Oro perdido, prestigio recuperado
La generaci¨®n de Pau Gasol y Navarro cierra su carrera ol¨ªmpica con una nueva demostraci¨®n de talento, car¨¢cter, ambici¨®n, valent¨ªa y descaro
Por segunda vez y en otro partido fant¨¢stico, Espa?a se qued¨® a un palmo de la gloria. Incluso estuvo algo m¨¢s cerca que en Pek¨ªn, supuesto paradigma de la m¨¢xima prestaci¨®n posible de este equipo. La generaci¨®n de Pau Gasol y Navarro cierra su carrera ol¨ªmpica sin poder subir a lo m¨¢s alto del podio, tres veces cerrado el camino por Estados Unidos, pero lo hacen con una nueva demostraci¨®n de talento, car¨¢cter, ambici¨®n, valent¨ªa y descaro, cualidades que desde hace 11 a?os, desde aquel ya lejano Europeo de Turqu¨ªa, les han hecho acumular un historial de v¨¦rtigo. Una vez m¨¢s y en situaci¨®n de m¨¢xima exigencia, su respuesta fue grandiosa, ejemplar. Si al final no consiguieron su objetivo fue simplemente porque delante de ellos estaba un grupo de jugadores entre muy buenos y descomunales que tuvieron que sudar la gota gorda para poder doblegar la maravillosa resistencia del equipo espa?ol. Tan mal lo pasaron que, en un detalle que les honra, todos los norteamericanos desfilaron uno a uno al t¨¦rmino del partido para saludar y felicitar a Pau Gasol en lo que se entendi¨® como un homenaje y un reconocimiento al equipo espa?ol.
En un gesto que les honra, los norteamericanos desfilaron para felicitar a Pau en lo que se entendi¨® como un homenaje al equipo espa?ol
Teniendo en cuenta lo que hab¨ªa enfrente, Espa?a necesitaba que se diesen unas cuantas circunstancias para poder dar la sorpresa. Concurrieron muchas de ellas, pero no las suficientes. El equipo espa?ol tuvo paciencia, acierto, inteligencia y aplomo en cantidades industriales. Agarrado a un gran Navarro, soportado como siempre por Pau Gasol, vigorizado por Ibaka, que tuvo m¨¢s minutos de los habituales por las faltas de Marc; espoleado por la energ¨ªa de Rudy y la fantas¨ªa de Sergio Rodr¨ªguez, pudo responder a cada arre¨®n norteamericano. Teniendo en cuenta que, te pongas como te pongas, Estados Unidos te va a hacer m¨¢s de 100 puntos, Espa?a tuvo que recuperar su mejor producci¨®n ofensiva. Meti¨® los triples negados en d¨ªas anteriores, circul¨® bien el bal¨®n y supo aprovechar la superioridad de sus p¨ªvots sobre Chandler, Love o Anthony. Pero, con gente como Durant, LeBron, Kobe o Paul, cualquier error paga penitencia. Bastaron un par de fallos a mitad del ¨²ltimo cuarto para que el partido se escapase de entre los dedos a pesar de que una zona 1-4 hab¨ªa logrado enfriar a un Durant que nos estaba haciendo un roto. Pero la bater¨ªa de individualidades de Estados Unidos es tal que, cuando desaparece uno, su protagonismo lo ocupa otro. Kobe, LeBron y, al final, Paul pusieron a su equipo a salvo y a Espa?a triste y cariacontecida.
La cara de los jugadores espa?oles en la entrega de medallas denotaba una mayor decepci¨®n que en Pek¨ªn, lo que hace pensar que lo vieron a¨²n m¨¢s cerca que entonces. Adem¨¢s de la derrota, unos cuantos saben que no volver¨¢n a tener otra oportunidad y eso duele. Pero que no se preocupen m¨¢s de lo justo, pues, resultado aparte, lo que han hecho tiene a¨²n m¨¢s m¨¦rito que el del referente de hace cuatro a?os.
En esta ocasi¨®n, adem¨¢s de una medalla de oro, estaba en juego el balance de un torneo muy complicado, excesivamente trabado por derrotas y una pol¨¦mica que, sin raz¨®n consistente que la sustentase, hab¨ªa hecho da?o en su reputaci¨®n, por lo que un juego deficiente o una derrota contundente habr¨ªa empa?ado el ¨¦xito que supone la segunda medalla de plata consecutiva. Con el partidazo que jug¨® borr¨® de un plumazo lo ocurrido antes de la final, recuper¨® justamente su enorme prestigio y en el recuerdo ya solo quedar¨¢ otro encuentro para la historia, otra demostraci¨®n de orgullo y poder¨ªo de un grupo que ha colocado el list¨®n a una altura dif¨ªcilmente repetible.
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