El Gran Juego de los JJ OO
La elecci¨®n de la sede desde la Segunda Guerra Mundial constituye una sismograf¨ªa de la geopol¨ªtica mundial
Desde la II Guerra se han celebrado 17 JJ OO, empezando y cerrando la serie con Londres, 1948 y 2012, y la elecci¨®n de cada sede ha constituido un excelente sism¨®grafo de la geopol¨ªtica mundial, mostrado de ordinario como un cuadro de honor de los vencedores, un eco de la salud del liberal capitalismo, y en las ¨²ltimas d¨¦cadas, una geograf¨ªa del desplazamiento de los ejes de inter¨¦s de las grandes potencias. El hecho de que el arma nuclear prohibiera tajantemente en los a?os cincuenta el enfrentamiento entre sovi¨¦ticos y norteamericanos obligaba a buscar un escenario m¨¢s propicio para la Guerra Fr¨ªa que ha dividido Europa y el mundo entre ese primer Londres (1948) y Barcelona (1992). Y, as¨ª, en la arena de los Juegos se librar¨ªa una continuaci¨®n de la guerra por otros medios, un conflicto incruento donde el vocabulario es, sin embargo, encarnizadamente b¨¦lico.?
Una taxonom¨ªa improvisada de qui¨¦n, cu¨¢ndo, y d¨®nde nos cuenta la historia de nuestro tiempo: solo una capital repite, Londres, y dos veces porque ya fue sede en 1908, que recibe el premio de los I Juegos de la posguerra como bienes gananciales de la derrota de Alemania, contra la que combati¨® sin el auxilio de nadie entre 1940 y 41; y la misma capital brit¨¢nica completa el ciclo 64 a?os m¨¢s tarde alej¨¢ndose de un continente que coquetea con la cat¨¢strofe. Aunque los JJ OO pertenecen solo a ciudades, hay tambi¨¦n dos pa¨ªses anfitriones que repiten: Estados Unidos (Los ?ngeles, 1984, y Atlanta, 1996) y Australia (Melbourne, 1956, y Sydney, 2000). Si a ello se a?ade que los JJ OO se han celebrado siete veces en Europa, y cuatro en las Am¨¦ricas ¡ªNorte y Sur¡ª m¨¢s las dos de Ocean¨ªa y solo tres de Asia ; y que en seis ocasiones han sido organizados por pa¨ªses de lengua inglesa (Gran Breta?a, Estados Unidos y Australia) queda claro quienes han sido los grandes beneficiarios pol¨ªticos de la iniciativa del franc¨¦s bar¨®n de Coubertin.
Por bloques ¨¦tnicos-culturales hay de nuevo un gran predominio anglo-germ¨¢nico con un solo flor¨®n escandinavo, que re¨²ne ocho sedes, frente a cuatro de la latinidad (Roma, M¨¦xico, Montreal, Barcelona). M¨¦xico fue elegida en 1968 cuando la Guerra Fr¨ªa se extend¨ªa al Tercer Mundo y conven¨ªa premiar y consolidar lealtades; y Mosc¨², 1980, la ¨²nica otorgada al mundo eslavo, era posible porque en 1975 se hab¨ªa firmado en Helsinki lo que parec¨ªa una paz duradera para Europa. La invasi¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n en 1979 desminti¨® la esperanza cuando, sin embargo, ya era tarde para desdecirse. Las tres sedes de Extremo Oriente, Tokio (1964) premio a la reconstrucci¨®n econ¨®mica y el alineamiento con Occidente; Se¨²l (1988), garant¨ªa de que Corea del Sur nunca estar¨ªa sola ante los delirios del Norte; y Pek¨ªn (2008), consagraci¨®n de una nov¨ªsima potencia camino ya de planetaria, no forman ning¨²n bloque excepto geogr¨¢fico, pero s¨ª encarnan el desplazamiento de los ejes estrat¨¦gicos del Atl¨¢ntico al Pac¨ªfico, y en particular, al mar de la China, hoy la m¨¢s disputada de las aguas ribere?as. Y como incursi¨®n de una geopol¨ªtica relativamente externa a la bipolaridad sovi¨¦tico-norteamericana irrumpe criminalmente el conflicto de Oriente Pr¨®ximo, con el asesinato de 11 atletas israel¨ªes en M¨²nich (1972) por terroristas palestinos. A la avalancha anglosajona en el campo de las lenguas solo opone una modesta resistencia el espa?ol, oficial en M¨¦xico (1968) y co-oficial en Catalunya (Barcelona 1992), porque las restantes: fin¨¦s, italiano, japon¨¦s, alem¨¢n, ruso, griego, coreano, chino y franc¨¦s aparecen en solitario, y aun en este ¨²ltimo caso ni siquiera representando a Francia, sino a la quebequesa Montreal (1976).
La elecci¨®n de la sede desde la Segunda Guerrra Mundial constituye una sismograf¨ªa de la geopol¨ªtica mundial
En 2016 la sede ser¨¢ Rio de Janeiro, la urbe de uno de los grandes pa¨ªses emergentes, Brasil, al que Occidente agradece y estimula lo que Washington considera relativa moderaci¨®n internacional, as¨ª como el ¨¦xito primorosamente socialdem¨®crata en la lucha contra la desigualdad de la presidencia Lula da Silva y su sucesora Dilma Rousseff. Madrid vuelve a ilusionarse para 2020, en la confianza de que en Espa?a quede ilusi¨®n suficiente para ello, y las sedes a¨²n por elegir, si nos han de seguir contando la historia del mundo, deber¨ªan abonarse a un Asia todav¨ªa por homologar: Delhi a no tardar; Singapur, sin duda, preparada para organizar unos espl¨¦ndidos Juegos como una segunda China de la di¨¢spora; y tarde o temprano una capital ¨¢rabe, aunque el crudo no haya sido especialmente grato al desarrollo del deporte. ?Y el ?frica negra? Eso ya ser¨ªa mucho emerger.
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