La vida en cinco sets

¡°Ver eso me dio alas¡±. Tras observar c¨®mo el rumano Hanescu sacaba la lengua fuera, c¨®mo ya apenas corr¨ªa, Pablo And¨²jar levanta los brazos al final del marat¨®n de su primera ronda (6-1, 2-6, 1-6, 6-3 y 6-1 en 3h3m). El n¨²mero 36 mundial hab¨ªa perdido los tres duelos en los que hab¨ªa apurado las cinco mangas en un grande. ¡°Y aunque no lo quer¨ªa pensar, lo ten¨ªa presente. En esa situaci¨®n, te dices: ¡®Llevo horas aqu¨ª, queda un set, lo doy todo aunque me enrampe (tenga calambres) y no pueda m¨¢s¡¯. La victoria fue una liberaci¨®n para el espa?ol, que ahora jugar¨¢ con el suizo Wawrinka. Los grandes, con sus cinco sets, premian la cabeza, el deseo y las piernas. Frente a las tres mangas del resto de torneos, m¨¢s propensas a las sorpresas porque dan una gran ventaja a los que se apuntan la primera, la lejana l¨ªnea de llegada de los cinco parciales selecciona siempre al m¨¢s fuerte. En Par¨ªs, a cinco sets y bajo un calor de horno, solo sobreviven los mejores.

¡°Y yo¡±, cont¨® Juan Carlos Ferrero tras eliminar 6-1, 6-4 y 6-3 al local Dasnieres; ¡°me miro en el espejo, y cuando entro en la pista no pienso en si soy joven o no. Sab¨ªa que mi contrario no tiene mucha experiencia en este tipo de torneos¡±, a?adi¨® a los 32 a?os, curtido en mil batallas a cinco mangas. ¡°Yo estoy falto de ritmo, de jugar puntos, y se nota en que mezclo buenos puntos con dos fallos tontos. No es falta de piernas, sino de ritmo de bola viva, pero con dos sets de ventaja sab¨ªa que era dif¨ªcil no ganar el partido¡±, cerr¨® tras disputar su decimotercer partido de 2012. M¨¢s claro lo dijo su adversario: ¡°?Eran tan duros los peloteos!¡±, se lament¨®, ahogado ante la posibilidad de tener que estirar el debate hasta la quinta manga.

La experiencia, el recuerdo de su t¨ªtulo parisino de 2003, llev¨® hasta el triunfo a Ferrero. Hay ocasiones en los que los recuerdos son la mejor gasolina. En otras, pueden tener el efecto de una losa, grilletes que atenazan las piernas.

Le ocurri¨® al estadounidense Andy Roddick, tantas veces derrotado en la Suzanne Lenglen, la pista m¨¢s lenta de Par¨ªs, una trampa para ¨¦l, que necesita la velocidad como el ox¨ªgeno: en esa pista volvi¨® a inclinarse a la primera, esta vez ante el local Mahut (6-3, 6-3, 4-6 y 6-2). "Me mov¨ª horriblemente", dijo. Le pas¨®, tambi¨¦n, a Albert Monta?¨¦s. En 2011, el espa?ol se despidi¨® incre¨ªblemente ante el italiano Fognini, que no pod¨ªa ni moverse, lesionado como estaba, y perdi¨® as¨ª la oportunidad de jugar los cuartos. En 2012, enfrentado al gigantesco Del Potro, seguramente en su cabeza se repitieron esas escenas: con el argentino lesionado en la rodilla izquierda, vendada y atendida en dos ocasiones por el fisioterapeuta, Monta?¨¦s no encontr¨® un plan de juego con el que explotar la falta de movilidad de su contrario. Se inclin¨® 2-6, 7-6, 2-6 y 1-6.

En ese duelo, la victoria volvi¨® a se?alar a un tenista que gestiona con maestr¨ªa las cinco mangas de los grandes. Los torneos del Grand Slam no solo exigen de la t¨¦cnica, tambi¨¦n piden del coraz¨®n, la cabeza y el alma. El argentino lo sabe mejor que muchos. Incluso con pierna y media, Delpo sigue siendo el campe¨®n del Abierto de Estados Unidos 2009.