No hay manera
Los de Rivera, por delante buena parte del partido, no consiguen rematar a los daneses y pierden (24-23) en el ¨²ltimo suspiro
La competici¨®n dictar¨¢ su ley, pero Espa?a est¨¢ jugando de medalla. Lo hizo ayer en otra demostraci¨®n de esfuerzo y tenacidad contra la selecci¨®n de Dinamarca. Le falto un poco de suerte, le sobr¨® el portero suplente de los daneses y, seguramente, sufri¨® un arbitraje cuando menos incomprensible, que permiti¨® no pocas veces a los rivales defender a Aginagalde m¨¢s all¨¢ de la raya y que levant¨® la mano avisando que iban a pitar pasividad cuando Espa?a, en el ultimo minuto de partido, tuvo la pelota para decidir el duelo. Al final, gan¨® Dinamarca, por la m¨ªnima y el balonmano, precioso, volvi¨® a ser injusto con la Espa?a de Valero Rivera, que hizo todo y un poco m¨¢s para merecerse un partido en el que hizo m¨¦ritos sobrados para ganar y ni siquiera sum¨® un punto. No se le puede poner un pero a Espa?a, m¨¢s all¨¢ del marcador. Dijo Valero que para todo aquel que disfrute de un partido de balonmano el resultado es injusto y seguramente tiene raz¨®n
De no ser por? el tremendo acierto de Cleverly, por sus mil manos, por sus 12 paradas, Espa?a hubiera alcanzado ayer una victoria hist¨®rica
Trabaj¨® Espa?a el partido antes de empezar, para sorprender con una defensa atosigadora sobre Hansen, sin duda el mejor jugador del mundo. Consciente de que algo ten¨ªan que hacer para frenarlo, Valero tir¨® el ¨®rdago de entrada, para que no pudiera armar el bazuca por el centro, y le puso imaginaci¨®n. Sali¨® a buscarlo y antes de llagar a la mixta le encontr¨® el central, normalmente Ca?ellas. Incontrolable, se sinti¨® incomodo, pero no ces¨® de machacar a Hombrados hasta completar ocho goles en el partido. Este dan¨¦s ni siquiera necesita jugar bien.
Espa?a cree en lo que hace y lo trabaja. Sac¨® adelante la primera parte con mucha actitud, mucha concentraci¨®n y mucho trabajo t¨¢ctico, as¨ª que le mir¨® a la cara a Dinamarca, que hasta el ¨²ltimo minuto del primer tiempo no supo lo que era una ventaja en el marcador, siempre a remolque, con el gancho puesto.
El partido lo empez¨® a ganar Wilbek cuando movi¨® ficha en la porter¨ªa, quit¨® al titular, el enorme Landin, y le dio presencia a Cleverly, que lo par¨® todo. Con el pie, con la rodilla, con la mano, con la cara, como fuera menester, ah¨ª estaba ¨¦l, insuperable, como si tuviera un im¨¢n parando a Espa?a en el camino a una victoria que se trabaj¨® en cada defensa y en cada ataque hasta merecerla. De no ser por su tremendo acierto, por sus mil manos, por sus 12 paradas, Espa?a hubiera alcanzado ayer una victoria hist¨®rica. Pero no. Dinamarca, que vivi¨® la segunda parte por debajo en el marcador, decidi¨® a su favor el duelo, seguramente por experta y porque jugaba en casa, ¡°en todos los sentidos¡± seg¨²n matiz¨® Valera en referencia a los colegiados.
La ¨²ltima vez que se vieron las caras daneses y espa?oles, con los mismos ¨¢rbitros de por medio, decidi¨® un penalti. Ayer puede que tambi¨¦n: el que no le pitaron a Aguinagalde en el ¨²ltimo ataque, condicionado por la amenaza de pasividad. La tremenda igualdad entre los dos equipos y especialmente el acierto de Landin, el portero titular, que volvi¨® a la cancha en el tramo final del duelo, llev¨® el partido a decidirse en el ¨²ltimo minuto. Atac¨® Espa?a y condicionado por la amenaza de pasividad, resolvi¨® fatal. Defendi¨® a¨²n peor la siguiente jugada, en la que Knudsen decidi¨® el duelo a tres segundos del final. Demasiado dolorosa la derrota para los espa?oles, en lo que result¨® otro homenaje al balonmano en estos Juegos Ol¨ªmpicos de Londres. Pero no hay tregua, ni lugar a lamentaciones. Espera Corea. Y mucho por ganar.
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