¡°?Se van a cargar el f¨²tbol!¡±
El escritor Manuel Longares es un espectador desencantado del f¨²tbol industrial
Manuel Longares, escritor, padre de Marcos Longares, campe¨®n mundial de Skate, es un espectador desencantado del f¨²tbol industrial de ahora que recuerda con la nitidez con la que escribe el momento en que ten¨ªa siete a?os y le escuch¨® a Mat¨ªas Prats ¡°gritar siete u ocho veces, o quiz¨¢ quince o diecis¨¦is, el gol de Zarra en Maracan¨¢¡±. ?l hubiera querido ser Zarra.
Ese grito atenuado por la memoria fermentada que es la literatura (en el decir de Manuel Vicent) es la esencia de la infancia de Longares, cuya escritura arranca en los sue?os pesarosos de la dictadura (Las cuatro esquinas, reciente premio Umbral), se adentra en la decadencia de Franco (Romanticismo) y desemboca en una obra que lo representa: delicada pero valleinclanesca, cervantina, consecuencia de una m¨¢xima suya para otros: ¡°Has de escribir midi¨¦ndote con los grandes¡±.
Pero aquel instante, el del gol de Zarra, repiquetea como una m¨²sica en su esencia de adulto, que es, c¨®mo no, la persistencia del ni?o que fue. Entonces empez¨® a pensar que la escritura era la consecuencia de todas las cosas, y el f¨²tbol lo puso a escribir. ¡°Hac¨ªa un peri¨®dico chico en el que publicaba los resultados del f¨²tbol, lo que escuchaba en la radio. Luego le daba el peri¨®dico a mi padre, que era del Zaragoza, como Mart¨ªnez de Pis¨®n¡±.
De la estirpe de Del Bosque
Longares fue central ¡°y extremo que no corr¨ªa¡± en los equipos del barrio, ¡°en esos partidos de solteros contra casados¡±. Era un fracaso, dice. La industria del f¨²tbol lo ha alejado de la grada y de la afici¨®n, que mantiene porque la infancia no se pierde nunca. Entre los iconos actuales se?ala a Vicente del Bosque, y si te fijas en Longares tiene algo del seleccionador espa?ol: amable, discreto, inteligente, ¡°un sabio¡±, dice Longares. Tiene incluso el bigote. ?l, naturalmente, rechaza la comparaci¨®n, pero a?ade sobre el gran salmantino que ha llevado dignidad al f¨²tbol de ahora: ¡°Es hijo de rojo represaliado, un hombre que en el silencio guarda seguramente el recuerdo de los sufrimientos de ese tiempo. Un hombre cabal. S¨ª, un sabio¡±.
Ese d¨ªa del gol de Zarra, Longares, madrile?o de 1943, estaba veraneando con sus padres en Chamart¨ªn de la Rosa, cerca del Bernab¨¦u. Ya jugaba en el pasillo de su casa. ¡°Jugaba yo solo y me lo retransmit¨ªa. Luego escrib¨ªa las clasificaciones, los resultados, los nombres de mis jugadores favoritos. Esa era la sustancia de mi peri¨®dico¡±.
?Y c¨®mo sigui¨® el f¨²tbol? ¡°Bueno, en realidad el f¨²tbol acaba ah¨ª, en la infancia. El f¨²tbol verdadero. Lo m¨¢s bonito que tiene el f¨²tbol termina cuando ya no eres ni?o. Lo hermoso del f¨²tbol es que es una pasi¨®n solitaria. En cuanto eres espectador ya es otra cosa. Mi padre me llev¨® al Bernab¨¦u dos o tres veces. El primer partido que vi fue un Espa?a-Irlanda. Espa?a gan¨® 5-0. Basora marc¨® un gol de maravilla¡±.
Pero quien le fascin¨® fue Zarra. ¡°Era mi ¨ªdolo. Era gente sobria. Iba directo al gol. Un d¨ªa le ped¨ª a mi amigo Vicente Verd¨², que iba al Pa¨ªs Vasco, que me trajera alg¨²n recuerdo de Zarra. Se fue a la tienda del exfutbolista y me trajo un cenicero¡±. Era tiempo de h¨¦roes distintos. ¡°Molowny gambeteaba. Pero Zarra no se andaba con florituras. Le centraban Iriondo o Gainza, ¨¦l se pon¨ªa a pelear con la defensa y marcaba de cabeza como un le¨®n. A m¨ª me hubiera gustado parecerme a ¨¦l. Una cara seria, muy varonil¡±.
Entre los jugadores de hoy ve im¨¢genes de Zarra ¡°en un Xavi Hern¨¢ndez, tan serio¡±. ¡°Pero como rematador no hay muchos. Quiz¨¢ Llorente, aunque es m¨¢s fino, o Soldado. Ah, y uno del Sporting que se llama Barral. El ¨²ltimo de su estilo fue Santillana¡±.
La literatura siempre ha sido compa?era del f¨²tbol. Recuerda lo que escrib¨ªa Antonio Valencia en Marca, lo que escrib¨ªa Manuel Alc¨¢ntara¡ As se incorpor¨® en 1967. ¡°Esos peri¨®dicos deportivos ten¨ªan ambici¨®n de ser bien escritos, y yo aprend¨ª a leer en Marca al tiempo que Mat¨ªas Prats narraba esos goles en la radio¡±.
El f¨²tbol es, pues, en la infancia. Ahora ya lo mira con la indiferencia del que est¨¢ harto de que ganen siempre los mismos. ¡°?Se van a cargar el f¨²tbol! Hay dos equipos inhumanos que van a ganar siempre, y eso aburre a las ovejas¡±. Se hizo del Atl¨¦tico de Madrid ¡°porque perd¨ªa¡± y las alegr¨ªas son m¨¢s grandes ¡°cuando tu equipo tiene tantos fracasos¡±. Su Atl¨¦tico era el de G¨¢rate, el de Adelardo, el de Peir¨®¡ En la memoria tiene un chut de Luis Aragon¨¦s ¡°que es el orgullo de nuestros recuerdos, cuando estuvimos a punto de ganarle al Bayern la Copa de Europa¡±. Se entretiene con alineaciones ilustres, y llega hasta Griffa. ¡°Jorge Bernardo Griffa Monfetorni¡ Le gritaban ?Griffa, mata! Y ¨¦l se lanzaba adelante, destrozando al que se le opusiera, para salvar al equipo¡±. ?El Atl¨¦tico ahora? ¡°Pues si no venden los futbolistas para pagar a los acreedores haremos algo. Y si no, a perder, que es nuestro sitio en el mundo¡±
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