El rey David reina en el 800
El keniano Rudisha bate el r¨¦cord del mundo (1m 40,91s) en una extraordinaria carrera
A los ni?os masai sus padres les arrancan un incisivo inferior para poder alimentarlos ¨Cleche de vaca, sangre de vaca, introducidos con una peque?a tetina por el orificio¡ª en el caso en que una infecci¨®n bucal produzca un trismus, una contracci¨®n de los m¨²sculos de la mand¨ªbula, que les impida abrir la boca. Su alimentaci¨®n, su h¨¢bito, que a¨²n se mantiene, han forjado su selecci¨®n gen¨¦tica, su supervivencia en las altiplanicies del Rift Valley. Aparte de leche y sangre de vaca, David Rudisha, el rey David desde esta noche, o emperador, un masai espl¨¦ndido y esbelto (1,88 metros, 70 kilos), mam¨® desde peque?o el atletismo, que forma parte de sus genes tanto como su alimentaci¨®n, pues su padre, Daniel, fue un magn¨ªfico especialista de los 400 metros (46,19s, su mejor marca), y medallista ol¨ªmpico con el relevo keniano en M¨¦xico 68.
Como su padre, David -el mejor ochocentista de la historia, campe¨®n mundial, campe¨®n ol¨ªmpico, r¨¦cordman mundial, el Bolt del mediofondo- empez¨® corriendo 400 metros y 200 metros, donde mostr¨® gran velocidad hasta que un cura irland¨¦s en Eldoret le pudo hablar de Peter Snell. Le contar¨ªa c¨®mo el neozeland¨¦s de tez clara hab¨ªa ganado dos medallas ol¨ªmpicas, como el 800 era su distancia, donde se juntan la fuerza, la velocidad, la resistencia, el sentido t¨¢ctico, el control del ¨¢cido l¨¢ctico, la velocidad mantenida de crucero, la capacidad de esprintar. Y tambi¨¦n le podr¨ªa decir que estaba predestinado, que se fijara en un detalle, que Snell, aun tan lejano en todo, hab¨ªa nacido el 17 de diciembre de 1938, y, f¨ªjate qu¨¦ coincidencia, David, t¨² naciste el 17 de diciembre de justamente 50 a?os m¨¢s tarde, de 1988.
Y en Londres, media docena de a?os despu¨¦s de que el padre irland¨¦s le convenciera de que era un corredor de 800 metros, las trayectorias de Snell, tan fuerte como un toro, con la constituci¨®n de un jugador de rugby, y de David Rudisha, tan ¨¢gil y elegante, predestinado por tantas razones, convergieron un instante m¨¢gico en un atardecer c¨¢lido y luminoso en la pista ol¨ªmpica cuando el joven keniano se convirti¨® en el segundo r¨¦cordman mundial, despu¨¦s de Snell, justamente, en Tokio 64, que alcanzaba el oro ol¨ªmpico de la carrera de las dos vueltas de pista. No solo eso. Rudisha fue m¨¢s all¨¢. Bati¨® el r¨¦cord. La barrera de los 100 segundos: 1m 40,91s, una d¨¦cima inferior a su anterior plusmarca (1m 41,01s). La se?al de los m¨¢s grandes, m¨¢s grande a¨²n que los que aplaudieron desde la tribuna, como Alfredo Juantorena, el campe¨®n ol¨ªmpico de Montreal 76; como, y un sentido de justicia hist¨®rica aqu¨ª, lord Sebastian Coe, el organizador de los Juegos, quien pese a ser el primer hombre que baj¨® de 1m 42s en la distancia, solo fue capaz de ganar dos platas ol¨ªmpicas en ella.
Gan¨® Rudisha como Snell, pero no corriendo como Snell. El neozeland¨¦s o esperaba a la ¨²ltima recta para lanzar su ataque, como en Roma 60, donde su primer t¨ªtulo ol¨ªmpico, o atacaba un pel¨ªn m¨¢s lejos, como a los 600 metros, a la entrada de la curva, como en Tokio; Rudisha, en cambio, tom¨® la cabeza llegado el momento de la calle libre y no la solt¨®, sin mirar para atr¨¢s, donde se peleaba por su estela, donde Amman y Kaki, los que aspiraban a su desfallecimiento, solo lo ve¨ªan alejarse, su zancada uniforme, largu¨ªsima, sin esfuerzo aparente en un rostro calmo, la boca cerrada. Lo hace as¨ª siempre, es un front runner, pese a que es mucho m¨¢s duro y dif¨ªcil, pero no por soberbia ni porque as¨ª se corra en los m¨ªtines con liebres en los que acostumbra a acercarse habitualmente a 1m 41s. Lo hace as¨ª por miedo, por el recuerdo de lo que le ocurri¨® en Berl¨ªn, en el Mundial de 2009 al que iba como favorito y del que fue eliminado en una semifinal en la que se qued¨® encerrado. Desde entonces, solo ha perdido una carrera, el a?o pasado en un mitin menor en un Mil¨¢n lluvioso.
Gan¨® Rudisha como Snell, pero no corriendo como Snell
Cuando su anterior r¨¦cord, su liebre pas¨® los 400 metros en 48,20s. Ayer, ¨¦l, liebre de s¨ª mismo, lo hizo m¨¢s lento, 49,28s. Mejor, sin agotarse esprintando. El sprint lo dej¨®, enorme, para los ¨²ltimos 300 metros, en los que zancada a zancada fue abriendo un hueco inexorable sobre el tumulto al que daba la espalda. Los 600 metros los pas¨® en 1m 14s. Menos de 26s despu¨¦s, los que emple¨® en los ¨²ltimos 200 metros, corriendo contra la distancia y contra el cron¨®metro que parec¨ªa hacer pasar los segundos m¨¢s lentos, casi a c¨¢mara lenta, seg¨²n se acercaba, cruz¨® la meta, seguro. Batiendo una vez m¨¢s su r¨¦cord del mundo, llevando al atletismo hacia una nueva frontera, la de los 100s en las dos vueltas de pista. En los segundos 400 metros, 51,63s. Enorme. Generoso, Rudisha fue tambi¨¦n la liebre de los otros siete finalistas. Todos mejoraron sus marcas previas. Todos se dejaron llevar por la magia de las zancadas masai. El segundo, Nijel Amos, de Botswana, se convirti¨® en el sexto atleta de la historia que baja de 1m 42s (1m 41,73s), casi dos segundos de mejora de su anterior marca. El tercero fue el keniano Tim Kitum, con una marca (1m 42,53s) que, sin Rudisha, por supuesto, habr¨ªa sido nuevo r¨¦cord ol¨ªmpico.
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