Al servicio de su majestad
La distancia oficial del marat¨®n qued¨® fijada en 42,195 km en Londres 1908 para complacer a la reina de Inglaterra
Aunque con ¨¦l nunca se sabe, la supuesta despedida ol¨ªmpica de Jes¨²s ?ngel Garc¨ªa Bragado, marchador de 42 a?os, casi 43, consisti¨®, por caprichos del destino, en un paseo tur¨ªstico forzoso a marchas forzadas y a los sones sarc¨¢sticos de Nancy Sinatra cantando These boots are made for walking (¡°Estas botas son para caminar¡±) de 25 vueltas alrededor del palacio de Buckingham, donde la reina de Inglaterra. El atleta de Canillejas acab¨® 25? y descontento, con un tiempo de 3h 48m 32s (¡°el que me sirvi¨® hace 20 a?os para calificarme para Barcelona¡±, dice, en relaci¨®n a los primeros de sus seis Juegos) y una sensaci¨®n de que su cuerpo ya no es lo que era.
Como Bragado, una cincuentena de atletas, incluidos King, de Inglaterra, y Trotski, de Bielorrusia, se plegaron a las necesidades mon¨¢rquicas del recorrido, que les excluye de la fiesta del estadio ol¨ªmpico, que les convierte en sudorosos seres dando vueltas en una noria bajo las ventanas del palacio. Que no se rebelen, de todas maneras, no son los primeros en ver su actuaci¨®n atl¨¦tica contra sus propios l¨ªmites mediatizada por la influencia real brit¨¢nica. Antes de ellos fueron los maratonianos, quienes en Londres 2012 tampoco podr¨¢n gozar del estruendo que supone su entrada en el estadio.
El primer icono sali¨® del marat¨®n. Lo gan¨® un camarero italiano despu¨¦s descalificado
A mediados de junio, un norteamericano llamado Dave Katz, montado en una bicicleta equipada con GPS y un contador de Jones (un aparato que cuenta las vueltas que da la rueda delantera de su bici) y armado de un reloj-calculadora Casio, una cinta m¨¦trica de 100 metros, una linterna frontal, un cuaderno y un lapicero se lanz¨® a recorrer las calles de Londres a medianoche, trazando tangentes en decenas de curvas, midiendo decenas de calles alrededor del palacio de Buckingham. Su objetivo era determinar que el recorrido del marat¨®n fuera de exactamente 42,195 kil¨®metros, la distancia oficial del marat¨®n desde justamente los primeros Juegos de Londres, los de 1908.
La raz¨®n es bien sencilla, porque as¨ª conven¨ªa y complac¨ªa a la reina brit¨¢nica de entonces, llamada Alexandra. Seg¨²n el informe oficial de aquellos Juegos la distancia del marat¨®n consistir¨ªa inicialmente en unas 25 millas (unos 40 kil¨®metros). Una vez fijado el recorrido, partiendo del ala Este del castillo de Windsor (donde la princesa de Gales, Mary de Teck, y sus hijos dieron la salida oficial), comprobaron que med¨ªa exactamente 26 millas hasta la puerta del estadio ol¨ªmpico, en Shepherd Bush. Y desde all¨ª a?adieron 385 yardas m¨¢s (unos 317 metros), por la media vuelta a la pista de ceniza hasta llegar al palco real, donde esperaba Alexandra. De ah¨ª las 26 millas y 385 yardas, los 42,195 kil¨®metros.
En Londres 1908 tambi¨¦n empez¨® lo que se llamar¨ªa ahora la creaci¨®n medi¨¢tica de iconos o leyendas. El primero sali¨® del marat¨®n, precisamente, pero no fue su ganador oficial, curiosamente, sino el ganador sentimental, un camarero italiano de Carpi llamado Dorando Pietri, descalificado despu¨¦s de llegar el primero por haber recibido ayuda y asistencia para terminar.
Lo escrib¨ªa, ese 24 de julio de 1908, Arthur Conan Doyle, cronista ol¨ªmpico del ¡®Daily Mail¡¯
Ese 24 de julio de 1908, Arthur Conan Doyle, el de Sherlock Holmes, estaba sentado en primera fila del estadio, pues era cronista ol¨ªmpico del Daily Mail. ¡°Pude ver su rostro amarillento¡±, escribi¨® describiendo la entrada de Pietri en el estadio. ¡°La mirada congelada, sin brillo, sin expresi¨®n, de sus ojos; el largo y negro cabello cay¨¦ndole sobre el entrecejo¡¡±. M¨¢s descarnado fue el informe ol¨ªmpico: ¡°Dorando estaba casi inconsciente cuando lleg¨® a la pista de ceniza y gir¨® a la derecha en lugar de a la izquierda. La cuesta de la puerta de entrada hab¨ªa sido la puntilla. Se derrumb¨® en la pista. Como era imposible dejarle all¨ª tirado, porque parec¨ªa que podr¨ªa morir en presencia de la mism¨ªsima reina y de la enorme multitud, los m¨¦dicos y asistentes corrieron a ayudarle¡¡±.
Con ayuda Pietri termin¨® ganando, para ser descalificado posteriormente en beneficio del norteamericano Hayes. Pero el nombre que ha pasado a la historia es el del italiano, quien al d¨ªa siguiente recibi¨® una copa de oro de manos de la Reina y se convirti¨® en un mito que vivi¨® toda su vida de aquello: pocas semanas despu¨¦s desembarc¨® en Nueva York, donde estall¨® la maratonman¨ªa gracias a una serie de maratones, revanchas ol¨ªmpicas, corridos dando centenares de vueltas a la m¨ªnima pista del Madison Square Garden. La figura fue, claro, Dorando.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.