La gloria estaba a m¨¢s de dos metros
Ruth Beitia salta la altura m¨¢gica en el primer intento, pero solo le vale para ser cuarta
Los sabios del atletismo tienen una teor¨ªa. Para entrar en el reparto de las medallas de la altura femenina, en la gloria ol¨ªmpica, hay que saltar m¨¢s de 2 metros. Esa es la l¨ªnea imaginaria que separa a las grandes saltadoras de las mejores del mundo y esa tambi¨¦n ha sido la medida de las medallas ol¨ªmpicas desde hace ocho a?os, desde Atenas 2004. Ah¨ª es donde precisamente se qued¨® Ruth Beitia, que ya ve¨ªa la medalla a un paso cuando Barrett, la menos conocida de las americanas, la campeona universitaria, saltaba de forma sorprendente 2,03m, releg¨¢ndola a la cuarta posici¨®n, la m¨¢s dolorosa, incluso siendo el mejor resultado de la espa?ola (fue s¨¦ptima en Pek¨ªn) y el mejor del equipo espa?ol en estos Juegos. Gan¨® la mejor, la rusa Chicherova (2,05m) y Beitia se despidi¨® de la alta competici¨®n llorando como una magdalena.
"Estoy contenta, pero duele", dijo luego todav¨ªa emocionada Beitia; "es que tengo que echar la tensi¨®n. He visto la medalla ah¨ª porque en ning¨²n momento pens¨¦ que la americana pod¨ªa saltar 2,03m, pero la competici¨®n es as¨ª y por eso el sentimiento ahora es agridulce. Me llevo la peor medalla, la de chocolate, pero me la voy a comer".
Barrett, la menos conocida de las norteamericanas, salt¨® 2,03m y la dej¨® fuera del podio
Beitia compiti¨® bien. Dice Ram¨®n Torralbo que el peor siempre es el primer salto. Es ah¨ª donde las atletas miden sus sensaciones, ponen a prueba sus nervios y mandan un mensaje a las rivales y es ah¨ª, desde el mismo momento en que empieza la carrera, donde ¨¦l interpreta las sensaciones de Beitia, su alumna aventajada desde hace 22 a?os. La c¨¢ntabra hizo una mueca extra?a antes de ese primer salto, una mezcla de sonrisa y gesto nervioso, entr¨® torcida a la carrera, como siempre, y super¨® el list¨®n. F¨¢cil. Lo celebr¨® con unos peque?os aplausos. Tampoco tuvo problemas en el 1,93m y aunque se llev¨® un peque?o susto en el 1,97m super¨® a la primera los 2m, ese list¨®n que siempre se le atragantaba en las grandes finales. Como ayer se le atragant¨® a la americana Chaunte Lowe, la ¨²nica que parec¨ªa capaz de frenar a las rusas, que perdi¨® de golpe la sonrisa y se olvid¨® de sus bailoteos, y a Tia Hellebaut, la campeona ol¨ªmpica, la mujer que compite con la cabeza y por eso siempre se crece en las grandes citas, la amiga de Beitia porque tiene una edad parecida -33 la belga, 34 la espa?ola- y llevan a?os compartiendo la pista.
Tres cent¨ªmetros m¨¢s pueden resultar un mundo. Aunque en la tribuna est¨¦ el entrenador corrigiendo peque?os detalles t¨¦cnicos, hablando con la atleta, comi¨¦ndose los nervios. Aunque te hayas enfrentado a ese list¨®n mentalmente, con la ayuda de una psic¨®loga porque sabes que ah¨ª est¨¢ la medalla. Beitia, que sab¨ªa que incluso volando sobre ese list¨®n no llegar¨ªa, no lo consigui¨® y s¨ª lo hicieron Barrett y la rusa Shkolina, bronce, ambas super¨¢ndose a s¨ª mismas.
Beitia ven¨ªa de un a?o tranquilo, sin rastro de esos dolores de espalda que la martirizaron la temporada anterior
Beitia ven¨ªa de un a?o tranquilo, sin rastro de esos dolores de espalda que la martirizaron la temporada anterior, de entrenarse bien y saltar mejor, primero en el Campeonato de Europa, donde logr¨® el primer t¨ªtulo al aire libre de su carrera, y luego en casa, en Santander, donde franque¨® los dos 2 metros por primera vez en la temporada. "Ha sido un buen a?o", dec¨ªa su entrenador, Ram¨®n Torralbo, que la conoce bien y al que se abraz¨® nada m¨¢s terminar la competici¨®n; "Hemos hecho mucho trabajo de velocidad, multisaltos y dos d¨ªas de pesas a la semana, pero no m¨¢quinas sino halterofilia, que nos ha permitido mejorar los niveles de fuerza y velocidad".
Lleg¨® a Londres m¨¢s motivada que nunca, con la seguridad que da un t¨ªtulo europeo y la tranquilidad de saber que esta era su ¨²ltima gran final. La noche era fresca y con algo de viento, nada penoso para las saltadoras y solo alterada por la pasi¨®n del p¨²blico por Mo Farah. Estuvo tranquila todo el concurso. Contaba con las rusas -Shkolina acab¨® tercera-, que hab¨ªan sido las mejores este a?o, pero no con esa saltadora estadounidense que vivi¨® la final como una fiesta y le rob¨® la gloria.
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