¡®?Vive Saint Federic¨®!¡¯
En el 53? aniversario del Tour de Bahamontes, quienes conquistan los Pirineos son los ciclistas franceses
Embargado por la emoci¨®n de un jour de gloire, otro, para el ciclismo franc¨¦s, el locutor de la televisi¨®n francesa compara a Thomas Voeckler, salve, h¨¦roe ganador, con Jean Robic, cabeza de cuero, que tambi¨¦n era peque?o y era feroz y testarudo, y quien en 1947 tambi¨¦n atraves¨® los Pirineos de lado a lado pasando el primero por los cuatro grandes, Aubisque, Tourmalet, Aspin y Peyresourde. ¡°Igual que Robic, pero con una diferencia¡±, precisa su asesor, el hist¨®rico historiador Jean Paul Ollivier. ¡°Que la traves¨ªa de cabeza de cuero comenz¨® en Luchon y termin¨® en Pau y la de Titi, la de Chochou (que de ambas maneras llam¨® a Voeckler), ha sido a la inversa, de Pau a Luchon¡±.
El sabio Ollivier, bi¨®grafo de Federico Bahamontes tambi¨¦n, podr¨ªa haber a?adido otro detalle: cuando Robic termin¨® la etapa, esprintando, se lanz¨® al suelo y sin perder tiempo se sent¨® en el suelo con un reloj para calcular el tiempo que hab¨ªa sacado al pelot¨®n y al l¨ªder, Ren¨¦ Vietto (fueron m¨¢s de 10 minutos), pues su lucha era la victoria en la general (lo que finalmente consigui¨® el ¨²ltimo d¨ªa, camino de Par¨ªs) y no solo ganar la etapa o ser rey de la monta?a (que no consigui¨®). Feliz narrador de su haza?a (¡°he disputado cuatro etapas en una¡±, dijo el franc¨¦s, ¡°cada puerto ha sido una batalla¡±) y vestido de lunares termin¨® Voeckler la jornada, una etapa que gan¨® y celebr¨® sin esprintar en las ¨²ltimas calles, sin pensar en el tiempo, en la general, solo en el aplauso, en la emoci¨®n del p¨²blico rendido y de la victoria. Y uno de los primeros abrazos que recibi¨® fue el de Richard Virenque, el plusmarquista de reinados de la monta?a (siete), quien le dijo ¡°superb, Thomas¡±, al que reconoci¨® como su heredero.
¡°He disputado cuatro etapas en una, cada puerto ha sido una batalla¡±, dijo Voeckler
Ya Federico Bahamontes, en sus tiempos, hac¨ªa lo que hac¨ªa Voeckler. Lo hizo un par de a?os y lo hac¨ªa con su clase. Coronaba un puerto el primero, el Tourmalet por caso (y cuatro veces pas¨® Federico el primero por el gigante de los Pirineos), y se paraba arriba a esperar al pelot¨®n, tomando un helado a veces para matar el rato, pues le daba miedo bajar solo. ¡°Y yo me conformaba con eso¡±, cuenta Federico, ¡°pero me salv¨® Fausto. Me salv¨® Coppi, que me convenci¨® de que val¨ªa para m¨¢s que para ganar la monta?a, y me convenci¨® de que pod¨ªa ganar el Tour. Y lo gan¨¦¡±. Lo gan¨® el 18 de julio de 1959 (53 a?os ayer, y gan¨® seis veces tambi¨¦n el gran premio de la monta?a), y no hubo ciclistas espa?oles preparados para festejarlo, para gritar ?Viva San Federico! en la cumbre del Tourmalet, su s¨ªmbolo, el 18 de julio, su d¨ªa.
Solo pas¨® cerca de los primeros el guipuzcoano Gorka Izagirre, el m¨¢s combativo de los del Euskaltel, a quien los repetidos, salvajes, ataques de Voeckler a partir de Bar¨¨ges dejaron fuera de juego. Fue el ¨²ltimo superviviente de los cuatro espa?oles que entraron en la fuga de 38 cazadores que se form¨® antes del Aubisque. Eran tantos que parec¨ªa que se hab¨ªa fugado el pelot¨®n entero, pero no estaban ni Alejandro Valverde ni Juanjo Cobo. Ambos l¨ªderes del Movistar terminaron el d¨ªa, sin embargo, en el grupo de los mejores tras los tres especiales, Wiggins, Froome y Nibali, para disfrute de Alfredo S¨¢ez, del Banco de Santander, y Luis Abril, de Telef¨®nica, que siguieron la etapa recordando los tiempos en que ambos eran Banesto y Banesto era Indurain.
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