los laterales, Barrag¨¢n por la derecha y Jordi Alba por la izquierda; al media punta, Jonas, y a los dos delanteros, otra de las novedades en la alineaci¨®n de Emery, tan reticente a juntar a Aduriz con Soldado. Gracias a su poder¨ªo a¨¦reo, el delantero vasco daba continuidad a cualquier centro, entendi¨¦ndose con el capit¨¢n Soldado. La presi¨®n de este al portero Aouate propici¨® el error del portero israel¨ª tras un mal pase atr¨¢s de Tejera y el gol cantado de Aduriz. Un tanto para cerrar un primer periodo muy alegre del Valencia, adelantado anteriormente por el en¨¦simo zurdazo de Tino Costa, favorecido por un rebote. M¨¢s que el disparo, lo mejor fue la jugada, pacientemente elaborada por el comp¨¢s de Parejo, cuyo primer toque facilit¨® todo.

El Mallorca pag¨® su timidez inicial, fi¨¢ndolo todo a un contragolpe. O a alguna acci¨®n a pelota parada como el precioso tiro suavemente enroscado de Tejera, repelido por Guaita junto a las telara?as de la escuadra. A poco que avanz¨® unos metros tras el descanso, el cuadro de Caparr¨®s advirti¨® los nervios en una defensa de mantequilla. Tras el pase de Pereira, Nsue le gan¨® la espalda a Barrag¨¢n antes de batir en su salida a Guaita. La medida protectora de Emery, al retirar a Aduriz por Mathieu, tuvo el efecto contrario: al franc¨¦s le gan¨® la posici¨®n Casades¨²s tras un otro centro de Nsue.

El bal¨®n volv¨ªa al pie de Rami, intentando salir con ¨¦l sin ninguna posibilidad de ¨¦xito. Alguien deber¨ªa recordarle que no es Beckenbauer, por mucho que en el banquillo alguien lo llame Franz. Cansado, Parejo particip¨® mucho menos y las medidas de Emery por despabilar al equipo no sirvieron para nada. En un ambiente hostil, Mathieu entr¨® fr¨ªo y sin tensi¨®n, lastrado por el gol de Casades¨²s. Peor lo pas¨® Piatti, superado por presi¨®n del estadio en unos momentos en los que se reclamaban soluciones urgentes. Al final, Mestalla volc¨® su ira contra sus jugadores mientras los del Mallorca se abrazaban celebrando el resultado como un gran triunfo. Hab¨ªan empatado ante un Valencia otra vez gaseoso. Efervescente al principio y desbravado al final.