Esperando a la reina

Cambiaba de zapatillas seg¨²n su estado de ¨¢nimo y se pon¨ªa u?as postizas y accesorios obedeciendo a un intrincado jerogl¨ªfico mental. Jugaba incesantemente con su pelo y repasaba con la mirada cada cent¨ªmetro de sus manos mientras se tumbaba en un sof¨¢ del hall del hotel Sheraton de Shangh¨¢i. Era, con 20 a?os, la reina indiscutible del equipo espa?ol en los Mundiales, pero solo pudo ser cuarta en los 400 estilos, la ¨²nica gran final que consigui¨® nadar en su carrera. Un a?o despu¨¦s le espera la piscina de Londres con el programa m¨¢s ambicioso que se ha propuesto una mujer en estos Juegos.

Las expectativas han sido desmesuradas con respecto a ella. Pero el volc¨¢n est¨¢ a punto de entrar en erupci¨®n

¡°Antes que yo ha habido nadadores espa?oles, como Nina Zivanevskaya y muchos otros, que han tenido mucha presi¨®n¡±, dice. ¡°Intento no pensar en ello y transformar la presi¨®n en motivaci¨®n. Creo que lo puedo hacer¡±.

Mireia Belmonte lo disimula. Mira hacia otro lado. Pero todos a su alrededor, comenzando por los responsables de la Federaci¨®n Espa?ola de Nataci¨®n, saben que es la nadadora espa?ola m¨¢s talentosa que ha existido. Es tan vers¨¢til que piensan en hacerla competir en cinco pruebas individuales. Los 200 y los 400 metros estilos, los 200 mariposa y los 400 y 800 libres. Es el programa m¨¢s ambicioso de la historia de la nataci¨®n en Espa?a. Una lista de tareas que amenaza con abrumarla.

Mientras ella se concentra en pensar que no pasa nada, su jefe, el presidente de la federaci¨®n, Fernando Carpena, piensa en el caramelo que la vida le ha puesto en bandeja, y se frota las manos: ¡°?Podemos ganar cinco medallas ol¨ªmpicas!¡±.

El fervor por Mireia no es nuevo. La corriente de optimismo a su alrededor se dispara peri¨®dicamente desde que se proclam¨® campeona del mundo j¨²nior en 400 libres y 400 estilos durante los Mundiales de 2006. Acudi¨® como gran promesa a los Juegos de Pek¨ªn en 2008, la esperaron con ilusi¨®n en los Mundiales de Roma en 2009, y la federaci¨®n apost¨® con fuerza por ella en los Mundiales de Shangh¨¢i en 2011. Hasta ahora, las expectativas han sido desmesuradas. Mireia solo pudo nadar una final en Shangh¨¢i y qued¨® cuarta. Pero sus tiempos, sobre todo en las competiciones de piscina corta, anuncian que el volc¨¢n entrar¨¢ en erupci¨®n de un momento a otro. En 2011 fue elegida mejor nadadora de los Europeos de Szczecin de piscina corta. A sus 21 a?os, la edad del comienzo del esplendor f¨ªsico de los nadadores, todo parece listo para algo grande.

El primero en presentir una gran explosi¨®n fue su padre, Jos¨¦ Belmonte, cuando la llev¨® al Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vall¨¦s a la edad de 15 a?os. ¡°La traigo porque pienso recuperar este dinero como sea¡±, dijo. Desde entonces, este mec¨¢nico de Badalona ha alternado periodos en el taller y el paro. Actualmente se dedica en pleno a representar a su hija, que gana entre 30.000 y 50.000 euros al mes gracias a las becas, al sueldo del Sabadell y a los patrocinadores, Nike y Braun.

¡°Esto es una dificultad para ella¡±, observa su entrenador, Fred Vergnoux, cuando le recuerdan el extenuante programa que se ha propuesto su pupila y su condici¨®n de solitaria abanderada del equipo. ¡°Pero el a?o pasado demostr¨® que le puede ganar a todo el mundo. En el Campeonato Europeo de piscina corta ha ganado el 400 libre con la mejor marca de la historia sin ba?ador impermeable. Con Pellegrini a un lado y con Lotte Friis al otro. Dos de las mejores del mundo. Ella tiene esta capacidad y es lo que yo le explico: ¡®Le puedes ganar a cualquiera. As¨ª que mira¡­ t¨² misma¡±.

El organismo de la gran nadadora espa?ola ser¨ªa una m¨¢quina de ganar medallas ol¨ªmpicas de no ser por un detalle. Le falta convicci¨®n. No se ha liberado del miedo a la confrontaci¨®n solitaria con mujeres m¨¢s decididas que ella. ¡°Debe cambiar su mentalidad¡±, dice Vergnoux.

La espa?ola se entrena ocho horas diarias, seis en agua y dos en seco. Se mete en la piscina cubierta del Sabadell a las seis de la ma?ana y sale a las ocho. No hay ninguna nadadora en el mundo que cargue m¨¢s horas de esfuerzo. Pero Vergnoux advierte que el entrenamiento m¨¢s importante es el psicol¨®gico. Obediente, Mireia nada, corre, hace pesas y acude dos veces por semana a un psic¨®logo.

Mireia lo aprende poco a poco. Las medallas est¨¢n en las manos como aletas, en los pies capaces de empujar agua como h¨¦lices. En los pulmones. En los brazos hinchados por el gimnasio. Pero sobre todo est¨¢n en la mente despejada del ganador.