Torres toma la delantera

Espa?a invirti¨® la trama ante Irlanda y sell¨® la goleada del campeonato con delanteros y sin ellos. Torres abri¨® el camino que no encontr¨® al final ante Italia y Cesc, el remedio en el primer partido, puso el cierre cuando la selecci¨®n ya no ten¨ªa ning¨²n ariete. M¨¢s que un debate, dos v¨ªas distintas que Del Bosque ha manejado como ha considerado oportuno, se?al de que el seleccionador no es un inmovilista. Defendi¨® su sistema tras el empate con Italia y no tuvo reparos en alterar ligeramente la hoja de ruta. El destino le hizo un gui?o y Torres y Cesc, los que simbolizan de alguna manera una senda u otra, ya llevan dos goles cada uno.

La portada de la jornada fue para Torres, por lo que significa para Espa?a su nuevo despunte en un gran campeonato. El Ni?o, frenado en su madurez futbol¨ªstica, se gan¨® esta vez la confianza inicial de Del Bosque, que le ten¨ªa como plan A frente a Irlanda, tras ser el B en el deb¨². Si Cesc respondi¨® en el primer partido con un gol de titular, anoche lo hizo con otro como suplente. Torres hab¨ªa tenido su turno y en apenas cuatro minutos puso a Espa?a en ventaja tras una jugada entre Iniesta y Silva, los mismos que produjeron el tanto ante los italianos, y que tambi¨¦n se asociaron para brindar al Ni?o su segundo de la noche. En el primero, Torres maniobr¨® como era. Potente y perspicaz, le birl¨® la pelota a Dunne, un central forrado para el rugby, amag¨® a otro zaguero irland¨¦s y revent¨® la pelota contra la red. Un gol muy de delantero, fruto de la voracidad, la explosividad y la contundencia en el remate. En el segundo, el Torres m¨¢s reconocible: a la carrera, sin nadie a rebufo, y preciso en la definici¨®n. Mucho de lo que el madrile?o ten¨ªa hasta que se mud¨® de Liverpool a Londres, donde le ha podido un cierto mal de altura, abrumado por su disparatado coste. El f¨²tbol no siempre es amn¨¦sico y Espa?a, con Del Bosque al frente, le ha puesto el div¨¢n perfecto. La selecci¨®n le necesita tanto como ¨¦l precisa recobrar la dicha.

Torres, con sus desmarques por el frente de ataque, sacudi¨® de su zona a los defensas y, como el seleccionador hab¨ªa reclamado, Arbeloa y Jordi Alba no se contuvieron

Si en el estreno, con seis centrocampistas, Del Bosque quiso controlar el juego antes de descorchar el partido en el ¨²ltimo tramo con Torres y Navas, contra los irlandeses no se demor¨®. Torres, con sus desmarques por el frente de ataque, sacudi¨® de su zona a los defensas verdes y, como el seleccionador hab¨ªa reclamado, Arbeloa y Jordi Alba no se contuvieron. Con recorrido los laterales, Silva e Iniesta pudieron ejercer de volantes. Lo dem¨¢s fue cosa de Xavi y Alonso que, con Busquets de centuri¨®n, dieron todo el palique a la pelota. Un martirio para los chicos de Trapattoni, obligados a sudar como regaderas. Poco m¨¢s que orgullo y abnegaci¨®n tiene el grupo irland¨¦s, que amag¨® de inicio con un remate de Cox que desvi¨® Casillas y ya apenas pudieron echar un vistazo al capit¨¢n espa?ol. Given, su colega, no tuvo un respiro.

As¨ª es esta Espa?a, nada dogm¨¢tica, con mayor o menor acierto, pero con m¨¢s de una partitura. No importa un leve retoque al sistema

Por encima de los sistemas, Espa?a, con su excelente factor¨ªa de jugadores, recuper¨® la expresividad de su juego. Lo que su contenci¨®n inicial e Italia le negaron no tuvo remedio para Irlanda, donde Trapattoni no ha podido reproducir el modelo del calcio. Imposible de exportar a un pa¨ªs con menos rango futbol¨ªstico y mucho menos vivero. Bast¨® que Espa?a ocupara con racionalidad los espacios, tuviera movilidad y custodiara el bal¨®n con la cadencia que le caracteriza para que el encuentro se disputara solo en direcci¨®n a la porter¨ªa de Given. Torres, tras una cesi¨®n de Arbeloa, estuvo a un paso del doblete y se sucedieron las ocasiones. Pero no es Espa?a un equipo que produzca goles en proporci¨®n a su juego (27 remates ayer). Nunca perdi¨® manejo, pero el segundo se hizo moroso y el f¨²tbol es traidor.

El alivio casi definitivo fue cosa de Silva. El canario, en la l¨ªnea de esta selecci¨®n, tiene un rasgo diferenciador. En todo su repertorio, y se apreci¨® de maravilla en el gol. Tras varios rechaces en el ¨¢rea, la pelota descans¨® a sus pies en el punto de penalti, en un microespacio, con varios machotes a su alrededor. Donde cualquiera hubiera sufrido un ataque de p¨¢nico, Silva par¨® el reloj, y emboc¨® por una rendija, con un toque tan delicado como el de un jugador de billar. El espejo de Espa?a, un equipo m¨¢s predispuesto para lo fino que para lo grueso. Quebrada definitivamente Irlanda, el grupo de Del Bosque fue cumpliendo paso a paso con lo proyectado. Al seleccionador le gusta que, al menos en la primera fase, participen el mayor n¨²mero posible de jugadores. El marcador le permiti¨® que Javi Mart¨ªnez y Cazorla tuvieran su tiempo. Y, como si fuera una se?al divina, Cesc, tras un significativo cambio por Torres, cerr¨® el resultado. Una goleada abierta por un ariete y abrochada por un centrocampista cuando ya no hab¨ªa delanteros puros.

As¨ª es esta Espa?a, nada dogm¨¢tica, con mayor o menor acierto, pero con m¨¢s de una partitura. No importa un leve retoque al sistema. A partir de una idea que nadie discute, son los jugadores quienes deben evitar la ret¨®rica cuando no hay delanteros ni ir por la directa cuando los hay. Con uno u otro modelo, lo que distingue a Espa?a es c¨®mo encuentra los espacios. Con otra movilidad, nada que ver con el primer tiempo ante Italia, ayer los vio por todos los rincones.