Monumento eterno
El estadounidense gana su 20? medalla en los 200m estilos, su tercer oro en esta prueba
Dominador de principio a fin, con la autoridad de sus mejores d¨ªas, Michael Phelps se impuso en la final de 200 estilos como los grandes campeones del turf. De principio a fin. Gobernando la prueba con clase y, sobre todo, con coraz¨®n. Palmo a palmo, su disputa con Ryan Lochte estuvo a la altura de las expectativas. Los medios de Estados Unidos, con la NBC al frente, presentaron la primera semana de competici¨®n como un duelo irrepetible entre el mejor de todos los tiempos, la m¨¢quina de Baltimore, y su alegre retador de Florida. Todo acab¨® por dilucidarse en un minuto largo de emoci¨®n. Bram¨® la multitud reunida en la piscina de Stratford mientras se resolv¨ªa la inc¨®gnita. Mientras se impon¨ªa la determinaci¨®n f¨¦rrea. Mientras se doblegaba el esp¨ªritu l¨²dico de Lochte.
Phelps es un tipo sencillo que suele cumplir con severos rituales de abstracci¨®n y silencio antes de las finales. No suele hablar con nadie en la c¨¢mara de salidas, mientras se concentra. Pero cuando vio a Lochte se dirigi¨® a ¨¦l con afecto y ganas de echar unas risas. ¡°Ser¨¢ nuestro ¨²ltima carrera juntos¡±, le advirti¨®. ¡°Nuestro ¨²ltimo 200 estilos juntos¡±. As¨ª comenz¨® a conquistar Phelps su primer oro individual, su cuarta medalla en Londres, su vig¨¦sima medalla ol¨ªmpica. Pendiente de la retirada, de sus negocios, de su vida despu¨¦s de la nataci¨®n, no se ha preparado para estos Juegos con el rigor con que se dedic¨® a entrenarse para Atenas y Pek¨ªn. Parti¨® de una situaci¨®n de incertidumbre y result¨® conmovedor comprobar c¨®mo se pon¨ªa a la altura de s¨ª mismo mientras recorr¨ªa los cuatro largos a ritmo de r¨¦cord mundial. Lochte, que s¨ª hab¨ªa dedicado todo su tiempo desde 2004 a ejercitarse sin descanso para este momento, estaba mejor f¨ªsicamente. Contaba con una ventaja. Pero decidi¨® arriesgarse doblando la apuesta. Antes de medirse a Phelps se tir¨® a defender su t¨ªtulo de 200 espalda. Lo pag¨® caro.
No se ha preparado para estos Juegos con el rigor de Atenas y Pek¨ªn, pero result¨® conmovedor comprobar c¨®mo se pon¨ªa a la altura de s¨ª mismo en los cuatro largos
El estadounidense Tyler Clary, primero, y el japon¨¦s Ryosuke Irie, segundo, le relegaron al bronce en el ¨²ltimo estir¨®n. Lochte sali¨® de la piscina en silencio y dispuso solo de 40 minutos para recuperarse de la sensaci¨®n de fracaso. Camin¨® unos metros y se tir¨® a la poza de saltos, adyacente a la piscina de carreras, para limpiar su organismo del ¨¢cido l¨¢ctico, las toxinas que producen los esfuerzos anaer¨®bicos. Estuvo nadando suavemente y bebiendo bebidas isot¨®nicas a intervalos mientras al lado se suced¨ªan las pruebas y las ceremonias de entrega de medallas. Cuando regres¨® al agua, Phelps no le dio cuartel. Se le adelant¨® en los 50 metros de mariposa (24,6s contra 24,7), y, lo m¨¢s inesperado, le super¨® en los 50 de espalda (28,6 contra 29,1) y en los 50 de braza (33,33 contra 33,48). Lochte hab¨ªa perfeccionado mejor estos estilos pero, a sus 28 a?os, debi¨® sufrir el desgaste de la derrota en los 200 espalda como algo irreparable.
Consigui¨® algo que nadie ha logrado jam¨¢s: ganar la misma prueba en tres Juegos seguidos. Los 200 estilos ya son de su propiedad
A Lochte le quedaron los ¨²ltimos 50 metros para salvar el oro. Lo atac¨® con un soberbio viraje. Avanz¨® bajo el agua como una serpiente, ondulando a toda velocidad. Recuper¨® unos cent¨ªmetros antes de salir a la superficie para coger agua con toda su alma. No fueron dos hombres los que se pusieron a prueba. Fueron dos esp¨ªritus adictos a las carreras. Dos formas de sentir el orgullo, dos formas de generosidad que anteponen la competencia al c¨¢lculo. Phelps defendi¨® su posici¨®n m¨¢s all¨¢ de sus posibilidades. Traspas¨® los l¨ªmites de la resistencia. Nad¨® como en 2008, cuando lo ayudaba un ba?ador tecnol¨®gico que ahora est¨¢ prohibido. Hizo el cuarto mejor tiempo de la historia, 1m 54,27s, y consigui¨® algo que nadie ha logrado jam¨¢s: ganar la misma prueba en tres Juegos seguidos. Los 200 estilos ya son de su propiedad.
Los dos nadadores m¨¢s completos y m¨¢s longevos que ha conocido la historia de los Juegos acababan de levantar un monumento eterno.
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