Una moneda al aire
Un desborde alto de Robben, un freno y un taco para la pasada y el centro de Van der Wiel auguraban muchas emociones. Apenas corr¨ªan tres minutos y Portugal intentaba despertar al partido antes de que Holanda activara por completo el circuito superofensivo que present¨® ayer con Van der Vaart, Sneijder, Robben, Van Persie y Huntelaar. Tras ese vibrante comienzo y ese conglomerado de talento alrededor del ¨¢rea, parec¨ªan inevitables los goles. El primero lleg¨® a los 11, tras otro desdoblede Van der Weil sobre Robben que utiliz¨® este ¨²ltimo para frenar y habilitar la perfecta media distancia en dos toques de Van der Vaart.
Sinti¨® el gol Portugal, que ya no dorm¨ªa y atacaba tambi¨¦n con Nani, Cristiano, Meireles y Postiga, forzado, a su vez, por la esperanza de Dinamarca y la incertidumbre sobre una Alemania clasificada en un partido que no pod¨ªa ver. Si normalmente solemos quejarnos cuando a menudo nos toca mirar partidos cerrados y sin opciones de gol, aqu¨ª el mediocampo era un desierto. Ha habido, en esta Eurocopa, partidos mejores, pero seguramente no m¨¢s abiertos que el fren¨¦tico golpe por golpe que intercambiaron Holanda y Portugal: a los 15 minutos, Cristiano; a los 16, Postiga; a los 19, Meireles; a los 26, Sneijder... A esas alturas, hab¨ªa, sin embargo, un matiz. Superada la vor¨¢gine inicial, Portugal organizaba mucho mejor la presi¨®n y el marcaje tras las p¨¦rdidas del bal¨®n. Holanda, en cambio, parec¨ªa entregada a la calidad y resoluci¨®n de sus piezas ofensivas y luc¨ªa una peligrosa despreocupaci¨®n por las vigilancias y las marcas en el centro.
Para los holandeses, el triunfo era un doble o nada con cinco delanteros que dejaron vac¨ªos el mediocampo y, finalmente, la puntuaci¨®n
Lo que le suced¨ªa a Holanda era que, en el intercambio de golpes, los regresos eran cada vez m¨¢s frecuentes que los avances. Uno de ellos lo aprovech¨® Cristiano, a los 28 minutos, tras clavarse como un rayo en el ¨¢rea, quebrando la l¨ªnea de Van der Wiel, a pase de Jo?o Pereira. A la media hora, Cristiano era un gigante que la defensa naranja no pod¨ªa parar ni por abajo ni por arriba y Nani abusaba de un Van der Vaart, descontextualizado en labores defensivas. El primer tiempo se escap¨® con Portugal clasificada y sinti¨¦ndose superior.
Cuando empez¨® el segundo, Holanda, a pesar de sus dos derrotas y sus inconsistencias defensivas, todav¨ªa depend¨ªa de s¨ª misma. Sin embargo, Van Marwijk no pareci¨® encontrar en el entretiempo la medicina para resolver los s¨ªntomas. Portugal disfrutaba de las mismas facilidades para organizar partidas desde la mitad de la cancha hacia delante. Era l¨®gico que, a medida que Holanda apoyara por el paso del tiempo su arriesgado plan, aumentar¨ªa su exposici¨®n defensiva. Fue predecible el gol de Cristiano a los 74 minutos, cuando solo unos segundos antes lo hab¨ªa tenido Nani. La victoria era para Holanda ya no una b¨²squeda ordenada, sino una loter¨ªa. Un doble o nada en la moneda al aire de cinco delanteros que dej¨® vac¨ªo tanto el mediocampo como el casillero de la puntuaci¨®n.
Dinamarca ya hab¨ªa perdido con Alemania cuando Portugal festej¨® su clasificaci¨®n para los cuartos. Merecida.
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