M¨²sica para los fuegos artificiales
El ¡®legendario¡¯ Bolt gu¨ªa al relevo jamaicano hacia un r¨¦cord del mundo para clausurar la fiesta en el estadio
Antes de las nueve, en el estadio ol¨ªmpico de Londres, pasaron muchas cosas rese?ables, de las que se llaman buenas, de las que dan sentido a una tarde tirando a fresca.
Allyson Felix, liderando el relevo largo norteamericano, logr¨® su tercera medalla de oro cosecha 2012, tras la de los 200 y el relevo de 4x100.
Caster Semenya logr¨® su primera medalla ol¨ªmpica, una plata tras la rusa Savinova en los 800 metros, tres a?os despu¨¦s de que su victoria en el Mundial de Berl¨ªn desatara la pol¨¦mica sobre su verdadero sexo, y despu¨¦s de pasar por todo tipo de pruebas que confirmaron que, pese a una producci¨®n end¨®gena mayor de testosterona que la mayor¨ªa, podr¨ªa seguir compitiendo como mujer.
Bolt, inteligente como pocos, termin¨® con las manos en la cabeza y el tubo amarillo del testigo con ellas, el gesto de la M de Farah
Mo Farah logr¨®, en los 5.000 metros, su segunda medalla de oro en Londres, una necesidad perentoria teniendo en cuenta que dentro de unos d¨ªas su mujer dar¨¢ a luz a mellizas y no quiere dejar a ninguna de las dos sin su regalo dorado. Lo celebr¨® en la vuelta de honor con su gesto propio, haciendo con las manos en la cabeza el gesto de la M tal como lo hac¨ªan los de Village People cuando cantaban YMCA, guai-em-si-ei. Un atleta de Trinidad y Tobago gan¨® una medalla de oro, pero no lo hizo corriendo, como se espera de las islas de los sprinters y las playas con cocoteros, sino lanzando la jabalina, el deporte nacional de todos los pa¨ªses escandinavos, tan lejanos en todo de las islas caribe?as. Se trata de Keshorn Walcott, un chaval de 19 a?os que hace un mes gan¨® en Barcelona el campeonato del mundo j¨²nior y al que bast¨® un lanzamiento de 84,58 metros para lograr el oro, la distancia m¨¢s corta alcanzada desde Se¨²l 88. Dijo Walcott que quer¨ªa ser atleta, pero como no val¨ªa para sprinter empez¨® a lanzar la jabalina en su playa de Toco, tan hermosa.
Jamaica termin¨® 36,84s, dos d¨¦cimas menos que el r¨¦cord anterior, 37,04s
Despu¨¦s entr¨® en el estadio Usain Bolt, la leyenda, con forro polar negro y gorro de lana en la cabeza, y todo pas¨® a segundo plano. Despu¨¦s, ¨¦l y su amigo Yohan Blake se pusieron a hacer el payaso en medio de la pista, en su puesto, tercero y cuarto, para el relevo, y la fiesta comenz¨®. Luego tiraron para adelante de su 4x100, lograron que los norteamericanos se sintieran capaces de acosarlos, aceleraron ambos -Blake, en la curva, Bolt en la ¨²ltima recta- para compensar las postas m¨¢s trabajadas de Nesta Carter y Michael Frater, y no solo ganaron, sino como acostumbran, como hicieron en el Mundial de Daegu, los mismos cuatro, hace un a?o, batieron el r¨¦cord del mundo. Una marca m¨¢s para Bolt, que logra su sexto oro ol¨ªmpico, repitiendo en Londres los tres de Pek¨ªn, el primer oro para su amigo Blake, tras las dos platas de 100 y 200 metros; y la primera vez que un cuarteto baja de 37s, ya que gracias a la curva de Blake, que tom¨® el testigo poco despu¨¦s que Tyson Gay por parte estadounidense, y se lo entreg¨® a Bolt poco antes de que lo recibiera Ryan Bailey, el ¨²ltimo de los estadounidenses, y gracias a un ¨²ltimo 100 terrible de Bolt, que dej¨® clavado a Bailey, Jamaica termin¨® 36,84s, dos d¨¦cimas menos que el r¨¦cord anterior, 37,04s, la marca que, justamente hizo Estados Unidos.
La vuelta a la pista de todos los fen¨®menos fue m¨²sica para los fuegos artificiales, la manera inmejorable para cerrar la fiesta del estadio, pues fue la ¨²ltima carrera que se disput¨® en la m¨¢gica pista de Mondo. Consciente de la felicidad que transmite, atento al deseo de alegr¨ªa del estadio entregado y abarrotado hasta la noche avanzada, sabedor de que antes de ¨¦l Mo Farah se hab¨ªa ganado la admiraci¨®n y el t¨ªtulo de m¨¢s grande por parte de sus compatriotas, Bolt, inteligente como pocos, termin¨®, antes incluso de su rayo marca de la casa, haciendo con las manos en la cabeza, y el tubo amarillo del testigo con ellas, el gesto de la M de Farah.
Y todos fueron felices y comieron perdices.
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