Luis Le¨®n, la memoria gen¨¦tica y el instinto
El murciano de Mula logra al tercer intento su cuarta victoria en el Tour, mientras por detr¨¢s, el lanzamiento de clavos en la carretera provoca m¨¢s de 30 pinchazos en la ¨²ltima ascensi¨®n
![Carlos Arribas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe3f9d365-91a0-4554-a5c4-70f3bf1ea029.png?auth=e6426bc0be73ca7a1a032b8f3a5a8f5479303facc987fc5270aa197eb094c06b&width=100&height=100&smart=true)
![Luis Le¨®n S¨¢nchez celebra su victoria de etapa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6P7OIMZ3RFV63THADRKBEW77SM.jpg?auth=7f77e3544a0c17d86ff888120b241257b19802f8061432c38527b08606778086&width=414)
Antes de bajar del autocar, Valverde se pone de puntillas para mirarse en el retrovisor del conductor. Quiere verse guapo. Nadie se lo dice ¨²ltimamente. Necesita sentirse querido, corre para que le quieran, como otros escriben, pero le dicen otras cosas. Le dicen, por ejemplo, que para recuperar la moral y la autoestima lo mejor es hacer algo bien, meterse en la fuga del d¨ªa, por ejemplo. Y ya puestos, ganar la etapa. ¡°Si yo lo intento, pero es muy dif¨ªcil¡±, dice Valverde, quien le podr¨ªa pedir prestado el manual a su paisano y amigo Luis Le¨®n S¨¢nchez, un especialista, que se llev¨® ayer los elogios, los gritos de guapo ¡ªcada vez m¨¢s Chet Baker, tan chupado¡ª, y el estremecimiento de placer de entrar en una ciudad rendida a sus pies solo y vencedor glorioso.
Quien est¨¢ para ser gordo, engorda, as¨ª funciona el cuerpo, por mucha capacidad de adaptaci¨®n que tambi¨¦n se permita. Como las c¨¦lulas del cuerpo humano, las mol¨¦culas del pelot¨®n, los corredores, tienen memoria gen¨¦tica propia, un recuerdo heredado de cosas no vividas, ni siquiera o¨ªdas, que se manifiesta en un comportamiento fijo ante determinados acontecimientos. Cuando la respuesta es colectiva, lo llaman c¨®digo, como el que se aplic¨® en la cima del bien llamado Muro de P¨¦gu¨¨re, cuando la epidemia de pinchazos y el patr¨®n de amarillo, Brad Wiggins, mand¨® parar.
Pinch¨® Evans, pobre, siempre ¨¦l, y como sus gestos desesperados pidiendo una rueda, una rueda, a un coche que no llegaba; los de los miembros de su equipo cuando al final lleg¨® la rueda, y hasta un coche lleno de bicicletas y empezaron a cambi¨¢rsela, los de sus compa?eros que se tiraban de la bici sobre la marcha para auxiliarle; eran tan desmesurados y acelerados, todo pareci¨® de pronto una secuencia de una pel¨ªcula de Charlot.
Pinch¨® Evans, pobre, siempre ¨¦l, con sus gestos desesperados pidiendo una rueda, a un coche que no llegaba; todo pareci¨® de pronto una secuencia de una pel¨ªcula de Charlot
Las risas en la sala de prensa duraron nada, lo que se tard¨® en descubrir que, como Evans, 30 m¨¢s, y que algunos, como el pobre Kiserlovski, se hab¨ªan ca¨ªdo despu¨¦s de pinchar tambi¨¦n al comienzo del descenso del horrible Muro. La compasi¨®n dio lugar inmediatamente a la indignaci¨®n, al saberse que unos clavos de tapicero, negros, de ancha cabeza, lanzados al asfalto por manos desconocidas, y con intenciones ignotas m¨¢s all¨¢ de la de hacer da?o, hab¨ªan sido los causantes de los pinchazos. Gracias a ello, la epidemia fue una de cebolletas eminentes en la sala de prensa. Ninguno record¨® haber vivido lo que pas¨® en el Tour de 1904, tantos clavos, pero s¨ª los tiempos, ya en los a?os 30, en que los espectadores del Giro provocaban pinchazos para robar a los ciclistas.
Y de la misma manera vari¨® el juicio al comportamiento del grupo de cabeza, los no pinchados, que, c¨®digo obliga, decidieron esperar a que todos se reintegraran. Cuando se cre¨ªa que era solo Evans el afectado, se alab¨® la nobleza de Wiggins (el antiContador, aquel que atac¨® al enemigo averiado), se pens¨® tambi¨¦n en la soberbia que encerraba el gesto ¡ªun decirle: Cadel, eres un ex, eres el dorsal n¨²mero uno, y por eso paramos, pero tambi¨¦n en este gesto entender¨¢s que no necesito atacarte a traici¨®n para ganarte el Tour¡ª, y tambi¨¦n en la falta de sangre de los chicos nuevos. Despu¨¦s, con el conocimiento, toda la ira se concentr¨® contra Pierre Rolland, quien siguiendo, quiz¨¢s, la memoria gen¨¦tica, transmitida v¨ªa voces de pinganillo, de su director, Bernaudeau, atac¨®, y dos veces, cuando todos estaban parados. ¡°Qu¨¦ triste¡±, dijo Wiggins. ¡°Qu¨¦ feo¡±, dijo Zubeldia. ¡°Lo siento, no sab¨ªa nada¡±, dijo Rolland, quien no iba a ninguna parte, pues la fuga en la que mandaba Luis Le¨®n hab¨ªa pasado ya hac¨ªa 18 minutos.
Cuando la memoria gen¨¦tica act¨²a de forma individual, se habla de instinto. A 11 kil¨®metros de la meta, ante una peque?a cuesta, mientras Sagan, que m¨¢s que memoria luce desmemoria ¡ªexhibe sus tremendas fuerzas en P¨¦gu¨¨re, con lo que asusta a sus compa?eros de fuga, Luisle, Casar, Gilbert y Gorka Izagirre, mientras los maestros dicen que siempre hay que hacer creer que se est¨¢ peor de como se est¨¢¡ª, se despista tomando una glucosa, el de Mula ataca fuerte, escuadra los codos, agarra al rev¨¦s las manetas del freno y apoya las mu?ecas en el manillar.
El golpe justo en el momento justo, una demostraci¨®n de arte. Detr¨¢s, ni Gorka ni Casar aceleran, pues saben que ser¨ªa llevar en carroza a Gilbert y Sagan, m¨¢s r¨¢pidos; y estos no quieren gastar ni un ¨¢tomo de las fuerzas que necesitar¨¢n en el sprint. Mientras, Luisle, que esta vez ha necesitado tres intentos, ¨¦l que suele hacerlo siempre a la primera, y la cercan¨ªa del sur, la luz gris, lechosa de los Pirineos ayer, vuela hacia el estremecimiento, hacia su cuarta victoria de etapa en los cinco ¨²ltimos Tours, su especialidad.
Pr¨®logo: Las variaciones Cancellara
Primera etapa: Los domingos generosos
Segunda etapa: Contra la melancol¨ªa, Cavendish
Tercera etapa: La construcci¨®n del personaje Sagan
Cuarta etapa: ?Ser¨¢ Greipel el bos¨®n de Higgs?
Quinta etapa: Y una monta?a en San Quint¨ªn
Sexta etapa: Una guerra de guerrillas
S¨¦ptima etapa: El 'nuevo ciclismo' toma el poder
Octava etapa: Wiggins y sus 'enemigos'
Novena etapa: Wiggins, un Indurain muy locuaz
D¨¦cima etapa: Los maquis del Grand Colombier
Und¨¦cima etapa: Cuando el segundo es mejor que el primero
Duod¨¦cima etapa: Pedaleando en la luz
Decimotercera etapa: 14 de julio en S¨¨te con Wiggins
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