No va m¨¢s
Tras sufrir un calvario en el torneo, Espa?a apela a su esp¨ªritu competitivo para buscar, cuatro a?os despu¨¦s, la revancha de la final de Pek¨ªn ante un equipo que ha hecho trizas a todos su rivales
no de los mejores platos que pod¨ªa ofrecer estos Juegos ya est¨¢ en la mesa. Espa?a y Estados Unidos juegan esta tarde (16h. La 1) la final con el recuerdo de lo ocurrido hace cuatro a?os en Pek¨ªn, cuando el equipo espa?ol, en una actuaci¨®n heroica, estuvo a punto de derribar a un grupo superlativo como el norteamericano. Es lo que tienen los partidos grandes, m¨¢gicos, que inmediatamente piden revancha. La espera ha sido larga y en alg¨²n momento se ha podido ir al traste, sobre todo por el lado espa?ol, que ha vivido un calvario en este torneo, asediado tanto por su falta de juego como por todo lo que desencaden¨® el partido frente a Brasil. Como en otras ocasiones, les ha salvado su capacidad competitiva y su cohesi¨®n como grupo, que si bien se ha quejado del trato recibido, no se ha distra¨ªdo lo m¨¢s m¨ªnimo de su objetivo principal: tener una segunda oportunidad de lograr un oro ol¨ªmpico. Una segunda oportunidad de derrotar a los mejores.
La tarea, como era en Pek¨ªn, resulta descomunal, a la altura de un deporte protagonista siempre en los Juegos. Si es verdad que los grandes ¨¦xitos necesitan grandes rivales para engrandecerlos, Espa?a lo va a tener, y de sobra. Estados Unidos ha vuelto a conformar un grupo plagado de talentos superlativos, f¨ªsicos extraordinarios y competidores feroces, que hasta ahora y salvo el partido ante Lituania, han hecho trizas a todos los equipos con los que se ha enfrentado. No siempre juegan bien, a veces no tienen un d¨ªa acertado en el lanzamiento exterior, una de las bases de su juego, y desprecian el juego interior, hasta el punto de poder jugar sin p¨ªvots. Nada es relevante ni les hace falta m¨¢s pues les basta con dos, tres minutos de acierto en cada cuarto para abrir boquetes que al resto de los equipos les cuesta un mundo, lo que les evita mayores complicaciones. Y para eso es suficiente con que Kobe, Durant, Lebron, Anthony o quien sea entre en ignici¨®n. Siendo tan larga la lista de posibles, tarde o temprano termina ocurriendo.
Puede ser hoy, cuando Felipe Reyes juegue su ¨²ltimo partido con la selecci¨®n
Si Estados Unidos ha tenido un pl¨¢cido discurrir, Espa?a se presenta con los deberes hechos. A trancas y barrancas, con m¨¢s ruido que juego, pero sacando lo mejor cuando hac¨ªa falta. Sufriendo lo indecible desde el encuentro ante Gran Breta?a pero demostrando un car¨¢cter indestructible. A la vista del potencial estadounidense, nadie puede exigir la victoria, y la derrota nunca deber¨¢ ser vista como un fracaso. Pero si algo excita a este colectivo son los retos. Tienen a Estados Unidos entre ceja y ceja desde hace tiempo y est¨¢n ante su ¨²ltima oportunidad para alcanzar lo ¨²nico que hasta el momento ha estado vetado a este equipo. Pudo ser en Atenas 2004, donde despu¨¦s de una primera fase espectacular tuvimos la mala fortuna de cruzarnos en cuartos ante Estados Unidos, que no estaba para casi nada salvo para jugar su ¨²nico buen partido ante Espa?a. ¡°Pudieron haber sido nuestros Juegos, hubi¨¦ramos podido ganarlos¡± dec¨ªa Calder¨®n recientemente. Pudo ser en Pek¨ªn, donde Estados Unidos tuvo que exprimirse como nunca para sacar adelante un partido casi redondo de Espa?a. Puede ser hoy, cuando Felipe Reyes juegue su ¨²ltimo partido con la selecci¨®n y el ciclo ol¨ªmpico de esta maravillosa generaci¨®n termine cuando se suban al podio en Londres.
Todo el mundo deseaba esta final, empezando por los propios protagonistas. Kobe, Durant o Lebron James no han dejado de mostrar su respeto hacia el equipo espa?ol, al que consideran el ¨²nico capaz de ponerles en dificultades verdaderas. La declaraci¨®n de intenciones de Juan Carlos Navarro ¡ª¡°trataremos de que no tengan demasiadas posesiones, no perder muchos balones y controlar el rebote¡±¡ª apunta alguna de las claves de un partido que se espera haga merecer la larga espera. La empresa es compleja, las posibilidades de victoria ciertamente reducidas, pero lo mismo se dec¨ªa en Pek¨ªn. All¨ª lo rozamos. Hoy toca volver a intentarlo.
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