Seve fue el quinto Beatle
Yo segu¨ªa a Nicklaus por el campo de Royal Birkdale, en el Open Brit¨¢nico, hasta que o¨ª un murmullo: ¡°?Seve Ballesteros!¡±
Yo, de peque?o, tuve dos ¨ªdolos, Muhammad Ali y Severiano Ballesteros, sin darme cuenta entonces de que los dos ten¨ªan algo en com¨²n: cambiaron sus respectivos deportes para siempre.
En el boxeo hab¨ªa unos se?ores d¨¢ndose pu?etazos. Lleg¨® Ali y lo convirti¨® en arte con sus golpes y sus bailes. Hubo una interpretaci¨®n del boxeo. Lo mismo sucedi¨® con Ballesteros. El golf era un deporte inventado en Saint Andrews, en Escocia, en el siglo XV y que ser¨ªa prohibido despu¨¦s hasta 1620 y sustituido por el tiro con arco y la esgrima. El golf era un deporte sedentario practicado por gente de mediana edad con un gusto sospechoso en el vestir: pantalones a cuadros y camisas de colores chillones. Entonces lleg¨® este joven latino, este latin lover, con sus pasos exagerados y su manera de golpear la bola de izquierda a derecha, y lo cambi¨® todo.
Irrumpi¨® en el Open Brit¨¢nico en 1976. Ten¨ªa 19 a?os y qued¨® el segundo, tras el estadounidense Johnny Miller. Fui a verlo a Blackpool, cerca de Liverpool, al lado de casa. El Open se disputaba en el Royal Birkdale. Cumplo a?os el 12 de julio y mi padre me regal¨® cuatro d¨ªas del campeonato m¨¢s otro de pr¨¢cticas. Yo segu¨ªa al norteamericano Jack Nicklaus e hice cierta amistad con ¨¦l sigui¨¦ndole a todas partes hasta que, de pronto, o¨ª un murmullo: ¡°?Seve Ballesteros, Seve Ballesteros...!¡±.
Seve estaba detr¨¢s de una duna en el hoyo 14 y fui hasta all¨ª corriendo (entonces yo era un joven bastante atl¨¦tico). Y all¨ª estaba ¨¦l, subiendo y bajando la duna, con los pantalones subidos hasta los codos, como le gustaba. La bola estaba a 120 metros del green, con una brisa del mar irland¨¦s azotando el campo con fuerza. Cogi¨® un hierro 5 y no apunt¨® al green, sino que golpe¨® contra el viento. La bola se abr¨ªa y se abr¨ªa y yo no la pod¨ªa ver, pero o¨ª un grito de entusiasmo como si hubiera llegado muy cerca de la bandera. Aquello era magia. El golf ya nunca iba a ser lo mismo para este joven ingl¨¦s. Ni para nadie m¨¢s.
Tres a?os despu¨¦s, Seve gan¨® el Open Brit¨¢nico en el campo del Royal Lytham y, en el ¨²ltimo d¨ªa, en el hoyo 16, la bola se fue al aparcamiento (no al del campo, sino a otro, como se encargaba Seve de recordar). Unos 15 minutos m¨¢s tarde, despu¨¦s de que se hubieran movido algunos coches, mand¨® la bola por encima de la grada, hizo par y gan¨® el Open.
En 1980, Ballesteros fue el primer europeo que gan¨® el Masters de Augusta en un campo que para los jugadores de Estados Unidos era su jard¨ªn. Y transform¨® la Copa Ryder, que hasta entonces era un torneo entre los estadounidenses y los brit¨¢nicos. Hasta que Nicklaus habl¨® con las autoridades y les dijo: ¡°Dejen jugar a este chico, que es el mejor¡±. Al equipo brit¨¢nico se le unieron jugadores de Irlanda en 1973 y, posteriormente, tambi¨¦n jugadores del resto de Europa a partir de 1979. Ballesteros gan¨® cinco veces la Ryder, la ¨²ltima en 1997, como capit¨¢n, en la m¨¢gica edici¨®n de Valderrama.
Ha habido golfistas que han ganado m¨¢s que Ballesteros, pero nadie ha dejado su legado. Tiger Woods y Sergio Garc¨ªa, por ejemplo, son casi atletas que han mandado la bola donde han querido. Pero ninguno ha tenido el swing de Seve. Ha sido un David Copperfield sin truco. Muchos han intentado imitarlo sin ¨¦xito. Todos quisieron jugar como ¨¦l. Lo mismo sucedi¨® con Ali: todos quer¨ªan boxear como ¨¦l, pero nadie lo consigui¨®.
En el Reino Unido, Seve lo fue todo. Hasta un sex symbol. Los due?os pon¨ªan su nombre a las mascotas. Fue considerado el quinto Beatle. Ahora que se cumple un a?o de su muerte, recordamos que su legado es grandioso. Ese chico nacido en Pedre?a hace 55 a?os cambi¨® el mundo.
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