Espa?a se pierde camino de la final

Era una cuesti¨®n de controlar los nervios. Y no pudo ser. Atenazadas en su primera semifinal ol¨ªmpica, las jugadoras espa?olas dilapidaron m¨¢s de la mitad del partido y no lograron recuperarse ante Montenegro (26-27), por mucho que ah¨ª estuviera una imperial Silvia Navarro, que par¨® balones hasta con la cara. No mereci¨® la victoria Espa?a, que deber¨¢ ahora de levantar el ¨¢nimo, de fijarse en su ¨²ltimo tramo de partido para tratar de conseguir la medalla de bronce ante Corea del Sur, el pr¨®ximo s¨¢bado.

Se le atragantan las semifinales a la mejor generaci¨®n de jugadoras. Cayeron en los ¨²ltimos dos Mundiales cuando ve¨ªan la final asomarse a la vuelta de esquina. Y Montenegro les borr¨® el sue?o a base de lanzamientos desde la l¨ªnea exterior. La maldita l¨ªnea exterior que tanto se le atraganta a los chicos y a las chicas.

Fue un ir y venir la primera parte. Espa?a estuvo correcta en defensa, aunque cost¨® mucho parar a Popovic y Bulatovic. Las dos estrellas montenegrinas hicieron sufrir de lo lindo a la selecci¨®n, pero, sobre todo, da?¨® la pivote Dokic, invitada sorpresa en esta semifinal, que abri¨® de par en par la muralla espa?ola. Silvia Navarro, con siete cruciales paradas en el primer tiempo, evit¨® que las balc¨¢nicas se despegaran en el marcador.

Otro cantar era el ataque. Salieron revolucionadas las jugadoras, queriendo finiquitar demasiado r¨¢pido un partido que exig¨ªa m¨¢s templanza. Marta Mangu¨¦ y Beatriz Fern¨¢ndez fueron las encargadas de poner orden, la voz de la experiencia que se dice (entre ambas juntan 350 internacionalidades), y Nely Carla el remate, a veces con m¨¢s fuerza que ma?a. No hab¨ªa tiempo para miramientos. Y ah¨ª segu¨ªa, claro, Silvia Navarro.

Se le atragantan las semifinales a la mejor generaci¨®n de jugadoras

Espa?a necesitaba serenarse, pero no lo consegu¨ªa. Se desesperaba Jorge Due?as, al ver que la gran efectividad de lanzamiento no se correspond¨ªa con las continuas p¨¦rdidas de bal¨®n, hasta 19 en los primeros 45 minutos de partido.

Cuando, por fin, dejaron de perderse balones sin ton ni son, las jugadoras no lograron desabrocharse los nervios que las atenazaba. Apareci¨® la mala fortuna en forma de madera (en el ¨²ltimo tramo hasta tres se contaron) y tambi¨¦n machacaron las montenegrinas, que no perdonaron ni media. Se agarr¨® como pod¨ªa Espa?a al ¨ªmpetu de Macarena Aguilar, que representa como nadie el tes¨®n de unas guerreras ol¨ªmpicas que han visto c¨®mo se les escaba la miel de la medalla de oro en un partido que, en circunstancias normales, pod¨ªa haber sido un b¨¢lsamo.

Pero a¨²n le queda otra oportunidad a las chicas de Jorge Due?as. Espera en la lucha por el tercer y cuarto puesto Corea del Sur, un partido con sabor a revancha, pues ante las asi¨¢ticas perdieron el primer duelo de este campeonato, una cita donde las espa?olas tendr¨¢n que volver a encontrarse.