Streltsov, el delantero que ¡®muri¨®¡¯ en el Gulag
El sovi¨¦tico, que fue oro ol¨ªmpico, no jug¨® el torneo de 1964 tras pasar cinco a?os encarcelado y realizar trabajos forzados
Le llamaban el Pel¨¦ blanco, pero los obreros de la Zil, la f¨¢brica madre de su equipo de f¨²tbol, el Torpedo, no estaban de acuerdo: ¡°Si Pel¨¦ bebiese tanto caf¨¦ como vodka bebe Streltsov, morir¨ªa¡±. La vida del delantero sovi¨¦tico (1937-1990) est¨¢ resumida en el t¨ªtulo de un libro: Mujeres, Vodka y Gulag,del italiano Marco Iaria. El ariete fue campe¨®n ol¨ªmpico en 1956, se clasific¨® s¨¦ptimo en el Bal¨®n de Oro de 1957, debut¨® con un triplete goleador en la selecci¨®n sovi¨¦tica, y no se enfrent¨® a Espa?a en la final de la Eurocopa de 1964 porque ya no se atrev¨ªa a beber, tratar con las mujeres y llevar el pelo cortado como los chavales brit¨¢nicos: tras cargar troncos a 40 grados bajo cero, trabajar en la transformaci¨®n de uranio para un reactor nuclear o deslomarse en una mina de granito, ya no era el mismo. A¨²n ten¨ªa prohibido competir profesionalmente. A los 20 a?os, hab¨ªa sido declarado culpable de una violaci¨®n que nunca qued¨® clara y se hab¨ªa pasado cinco a?os preso del Gulag, el duro sistema de trabajos forzados sovi¨¦tico.
Le consideraban el Pel¨¦ ruso, pero en realidad ten¨ªa m¨¢s que ver con George Best
¡°Aquellos cinco a?os en el Gulag le cambiaron profundamente¡±, explica Iaria. ¡°Antes era una chico radiante, a veces arrogante, al que no le importaban las buenas maneras. Con aquel look, con el pelo a lo teddy boy [subcultura brit¨¢nica conocida por su forma de vestir], estaba muy lejos de la imagen severa del joven sovi¨¦tico. Parec¨ªa un chico de Londres o Nueva York. Tras el Gulag, sus noches de sexo y alcohol se redujeron notablemente¡ En resumen, fue domesticado por el r¨¦gimen¡±.
Tiene la enfermedad de una estrella: fuma, bebe, provoca peleas¡±, escribi¨® el diario ¡®Pravda¡¯
Ese car¨¢cter ejemplarizante, icono puesto de rodillas como aviso a navegantes, permanece en las hemerotecas (¡°Enfermedad de una estrella: fuma, bebe, provoca peleas¡±, escrib¨ªa el Pravda, diario oficial del r¨¦gimen) y se estudia tambi¨¦n en las facultades. ¡°A pesar de verse suavizada respecto a los a?os 40, la prisi¨®n sovi¨¦tica mantiene un fuerte car¨¢cter reeducador, centrado en deportaciones y campos de trabajo en esos a?os 50 y 60¡±, resume Gutmaro G¨®mez, doctor en historia especializado en Historia penal y penitenciaria en los siglos XIX y XX. ¡°Al igual que escritores, artistas e intelectuales, la vida privada de los deportistas era controlada milim¨¦tricamente¡±, a?ade.
Ni Kremlin ni KGB
Al Pel¨¦ ruso le lleg¨® muy pronto el momento de enfrentarse a la extra?a realidad sovi¨¦tica. A los 17 a?os, cuando jugaba en el Torpedo de Mosc¨², y ya hab¨ªa debutado con la selecci¨®n absoluta (con un ¡®hat trick¡¯, las autoridades rusas le instaron a que fichara por el CSKA, el equipo del Gobierno, o por el Dinamo de Mosc¨², el equipo de la KGB. Streltsov ni lo dudo. A¨²n sin la mayor¨ªa de edad, decidi¨®... que no jugaba con ninguno de los dos y que segu¨ªa en el Torpedo. As¨ª comenzaron sus problemas. La sombra sovi¨¦tica era muy alargada y aquel acto de fe fue entendida por el Gobierno como un acto de soberbia, surgieron muchos de sus problemas posteriores. Aunque ¨¦l,con su forma de ser puso mucho de su parte. Fue una estrella fundida por el r¨¦gimen.
Eduard Streltsov no era un futbolista cualquiera. Gabriel Hanot, editor de L¡¯?quipe, hab¨ªa dicho de ¨¦l que ten¨ªa ¡°la estatura de un semidi¨®s¡±. Llenaba estadios en Rusia, donde le pretend¨ªan los grandes equipos de Mosc¨², igual que algunos conjuntos de Inglaterra y de Suecia.
¡°Su vida explica la paranoia de la dictadura comunista¡±, coincide Iaria; ¡°porque no hac¨ªa propaganda anticomunista, su anticonformismo no ten¨ªa fines pol¨ªticos, solo quer¨ªa comportarse como cualquier chico de occidente, y por eso acab¨® siendo considerado enemigo del pueblo¡±, sigue. ¡°Aquellos campeones del deporte, en la URSS como en otros pa¨ªses comunistas, ten¨ªan una doble misi¨®n: vencer para contribuir a la supremac¨ªa del sistema sovi¨¦tico y ser ejemplo para las j¨®venes generaciones. En los a?os 50 y 60, el f¨²tbol se hab¨ªa convertido en un fen¨®meno de masas, y los funcionarios del partido comunista no quer¨ªan correr el riesgo de que los j¨®venes siguieran el ejemplo negativo de Streltsov, un ¨ªdolo¡±.
Tras pasar por el Gulag, el punta acab¨® volviendo a la selecci¨®n y se convirti¨® en el cuarto m¨¢ximo goleador de la historia del equipo pese a una ausencia de ocho a?os: marc¨® 25 tantos en 38 partidos, fue elegido el mejor futbolista sovi¨¦tico en 1967 y 1968 y gan¨® una Liga y una Copa con su equipo, el Torpedo (99 tantos en 222 encuentros). En una ¨¦poca en la que el f¨²tbol sovi¨¦tico era orden y mecanismos prefabricados, ¨¦l era un verso suelto dentro y fuera de la cancha, con sus taconazos y sus fiestas.
Streltsov muri¨® de un tumor en un pulm¨®n. Hoy el estadio del Torpedo lleva su nombre, y una moneda conmemorativa y dos estatuas le recuerdan. Le dec¨ªan Pel¨¦, pero si hubiera nacido m¨¢s tarde le hubieran dicho George Best: ¡°Fue uno de los rebeldes de la historia del f¨²tbol¡±, resume Iaria. ¡°Una especie de Best con una profunda diferencia: Best vivi¨® en la libertad del Reino Unido y Strelsov se las tuvo que ver con el r¨¦gimen sovi¨¦tico, que hasta la ¨¦poca del deshielo toler¨® mal las desviaciones del modelo del perfecto hombre socialista¡±.
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