?Ser¨¢ Greipel el bos¨®n de Higgs?
El alem¨¢n se impone al sprint en una etapa marcada por la ca¨ªda de Cavendish a tres kil¨®metros de meta y una escapada de 200 kil¨®metros
En Ru¨¢n hay que comer fresas en el desayuno y cenar ostras con champagne. Las fresas normandas que cultivaba de chaval Jacques Anquetil en los campos de Quincampoix en las afueras de Ru¨¢n, junto al padre Sena; el champagne que beb¨ªa cuando campe¨®n ciclista las noches de carrera. ¡°Y una cerveza, t¨®mate una cerveza¡±, apunta por tel¨¦fono desde lejos Julio Jim¨¦nez, que le quer¨ªa mucho, como tambi¨¦n le veneraba Luis Oca?a pues encarnaba la bondad, la generosidad y la modernidad transgresora. ¡°Que a Jacques le gustaba tomarse una cerveza o dos durante las etapas, en vez de agua. Y los percebes tambi¨¦n le gustaban, pero no hab¨ªa en Francia¡±.
Un d¨ªa en Santander, despu¨¦s de comernos en el Rhin unos percebes con un vasito de blanco, Julio Jim¨¦nez, que corri¨® contra Anquetil, para Anquetil, con Anquetil ¡ª¡°y Anquetil corri¨® para m¨ª: fue mi gregario en un Giro y a m¨ª se me ca¨ªa la cara de verg¨¹enza, un hombre que hab¨ªa ganado cinco Tours esper¨¢ndome cuando pinchaba o me cortaba¡¡±¡ª, Anquetil le dijo, Julio, tengo c¨¢ncer de est¨®mago, me van a operar y dejarme un est¨®mago peque?ito, peque?ito, ya no podr¨¦ comer y beber a gusto. ¡°Me lo dijo as¨ª de simple y me pareci¨® como un ni?o peque?o¡±.
¡°Solo perdi¨® un poco de piel¡±, tranquilizaron desde el Sky tras el golpe del brit¨¢nico
Era en 1985. A finales de 1987, en noviembre, hace 25 a?os mor¨ªa el Mozart del ciclismo, una IBM, un avi¨®n a reacci¨®n, un alambique, como le defini¨® su director, a¨²n vivo en Clermont Ferrand, Rapha?l Geminiani. ¡°Estaba con el ¨²ltimo de sus tres amores, su nuera Dominique [antes y contempor¨¢neamente, hab¨ªan estado, estaban, Jeanine y su hijastra, Annie], embarazada, y le tocaba la barriga y me dijo: ¡®Solo espero ver nacer a mi hijo¡¯. A eso lleg¨®¡±.
Sin mostrar se?ales de respeto hacia el gran Anquetil ¡ªla m¨¢xima transgresi¨®n: el l¨ªder Cancellara no bebe del bid¨®n sino, fino, agua San Pellegrini, ligeramente gaseada y burbujeante, pero no champagne¡ª, y no con un hombre en solitario que ser¨ªa el homenaje al maestro del esfuerzo en solitario y su joroba, a Ru¨¢n desde la costa, llev¨¢ndole la contraria al Sena lleg¨® el pelot¨®n a media tarde. Llegaban tarde: unas horas antes un tipo en France Info ya narr¨® los ¨²ltimos kil¨®metros de la etapa, o eso parec¨ªa, o eso se entend¨ªa. Hablaba de aceleraci¨®n, de una colisi¨®n de la que saldr¨ªa, de la que sobrevivir¨ªa, una part¨ªcula subat¨®mica. La met¨¢fora estaba clara, part¨ªcula subat¨®mica en el pelot¨®n de ahora solo hay una, o dos si nos ponemos as¨ª, o Cavendish con su casco amarillo de hormiga at¨®mica o Peter Sagan, con su fuerza de aceleraci¨®n at¨®mica. Pasados unos minutos de perplejidad, pues era mediod¨ªa y el pelot¨®n acababa de salir con sol y buen tiempo de Abbeville para recorrer la costa de ?palo hasta la boca del Sena, el informador radiof¨®nico precis¨® que era as¨ª como en el CERN hab¨ªa llegado a descubrir el bos¨®n de Higgs, la part¨ªcula que cierra el puzle de las fuerzas de lo infinitamente peque?o entre quarks, leptones, electrones y fotones.
¡°Me encuentro con ganas de hacer un buen Tour¡±, asegura Luis Le¨®n
Que no hablaba de la etapa del Tour qued¨® a¨²n m¨¢s claro por la tarde cuando, a menos de tres kil¨®metros de la meta, las part¨ªculas ciclistas, tras la fase de aceleraci¨®n que coloc¨® al pelot¨®n (conjunto de fuerzas de todo tipo actuando sobre los ciclistas) a m¨¢s de 60 por hora, de la colisi¨®n consiguiente no surgi¨® imparable Cavendish, pobrecito, su arco¨ªris hecho unos zorros del rozamiento brusco con el asfalto rugoso y ardiente ¡ª¡°solo perdi¨® un poco de piel", tranquiliz¨® al mundo su jefe de prensa en el Sky¡ª, sino una veintena con mayor¨ªa del Lotto que lanz¨® al ¨¦xito inevitable al fort¨ªsimo Andre Greipel, cuyas formas ciclistas m¨¢s que a una part¨ªcula subat¨®mica hacen recordar al eslab¨®n perdido. ?Ser¨¢ as¨ª, entonces, el bos¨®n de Higgs?
Quienes no lo son, seguro, Luisle y Tony Martin, amigables compa?eros mancos y amigos de la desaceleraci¨®n que desde que se da?aron la mu?eca el segundo d¨ªa andan a cola con miedo en las frenadas para no entorpecer al pelot¨®n. ¡°Ma?ana me quitan ya la f¨¦rula¡±, dijo el murciano sonriente siempre. ¡°Este entrenamiento me est¨¢ viniendo bien. Me encuentro con ganas de hacer un buen Tour¡±.
Pr¨®logo: Las variaciones Cancellara
Primera etapa: Los domingos generosos
Segunda etapa: Contra la melancol¨ªa, Cavendish
Tercera etapa: La construcci¨®n del personaje Sagan
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