Inolvidable Agnel
El franc¨¦s se consagra como una figura de los Juegos y fuerza a Lochte a cometer errores t¨¢cticos que lo hunden
No s¨®lo ser¨¢ recordada como una carrera magn¨ªfica. La final del 200 libre fue la par¨¢bola de unos campeonatos oscilantes, que responden a un guion impredecible, despiadados con gigantes como Ryan Lochte. El estadounidense lleg¨® a Londres convencido de que, superada la hegemon¨ªa de Michael Phelps, se convertir¨ªa en el rey de la nataci¨®n mundial. Su optimismo se ampar¨® en resultados y fue secundado por la delegaci¨®n estadounidense. Esta convicci¨®n se afirm¨® en la primera jornada, cuando Lochte se colg¨® la medalla de los 400 estilos, la prueba m¨¢s exigente del programa. Los Juegos le abrieron la puerta grande al chico de Florida, y al d¨ªa siguiente comenzaron a someterlo a una tortura especial. ?Qu¨¦ calamidad mayor para un componente del relevo estadounidense de 4x100 que nadar la posta del anclaje y acabar entregando el oro a Francia en los ¨²ltimos cinco metros, cuando parec¨ªa asegurado? La pesadilla de Lochte se repiti¨® ayer con igual verdugo. Yannick Agnel, franc¨¦s de 20 a?os que le arrebat¨® la gloria del relevo, rompi¨® la final de 200 libre en los ¨²ltimos 50 metros para concluir majestuosamente convertido en campe¨®n ol¨ªmpico de una distancia que suele premiar a los ejecutantes con clase.
¡°Lo que ocurri¨® en el relevo fue muy extra?o¡±, dijo Agnel, p¨¢lido y sereno. ¡°Nos presentamos sin ninguna presi¨®n. Dijimos: ¡®?Vamos a probar, a ver qu¨¦ pasa!¡¯. Los 200 libre son una carrera que adoro y la piscina estaba tan llena de nadadores extraordinarios. Me parece la final m¨¢s dura de los Juegos¡±.
Yannick emprend¨ªa una bater¨ªa de brazadas que mov¨ªan olas. Marcaba el ritmo con convicci¨®n
Lochte, que logr¨® mantenerse pegado a Agnel hasta los ¨²ltimos 150 metros, acab¨® con la tercera mejor marca ¨Csegundo y tercero llegaron al mismo instante, tiempo-, pero en una cuarta posici¨®n que le sac¨® del podio. Sus ¨²ltimos 20 metros recordaron a la culminaci¨®n del relevo del domingo. Su an¨¢lisis indic¨® que le falt¨® energ¨ªa porque planific¨® mal la t¨¢ctica: ¡°Creo que sal¨ª demasiado r¨¢pido. Pens¨¦ que para estar en la carrera deber¨ªa entrar con todo¡±. La evoluci¨®n de sus largos fue decreciente: 24,72s, 26,47s, 26,70s y 27,25s. Al estadounidense le fall¨® la tracci¨®n, como a esos coches que patinan en el hielo, mientras se aproximaba a la ¨²ltima pared. Taehwan Park y Yang Sun, los duques de la nataci¨®n asi¨¢tica, le sobrepasaron en ese punto de angustia, mientras Agnel tocaba la placa en solitario. El franc¨¦s hizo el cuarto mejor tiempo de la historia, 1m43,14s. Park y Sun clavaron el cron¨®metro a la vez: 1m44,93s. Lochte alcanz¨® la meta en 1m45,04s. Fuera del podio.
Durante un par de minutos interminables Lochte se qued¨® mirando el panel luminoso que se alza en la cabecera de la piscina para exhibir los resultados. Sumergido en el agua, cogido a la corchera como para evitar zozobrar, desconcertado, repasaba la lista de nombres una y otra vez. Daba la impresi¨®n de ser un hombre en un profundo estado de perplejidad. Todos sus esfuerzos hab¨ªan sido in¨²tiles.
Lochte sali¨® el primero. Nadie tuvo mejor tiempo de reacci¨®n. Entonces Park y Agnel le fueron comiendo el terreno en los largos. El estadounidense recuperaba en los virajes, pero no lo suficiente. Daba una patada m¨¢s que Agnel, cuatro contra tres. Nadaba m¨¢s r¨¢pido por debajo del agua procurando ganar cent¨ªmetros perdidos. Pero esa fabulosa habilidad que le ha servido en tantas haza?as tampoco le funcion¨® ayer. El franc¨¦s emerg¨ªa antes pero lo hac¨ªa con una vitalidad superior antes de ponerse a dar paladas. La emprend¨ªa con una bater¨ªa de brazadas que mov¨ªan olas. Marcaba el ritmo de la carrera con convicci¨®n.
Durante un par de minutos Lochte se qued¨® mirando el panel luminoso de los resultados. Desconcertado, repasaba la lista de nombres una y otra vez. No estaba
La envergadura de Agnel supera los dos metros. La de Lochte no llega a tanto. El franc¨¦s no es tan eficaz pero es potente. Sus largos brazos le impulsaron lejos porque se movieron con acierto y a una frecuencia superior. Dio 37 brazadas en el ¨²ltimo largo por 33 de su adversario. Algo le fall¨® a Lochte y su asombro al acabar la prueba parec¨ªa revelar una ausencia de respuestas. Su tiempo (1m45,04s) fue m¨¢s lento que en la final de 200 libre que conquist¨® el a?o pasado en los Mundiales de Shanghai (1m44,44s).
La final convoc¨® a seis de los ocho nadadores m¨¢s r¨¢pidos de todos los tiempos en esta distancia. Agnel estuvo a la altura. Nad¨® el 200 m¨¢s veloz de su vida y oblig¨® a Lochte a superarse a s¨ª mismo. Le puso en la necesidad de bajar de 1,44 por primera vez. Con 28 a?os un avance de un segundo es un universo. Un espacio inexplorado en un deporte en el que los 25 a?os son la frontera del esplendor. Ning¨²n hombre se ha atrevido a incursionar en estos desaf¨ªos a esa edad.
¡°He le¨ªdo que la edad ¨®ptima de un nadador est¨¢ entre los 24 y los 25¡±, dijo el franc¨¦s, gesticulando con su mano de dedos de pianista. ¡°A partir de ah¨ª se hace m¨¢s dif¨ªcil resistir los entrenamientos necesarios para mantenerse y prosperar¡±.
El hundimiento del nadador llamado a ser la gran figura en Londres marca un punto de crisis en el campeonato. Abundan las preguntas. Las respuestas continuar¨¢n emiti¨¦ndose en los pr¨®ximos d¨ªas. La ¨²ltima qued¨® grabada a fuego en el marcador, en la mente de Lochte, y en todos los asistentes al centro acu¨¢tico: Yannick es un nadador inolvidable.
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