Veneno en la serpiente

Ser¨ªa la niebla, quiz¨¢s, la bruma que todo lo ti?e de melancol¨ªa y lo desnuda, lo envenena, los prados verdes que en vez de proclamar el esplendor del verano, quieren recordar que en oto?o ser¨¢n pardos, la triste ausencia del sol todo el d¨ªa, pero Bradley Wiggins, pese a haber tomado conciencia por primera vez de que ha ganado el Tour, no estaba feliz. No escuch¨® en meta lo que quer¨ªa o¨ªr, un ¡°bien hecho, Brad¡±, como confes¨® en la sala de prensa. En la meta, una estaci¨®n de esqu¨ª desolada en julio, nadie estaba para regalar las orejas a nadie.

Tampoco a Alejandro Valverde, a quien se le pidi¨® que, por favor, dijera algo; y luego, que por narices dijera algo, que confesara, que fuera Millar, versi¨®n period¨ªstica del tercer grado, pero ¨¦l es cat¨®lico y no dej¨® de decir lo que lleva diciendo todo el a?o, desde que regres¨® de la suspensi¨®n: ¡°He pagado. El pasado es el pasado¡±.

Tampoco a Haimar Zubeldia, abandonado por su equipo, el RadioShack, desde la primera subida, la del col de Ment¨¦, que el quinto de la general, el mejor espa?ol, el mejor de su equipo, tuvo que ascender en solitario, unos centenares de metros detr¨¢s del pelot¨®n, porque no era su d¨ªa. Resisti¨® lo que pudo, pero perdi¨® dos puestos en la general, y ya le cuelga de la espalda Rolland.

Dijo un cl¨¢sico ¡°hay mucho veneno en la serpiente multicolor¡±, y Wiggins, quien m¨¢s que creador es un int¨¦rprete, lo tradujo por un ¡°estoy hasta las narices de tener que justificarme todos los d¨ªas¡±. ¡°Soy el mejor ciclista de todo el a?o, desde febrero estoy gan¨¢ndolo todo, y no es justo que aqu¨ª me pregunten todos los d¨ªas si gano porque no est¨¢n Contador y Schleck, si gano porque Froome est¨¢ en mi equipo, si mi Tour se recordar¨¢ m¨¢s por los casos de dopaje, si¡­¡±, dijo Wiggins. ¡°Al final mi nombre figurar¨¢ en el palmar¨¦s y eso es lo que cuenta, y cada nombre, los 98 que figuran delante del m¨ªo, ha ganado el Tour en las circunstancias que lo ha tenido que ganar, como yo¡±.

Cuentan gente de su equipo que uno de los d¨ªas finales de la pasada Vuelta entr¨® Wiggins en la habitaci¨®n de Froome junto al director del equipo y le dijo: ¡°Hemos pensado que vamos a ganar la Vuelta contigo. Desde ahora eres el l¨ªder del equipo¡±. La reacci¨®n del keniano, a?aden, fue terrible, empez¨® a temblar, ?c¨®mo?, ?yo?, ?yo?, y que a¨²n segu¨ªa temblando al d¨ªa siguiente en la salida y no pudieron hacer vida de ¨¦l. Y Wiggins, gran int¨¦rprete, recont¨® ayer la historia m¨¢s o menos as¨ª: ¡°S¨ª, Froome es un gran escalador y claro que prefiero que est¨¦ en mi equipo, pero no olvidemos una cosa: Chris [pues as¨ª, cari?oso, llama a Froome] va a ser segundo en dos grandes vueltas yendo a rueda, porque desde enero el que soporta la presi¨®n, el agobio de los medios, la tensi¨®n del miedo al fracaso, soy yo. ?l est¨¢ fresco como una lechuga porque nadie le ha exigido nada¡±. Con este brote de sinceridad, Wiggins respond¨ªa en cierta manera a la humildad de Froome. ¡°El plan era trabajar para Brad [as¨ª le llama, cari?oso, a Wiggins], para proteger el maillot amarillo. Y yo me sacrifico como se sacrifica todo el equipo. Tengo 27 a?os y ya tendr¨¦ ocasi¨®n de ganar el Tour¡±.

Seguramente Zubeldia, que tiene 35 a?os, nunca tendr¨¢ la oportunidad de ganar el Tour, por lo que, claro, tampoco tuvo ayer derecho al sacrificio de su equipo, de unos compa?eros como Kl?den, Horner y Monfort que asistieron indiferentes al ejemplo de coraje del guipuzcoano, capaz de recorrer pr¨¢cticamente solo la etapa m¨¢s dura de los Pirineos, ni un metro de llano y perder solo 3m 17s con Valverde.