Prohibido casarse durante los Juegos
Algunos deportistas aprovechan las competiciones internacionales para solicitar asilo pol¨ªtico
Las medallas, la gloria, la superaci¨®n o, simplemente, el hecho de vivirlos desde dentro. Esas son algunas de las motivaciones que los Juegos Ol¨ªmpicos ofrecen a los deportistas. Pero hay otro grupo de atletas a los que la victoria les importa menos. En ocasiones, aprovechan la cita ol¨ªmpica para escapar de su pa¨ªs y buscar una nueva vida. En Londres ya ha ocurrido, seg¨²n public¨® el jueves el Daily Mail. Un atleta sudan¨¦s ha pedido asilo pol¨ªtico, es decir, que quiere quedarse en Inglaterra una vez que su visado expire.
No se conoce su nombre. De ¨¦l solo se sabe que huy¨® del centro de entrenamiento de West Yorkshire (casi 300 km al norte de Londres), donde estaba concentrado con su equipo, y solicit¨® asilo en una comisar¨ªa de la principal ciudad del condado, Leeds. La raz¨®n que dio para fundamentar su petici¨®n es que es objeto de persecuci¨®n en su pa¨ªs de origen. Su caso est¨¢ siendo estudiado por las autoridades. Seg¨²n el tabloide brit¨¢nico, este comportamiento va a impedir al deportista participar en los Juegos Ol¨ªmpicos.
Unas 200 personas intentaron quedarse en EE UU despu¨¦s de los Juegos de Atlanta y otras 35 pidieron asilo pol¨ªtico en Australia cuando acabaron los de Sidney
No es un hecho aislado. Las peticiones de asilo son habituales durante las citas ol¨ªmpicas y otras competiciones internacionales. Es m¨¢s, seg¨²n la oficina de inmigraci¨®n brit¨¢nica, el 2% de los deportistas o seguidores que acudan a Londres, sobre todo africanos o de Oriente Medio, pueden aprovechar para tramitar la petici¨®n o para desertar de sus pa¨ªses de origen y quedarse en Europa como inmigrantes ilegales. Por eso, las aproximadamente 20.000 personas que viajen a la capital brit¨¢nica desde fuera de la Uni¨®n Europea, y a los que se ha concedido un visado de seis meses, no podr¨¢n ni casarse ni empezar estudios durante su estancia. Adem¨¢s, los visitantes deben demostrar que su capacidad econ¨®mica les permite pagar el viaje de regreso a su pa¨ªs.
Hist¨®ricamente, decenas de deportistas han aprovechado las competiciones fuera de sus pa¨ªses de origen para desaparecer del mapa o pedir asilo. Tras los Juegos de Atlanta 96, unas 200 personas intentaron quedarse en Estados Unidos y otras 35 pidieron asilo pol¨ªtico en Australia cuando acabaron los Juegos de Sidney.
Dos de los casos particulares m¨¢s sonados fueron los de la tenista Martina Navratilova, nueve veces ganadora del torneo de Wimbledon, y el de la rumana Nadia Comaneci, la primera gimnasta que consigui¨® la m¨¢xima puntuaci¨®n, un 10. Navratilova sali¨® por primera vez al extranjero en 1973 y dos a?os m¨¢s tarde, con 18 a?os, pidi¨® asilo pol¨ªtico en Nueva York durante el Open de EE UU. Comaneci huy¨® de Ruman¨ªa y pidi¨® asilo pol¨ªtico en Hungr¨ªa. Durante 1990, m¨¢s de 20.000 rumanos huyeron del pa¨ªs, que a¨²n no hab¨ªa implantado la democracia, y se refugiaron en Hungr¨ªa.
Con la ca¨ªda del comunismo no desaparecieron las peticiones de asilo. En los Juegos de Atlanta ¡¯96, el portador de la bandera iraqu¨ª en la inauguraci¨®n, Raad Ahmed, pidi¨® asilo en Estados Unidos alegando que se sent¨ªa perseguido en su pa¨ªs por ser chi¨ª, una rama del islam opuesta al sunismo que profesaba el entonces dictador iraqu¨ª, Saddam Husein.
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