Todas a cortarse el pelo
Las nadadoras espa?olas lo hacen por razones t¨¢cticas; las t¨¦cnicas, por solidaridad
Como recurso de ¨²ltima instancia para tratar de arrebatar a China el segundo puesto que ocupa en el torneo por equipos, las nadadoras espa?olas de sincronizada se pusieron en manos del peluquero Joan Pons. El coiffeur de confianza de la seleccionadora, Ana Tarr¨¦s, viaj¨® ayer desde Barcelona hasta el barrio londinense de Chelsea para someter a las nueve y a sus t¨¦cnicas, la propia Tarr¨¦s y su ayudante, Bet Fern¨¢ndez, a un corte radical de las melenas.
¡°?M¨¢s Davidova, m¨¢s Davidova!¡±, grita la entrenadora Ana Tarr¨¦s para motivar a su equipo
La medida tiene una finalidad estrictamente t¨¢ctica. Al menos, en el caso de las deportistas. Las entrenadoras lo hacen por solidaridad grupal. ¡°Necesitamos la mejor puesta en escena posible¡±, explic¨® Tarr¨¦s, ¡°y esto pasa por ponernos unos gorros nuevos que hemos dise?ado especialmente para que queden adheridos a la cabeza, como si fueran parte de la piel del cr¨¢neo¡±. El tocado completar¨¢ un ba?ador conceptual cromado en plata, evocador de las escamas de un pez. Con mucha suerte, servir¨¢ para conquistar la plata en la final de hoy, en la que Rusia, China y Espa?a son las principales candidatas a subirse al podio.
La lucha por las medallas comenz¨® ayer por la tarde con la rutina t¨¦cnica. Esta serie obliga a cada equipo a exhibir una secuencia de todas las figuras que prescribe el reglamento, aunque cada uno puede hacerlo seg¨²n el orden y la coreograf¨ªa que prefiera.
Las rusas maravillaron a las jueces, como viene sucediendo desde Sidney 2000. Van como cohetes hacia el cuarto oro consecutivo en esta modalidad gracias al talento creativo, la gracia que despliegan y la perfecci¨®n con la que ejecutan cada elemento del cat¨¢logo. Anastasia Davidova no es la estrella del conjunto, pero s¨ª un s¨ªmbolo del oficio y la calidad que caracterizan a la escuela rusa. Al punto que Tarr¨¦s y Fern¨¢ndez la han incorporado a la lista de signos con que dirigen los entrenamientos. As¨ª, cuando las nadadoras, en pleno ejercicio, escuchan la palabra clave, ya saben a qu¨¦ atenerse. ¡°?M¨¢s Davidova! ?M¨¢s Davidova!¡±, gritan las t¨¦cnicas. Entonces, entienden inmediatamente que deben levantar m¨¢s la pierna, ser m¨¢s en¨¦rgicas, nadar con m¨¢s pasi¨®n, sacando m¨¢s cuerpo fuera de la superficie, forzando el estiramiento muscular al m¨¢ximo, llevando cada peque?o gesto al extremo. Hasta donde permitan los cart¨ªlagos. Si Davidova puede, ellas tambi¨¦n.
Las rusas maravillaron a las jueces, como sucede desde Sidney 2000. Van como cohetes hacia el cuarto oro consecutivo en esta modalidad
La competici¨®n, sin embargo, establece limitaciones. Ayer, las espa?olas supieron que no siempre es posible ser davidovas. Tambi¨¦n descubrieron que las chinas hab¨ªan ejecutado con m¨¢s correcci¨®n el boost de espagat, la marsopa y el salto, entre otros elementos de la rutina. Rusia obtuvo 98,100 puntos y ya es inalcanzable, China consigui¨® 97,000 y Espa?a, salvo cat¨¢strofe, se asegur¨® el bronce con 96,200. Una cat¨¢strofe es, por ejemplo, un salto fallido, una plataforma que se desmorona o una acrobacia que acaba en maremoto. La clase de cosas que pueden suceder en la jornada de hoy, la decisiva, cuando los equipos completen sus rutinas libres. ¡°Ahora toca arriesgarse¡±, avis¨® Tarr¨¦s, ¡°y todo puede pasar¡±.
En este escenario, para atrapar la plata, las espa?olas deber¨¢n nadar como nunca la rutina libre y esperar el error de las chinas. La competencia es tan dura que cada pormenor cuenta. Incluso un gorro bien puesto. Algo que solo es posible con el pelo corto.
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