Las garras de Espa?a
Los pr¨®ximos a?os ser¨¢n diferentes en el baloncesto: quiz¨¢s se dar¨¢ el ascenso de China, Brasil o Rusia
Habr¨ªa sido m¨¢s divertido que ganara Espa?a. Me habr¨ªa divertido viendo la cara de incredulidad de mis compatriotas. Y vosotros os lo habr¨ªais pasado bien ba?ando en cava a Juan Carlos Navarro y nombrando a Pau Gasol presidente de Espa?a.
Pero si bien es cierto que una victoria espa?ola hubiera resultado m¨¢s entretenida, no habr¨ªa sido lo m¨¢s apropiado. El torneo de baloncesto de Londres 2012 termin¨® como deb¨ªa: como el mejor equipo alistado de todos los tiempos ¡ªel norteamericano¡ª ganando. Pero a duras penas.
Una de las cosas que me revientan, mirando la cobertura estadounidense de cualquier torneo internacional de baloncesto, es la tendencia de los analistas de referirse al baloncesto internacional con un tono condescendiente normalmente reservado para malos estudiantes y para los delincuentes convictos.
Esto, creo, es representativo de una actitud norteamericana hacia el mundo que, como t¨² ya sabr¨¢s a estas alturas, me hacer rechinar los dientes y plantearme escapar al extranjero.
Pero debo admitir que, en su arrogancia, esos analistas est¨¢n en lo cierto. En los pasados 20 a?os, el baloncesto ha estado recluido a dos ¨¢mbitos: Estados Unidos y el resto del mundo.
El torneo de baloncesto termin¨® como deb¨ªa: con el mejor equipo alistado de todos los tiempos ganando. A duras penas
Para los primeros 10 de esos a?os, EE UU fue el Coloso; el resto del mundo, Rodas. Entonces lleg¨® el Campeonato del Mundo de 2002, y luego los Juegos de Atenas 2004, cuando los jugadores estadounidenses se dieron cuenta de que ¡ªde una manera dram¨¢tica y repentina¡ª el resto del mundo estaba cansado de las sombras. Los norteamericanos se tomaron los siguientes 10 a?os de manera mucho m¨¢s seria. Se formaron comit¨¦s, se busc¨® la continuidad, los mejores jugadores del pa¨ªs fueron convocados (avergonzados) para jugar.
El resultado: un retorno al dominio. Pero no el mismo tipo de dominio anterior. Porque mientras los americanos estaban perdiendo el tiempo con Allan Houston y Antonio McDyess, el resto del mundo estaba progresando. Grecia, Argentina, Lituania, Rusia: estaban todos cerca. Ninguna selecci¨®n tan cerca como Espa?a, que plant¨® sus garras para llegar a ser el competidor m¨¢s serio de EE UU en 2008. Y ahora, de nuevo, en 2012.
Cerca, pero no lo suficientemente cerca. Al final, los americanos vencieron. El partido. Los Juegos. Los pasados 10 a?os.
Los pr¨®ximos 10 a?os del baloncesto ser¨¢n diferentes; probablemente se producir¨¢ una ca¨ªda de Espa?a y Argentina, puesto que todos esos programas fueron construidos alrededor de jugadores de una misma generaci¨®n; quiz¨¢ se dar¨¢ el ascenso de China, Brasil o Rusia.
Por lo que respecta a los estadounidenses, ?qui¨¦n sabe? Hay quienes piensan que ser¨ªa m¨¢s conveniente enviar solo jugadores sub-23 a las grandes competiciones internacionales; podr¨ªamos no volver a ver a LeBron James bajo los colores rojo, blanco y azul. Es casi seguro que Kobe Bryant ha jugado su ¨²ltimo partido ol¨ªmpico.
Suceda lo que suceda, esta final ol¨ªmpica ha demostrado que, pronto, los analistas americanos tendr¨¢n que utilizar la palabra internacional correctamente.
Pronto. Pero no por ahora.
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