Alternancia inteligente
El s¨¢bado el Madrid ampli¨® sus registros y mut¨® sobre la marcha
Si de algo no se puede acusar a Mourinho a la hora de planear c¨®mo enfrentarse a este Bar?a es de falta de variantes. Dentro de las l¨ªneas que definen su estilo lo ha intentado casi todo. Despu¨¦s de la final de Copa prob¨® con el repliegue total en la mitad de la cancha en la ida de las semifinales de la Champions. Luego adelant¨® 20 metros las l¨ªneas en el partido de vuelta. Esta temporada la abri¨® con presi¨®n total, portero incluido, en la Supercopa, y luego apost¨® por una presi¨®n alta y constante en el cl¨¢sico de la primera rueda por la Liga.
En algunos cl¨¢sicos la idea fue bloquear las avenidas que despeja el Bar?a para transitar. En otros intentar, desde la espera y la presi¨®n, condicionar los caminos del bal¨®n para luego emboscarlo y soltar el contragolpe. Otras veces procur¨® no dejar jugar al Barcelona y fue a recibirlo directamente al zagu¨¢n. Lleg¨® incluso a dejar todas las esclusas abiertas para dejar que el juego fluya como el agua, como en el sorprendente cl¨¢sico de la vuelta en la Copa en el Camp Nou.
Todos aquellos esfuerzos ten¨ªan algo en com¨²n: aunque diferentes entre s¨ª, rara vez cambiaban durante un mismo partido. El s¨¢bado el Madrid ampli¨® sus registros y mut¨® sobre la marcha. Para empezar no permiti¨® las salidas en corto en los saques de meta de Vald¨¦s. Luego, ya con el bal¨®n en juego, el d¨®nde y el cu¨¢ndo a la hora de la presi¨®n alta se decid¨ªa en los tres cuartos de cancha. Gatillada unas veces por Benzema y otras por la propia posici¨®n del bal¨®n, una ola blanca cubr¨ªa espacios en campo contrario con el 4-3-3. Si la presi¨®n no era clara no se iniciaba. En cambio, si tras la presi¨®n quedaba superada la primera l¨ªnea, el repliegue era inmediato y reorganizaba el sistema: seg¨²n la posici¨®n del bal¨®n, Khedira flotaba sobre Iniesta o se met¨ªa entre Arbeloa y Ramos, para liberar a Pepe del otro lado.
Si la gesti¨®n del bal¨®n del Barcelona no result¨® m¨¢s eficaz fue en gran parte responsabilidad del Madrid, que luego atac¨® con su descomunal contundencia habitual
As¨ª, m¨¢s all¨¢ de quien flotara por delante (Pepe de un lado, Khedira del otro, Ramos en ocasiones) la l¨ªnea del fondo nunca se romp¨ªa, anulando el espacio a los penetradores libres que genera el Bar?a con el cambio de juego y la rotaci¨®n posicional. El hueco que, al descender, dejaba Khedira junto a Alonso en el centro lo ocupaba ?zil, flanqueado luego por Di Mar¨ªa y Ronaldo. Por ¨²ltimo, por detr¨¢s de la pelota, regresaba Benzema, la ¨²nica punta del 5-4-1 (con l¨ªnea de fondo din¨¢mica y alternada) en el que mutaba el Madrid tras las incrustaciones defensivas.
Esta alternancia inteligente entre la atenta espera en tres cuartos, la presi¨®n muy alta, el repliegue r¨¢pido y la espera con achique defensivo de espacios en campo propio es una adaptaci¨®n espec¨ªfica que present¨® el Madrid al juego del Bar?a. A ese ensanchamiento del terreno que ped¨ªa a gritos con sus brazos Guardiola le opuso Mourinho variantes para ahogar el bal¨®n en distintas alturas y un sistema de pistones al borde del ¨¢rea que colapsaba espacios por delante manteniendo de aliado al offside.
El enfrentamiento de estilos y sistemas entre estos dos enormes equipos nos regala en cada cl¨¢sico un guion diferente
La tarea no era sencilla: la alternancia en el quiebre de la l¨ªnea de fondo debe llevar el mismo ritmo que producen el giro del bal¨®n y la movilidad del rival. Pepe, experto en romper desde atr¨¢s para salir a buscar a quien cae por su zona, sigui¨® haciendo lo que suele hacer normalmente pero Khedira, inteligente, redonde¨® un partido t¨¢cticamente perfecto para complementar sus ausencias con precisi¨®n.
Si la gesti¨®n del bal¨®n del Barcelona no result¨® m¨¢s eficaz fue en gran parte responsabilidad del Madrid, que luego atac¨® con su descomunal contundencia habitual. Aunque los blancos mantuvieron su recelo por las circulaciones horizontales esta vez se permitieron mover de vez en cuando el bal¨®n hacia atr¨¢s. Cuando se animaron lograron esas bocanadas de aire extra necesarias tanto para obligar al rival a un esfuerzo mayor como para reiniciar la presi¨®n con intensidad.
Todo un arte: a un Barca especialista en liberar zonas para luego poder ocuparlas por sorpresa se le opuso un Madrid que ocup¨® zonas ya ocupadas para que luego no quedaran libres. El enfrentamiento de estilos y sistemas entre estos dos enormes equipos nos regala en cada cl¨¢sico un guion diferente. Un duelo que el s¨¢bado domin¨® el Madrid para amarrar la Liga a Cibeles. Ojal¨¢ el espect¨¢culo se repita en la final de la Liga de Campeones.
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