El derbi m¨¢s re?ido

La manera de celebrarlo de los jugadores granota delat¨® lo que significaba para ellos empatar en Mestalla. La confirmaci¨®n del espectacular crecimiento del conjunto de JIM, de su consistencia como grupo para dar la cara en las grandes ocasiones. Porque no fue un empate cualquiera. El Levante se sobrepuso al gol de Jonas y fue ganando terreno hasta acabar con tres delanteros (Kon¨¦, Ghezzal y Rub¨¦n) por si acaso pod¨ªa incendiar Mestalla. El cuadro de Emery volvi¨® a verse superado por la presi¨®n de su propio estadio. Sin la pizca de acierto para encontrar una victoria buscada denodadamente hasta el ¨²ltimo instante, cuando Alc¨¢cer, cabece¨® a las manos de Mun¨²a un centro de Pablo desde la derecha. Parejo manej¨® al equipo con soltura y tenacidad, en un encomiable ejercicio de responsabilidad, pero hay algo intangible que hace descarrilar al Valencia en los ¨²ltimos meses (s¨®lo ha sumado tres triunfos en los ¨²ltimos 14 partidos de Liga). Y ya le han remontado hasta en 14 ocasiones. La maldici¨®n de las remontadas en contra.

Dos brillantes acciones defensivas de Albelda despidieron la primera parte. Mestalla reconoc¨ªa en su capit¨¢n los valores perdidos: coraje para sofocar situaciones de emergencia. El Levante hab¨ªa sido el rival marcado a fuego en la clasificaci¨®n, a tres puntos de distancia, un equipo bien armado y articulado para salir al ataque con la velocidad de Valdo y el pase de Barkero. El interior derecho caboverdiano gan¨® casi todos los uno contra uno de la zaga valencianista, tratando de frenarlo en falta: una de Parejo, dos metros fuera del campo, junto al banquillo granota, fue especialmente grosera. Pero el Levante fall¨® en el tiro. Kon¨¦, por ejemplo, tras driblar en un palmo a V¨ªctor Ruiz dentro del ¨¢rea, pifi¨® el disparo cuando nadie le molestaba.

Emery desoy¨® los consejos de quienes le instaban a ser m¨¢s prudente en la alineaci¨®n. Volvi¨® a apostar por llevar la iniciativa y masticar las jugadas a trav¨¦s del guante de Parejo, la inspiraci¨®n de Jonas y las arrancadas de Feghouli. Quien rompi¨® el encuentro, sin embargo, fue Aduriz. No en su fuerte (err¨® los dos primeros intentos de rematar de primeras), sino en un servicio sublime a Feghouli. Recibi¨® un bal¨®n largo en una contra, rodeado de zagueros. Se dio media vuelta antes de entrar en el ¨¢rea a la espera de ayuda, atrajo hasta a tres defensas y entonces, zas, filtr¨® un pase hacia la entrada de Feghouli por el carril del 10. La defensa se resquebraj¨® y el extremo franco-argelino solo hubo de regalarle el gol a Jonas, que esperaba en el centro sin ni siquiera la presencia delante de Mun¨²a.

El Levante no hab¨ªa dicho su ¨²ltima palabra. A poco de perder el Valencia la concentraci¨®n defensiva, el contragolpe fue de libro. El centro largo en diagonal de Barkero, el cabezazo picado para amortiguar de Valdo y el tiro raso de Kon¨¦. Albelda y Parejo reaccionaron con rabia a por la victoria. Pero el Levante, encerrado en su campo, estaba en su salsa. A la espera de que Valdo, superior en cada carrera, cerrara las cuentas. Entr¨®, adem¨¢s, Farin¨®s para dormir la pelota. JIM ve¨ªa opciones de ganar y, poco despu¨¦s, dio paso a Ghezzal. En el Valencia, hab¨ªa jugadores superados por la presi¨®n. El miedo atenaz¨® a algunos de sus jugadores, Barrag¨¢n entre ellos, huyendo de la pelota como de la peste. El partido enloqueci¨® en un cuarto final fren¨¦tico. Kon¨¦ remat¨® demasiado cruzado un env¨ªo de Botelho. Mestalla bram¨® contra los suyos cuando Piatti reactiv¨® al Valencia con un par de latigazos. El desmarque de Alc¨¢cer lo dej¨® solo ante Mun¨²a. Remat¨® a las manos del portero uruguayo y Mestalla se llen¨® poco despu¨¦s de pa?uelos. El p¨²blico valencianista no est¨¢ acostumbrado a esto: al derbi m¨¢s re?ido de la historia.