"Es muy duro quedar cuarto dos veces seguidas en unos Juegos Ol¨ªmpicos, muy duro¡±, sentencia Fernando Hueling, apoyado en una barrera, mientras, al otro lado, en chanclas sobre la hierba empapada, Ander Elosegi intenta pasar el primer trago dejando que el poco de agua que se hab¨ªa colado en la canoa le ba?e la cara mientras la eleva y la sacude sobre su cabeza invertida para vaciarla. ¡°Estoy triste¡±; dice luego el palista de Ir¨²n. ¡°Estoy triste y rabioso porque cuatro a?os de trabajo se han quedado en nada por un par de errores. Hace cuatro a?os, en Pek¨ªn, la medalla no era un objetivo, pero aqu¨ª, s¨ª¡±.
A Elosegi, cuyo cuarto puesto final en el eslalon C1 de pirag¨¹ismo en aguas bravas es la mejor clasificaci¨®n espa?ola hasta el momento en Londres, le superaron un chavalillo de Alemania, Sideris Tasiadis, de 22 a?os y campe¨®n de Europa, que se llev¨® la plata, y dos viejos marinos inoxidables, due?os entre ambos de los ¨²ltimos cinco oros ol¨ªmpicos: Tony Estanguet, de 34 a?os, de Pau, quien con su oro de Londres se convierte en el primer franc¨¦s triple campe¨®n ol¨ªmpico (Sidney y Atenas tambi¨¦n), y el eslovaco Michal Martikan, de 33 a?os, ya campe¨®n ol¨ªmpico en Atlanta 96, y bronce en el canal de Lee Valley. Todo ello, claro, ayuda a reflexionar sobre la inevitabilidad del cuarto puesto de Elosegi: dos diplomas que siguen siendo lo mejor del pirag¨¹ismo bravo espa?ol en toda su historia ol¨ªmpica. ¡°Ya, pero yo esperaba darle un golpe por fin al orden fijo¡±, dice.
Estoy triste y rabioso porque cuatro a?os de trabajo se han quedado en nada por un par de errores"
Otros dos palistas espa?oles de bravas, Samuel Hernanz y Maialen Chourraut, ambos de K1, parten tambi¨¦n con posibilidades de medalla en las finales de hoy y ma?ana, respectivamente. Ambos, como Elosegi, est¨¢n entrenados por Xabier Etxaniz, el pionero espa?ol del eslalon, de los tiempos casi heroicos, uno que empez¨® bailando olas con la piragua en La Concha y acab¨® participando en los Juegos de Barcelona 92, uno que ha competido y peleado con Estanguet y Martikan.
¡°Son dos muy experimentados, dos que saben funcionar muy bien bajo presi¨®n, y eso es fundamental en una final ol¨ªmpica donde el que menos falla es el que gana. Yo fall¨¦ y me qued¨¦ esperando un fallo que no se produjo¡±, dice Elosegi, oficialmente un estudiante de inform¨¢tica cuyo mayor lamento no es plenamente el de no haber logrado su objetivo de subir al podio, sino el de no haber descendido bien, que es el primer objetivo de todo deportista, sentir el placer de la casi perfecci¨®n, al lado del cual palidece el puesto conseguido.
La pena es que no he conseguido en todos los Juegos haber bajado bien de arriba abajo este canal¡±
¡°Gir¨¦ mal para encarar la puerta 15, en la parte intermedia del recorrido, y all¨ª perd¨ª unos segundos¡±, dice. ¡°La pena es que no he conseguido en todos los Juegos haber bajado bien de arriba abajo este canal¡±. Con poderosas paletadas, fort¨ªsimas, y magn¨ªficos y esforzados giros de hombros para palear por ambos costados de la canoa, Elosegi pele¨®, lo que es sin¨®nimo en su deporte, el de la fluidez y la simbiosis con su elemento, de frustraci¨®n y error.
La semifinal, disputada hora y media antes de la final, con las puertas situadas en el mismo lugar, la termin¨® tambi¨¦n cuarto, y tampoco sali¨® muy contento de ella Elosegi. En la final repiti¨® pr¨¢cticamente el mismo tiempo (dos segundos menos pues no sum¨® penalizaciones esta vez), lo que, pese a ser el mejor tiempo de los cuatro que hab¨ªan descendido hasta entonces los 250 metros siguiendo las rutas inveros¨ªmiles trazadas sobre rulos y torrentes, le se?al¨® inevitablemente el camino de la espera sin esperanza dando vueltas de un lado a otro en su canoa sobre las aguas embalsadas al final del canal. ¡°Errores m¨ªnimos siempre hay, en esto es imposible la perfecci¨®n porque nunca el camino ideal que llevas en la cabeza coincide con el camino real¡±, reflexiona Elosegi. ¡°Pero para conseguir medalla yo necesitaba que cometieran errores importantes dos de los cuatro que quedaban, y solo fall¨® el esloveno¡¡±
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