Termodin¨¢mica para futboleros
Es alarmante pero no casual la trascendencia desproporcionada que se les dio a los ¨¢rbitros esta temporada
Se coron¨® el Madrid y reemplaz¨® al Bar?a como campe¨®n de Liga. Lo que quiz¨¢ nadie esperaba era que, sobre el final, los constantes prejuicios arbitrales que rondaron todo el a?o por el Bernab¨¦u se transformaran y viajaran en el puente a¨¦reo.
Es alarmante pero no casual la trascendencia desproporcionada que se les dio a los ¨¢rbitros esta temporada. Cuando la distancia entre ¨¦xito y fracaso hace equilibrio sobre un hilo tan fino y la balanza la inclinan los detalles, nadie quiere sentir que cedi¨® la m¨¢s m¨ªnima ventaja. Igual que el miedo a la oscuridad o al encierro, podemos encuadrar el temor a ser perjudicados por los ¨¢rbitros dentro de los miedos at¨¢vicos. Como si en ello nos fuera la supervivencia, la idea de ser afectados por algo externo al propio desempe?o nos supera y las quejas o advertencias que hacemos son a veces tan irracionales que afectan incluso a las propias convicciones.
Tampoco nos deber¨ªa sorprender que, mas all¨¢ de ese batifondo, el Madrid haya ganado la Liga por m¨¦ritos propios. En los torneos largos, los inevitables errores arbitrales suelen diluirse. El Madrid gan¨® simplemente porque en su mano a mano con el Barcelona se termina imponiendo. M¨¢s all¨¢ de las repetidas alusiones de Mourinho o de las escasas aunque extempor¨¢neas puntualizaciones de Guardiola, finalmente fue el f¨²tbol y no cualquier otro factor el que dio el t¨ªtulo a los blancos. El Madrid gan¨® porque fue m¨¢s consistente asalto tras asalto y porque, sobre el final, meti¨® un pu?o certero al ment¨®n del Bar?a en el Camp Nou.
Lo que nadie pensaba es esos prejuicios arbitrales del Bernab¨¦u viajaran en el puente a¨¦reo
Esa densidad que ostent¨® el Madrid a lo largo de toda la temporada con un plantel muy largo, rico y comprometido no la logr¨® igualar un Barcelona al que le falt¨® masa para afrontar semejante volumen de compromisos y los abrumadores n¨²meros de su ¨²nico rival. Incluso en las mejores condiciones le habr¨ªa costado a este Bar?a de ¨¦poca seguir el ritmo feroz que impuso el Madrid: 97 puntos a falta de una fecha con grandes posibilidades de llegar a 100 por primera vez en la historia, 117 goles a favor, 31 en contra, solo dos empates como local, solo una derrota fuera de casa, 7 puntos sobre el segundo y un abismo de 36 sobre el tercero... El Madrid no solo corona la Liga, sino que deja n¨²meros dif¨ªciles de repetir.
El Bar?a, por su parte, tambi¨¦n complet¨® una Liga magn¨ªfica. De hecho, con sus 90 puntos actuales, habr¨ªa sido el c¨®modo campe¨®n de cualquier torneo de la historia previo a 2009, con excepci¨®n de la temporada 1996-1997, que gan¨® el Madrid con 92 puntos, pero en la cual participaron 22 equipos.
Pero no solo fueron impuestos por el Madrid los problemas que debi¨® afrontar el Bar?a a lo largo del a?o. Por un lado, el reciclaje emocional despu¨¦s de tantas victorias no puede ser de f¨¢cil gesti¨®n. Por otro lado, la decisi¨®n de transitar la temporada con un plantel m¨¢s corto en relaci¨®n al del Madrid fue una elecci¨®n propia, quiz¨¢ para facilitar el reparto de minutos en el plantel. A algunas lesiones y bajas de forma, en su mayor¨ªa previsibles, se sumaron los imprevistos de Abidal y Villa. La salida de Maxwell en diciembre no fue forzada por nadie m¨¢s que, tal vez, por ¨¦l mismo.
Otros n¨²meros tienen relaci¨®n directa con los goles. Con un entrenador inteligente y un futbolista genialmente extraordinario, el juego del Barcelona ha recorrido un camino inevitable: a medida que Messi acomodaba m¨¢s copas en la vitrina, Guardiola reubicaba las piezas a su alrededor para dejarlo volar cada vez m¨¢s alto. Este a?o, con un Messi que no encuentra techo, el Bar?a agudiz¨® su paradoja: ?c¨®mo dar m¨¢s cielo al vuelo de semejante talento y que, a la vez, los dem¨¢s puedan seguir volando? Messi ya alcanz¨® este a?o la astron¨®mica cifra de 68 goles, superando en 15 su registro anterior. Cada gol que sum¨® este a?o La Pulga a su registro se redujo en los de sus inmediatos seguidores. Los 45 goles que marcaron la temporada pasada entre Villa y Pedro se redujeron a 29 en esta de Cesc y Alexis.
Adaptando la primera ley de la termodin¨¢mica, podr¨ªamos decir que en el f¨²tbol nada se pierde, todo se transforma.
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