La realidad de un sue?o
Mati Ortiz fue subcampeona ol¨ªmpica en Londres. Jugadora de waterpolo y estudiante de Tercero de Periodismo, rememora sus emociones, su experiencia en la Villa y el hist¨®rico resultado del waterpolo femenino
Hace tan solo unos d¨ªas volvimos a Barcelona. La mezcla de sentimientos, desde entonces, es cada vez mayor. Por una parte, siento la alegr¨ªa de poder disfrutar de nuestras casas, de nuestra familia, amigos y seres queridos y compartir con ellos nuestro triunfo. Por otra, la tristeza de saber que una de las mejores experiencias de nuestras vidas ha terminado.
Es complicado describir todo lo que he podido sentir en estos Juegos. Lo pienso y ni siquiera s¨¦ por d¨®nde empezar; quiz¨¢, como todo, lo mejor ser¨¢ hacerlo desde el principio.
Ten¨ªamos un par de d¨ªas libres antes de comenzar nuestro viaje a Londres. El ¨²ltimo, fue un caos: ten¨ªamos que guardar toda la ropa en la maleta e intentar no dejarnos ning¨²n utensilio b¨¢sico (ba?adores, pijama, cepillo de dientes¡). Eso s¨ª, el m¨®vil no paraba de sonar porque en el chat del equipo envi¨¢bamos fotos para ver c¨®mo nos quedaba la pol¨¦mica ropa Bosco; hay que reconocer que unas buenas risas s¨ª que nos echamos. No s¨¦ a las dem¨¢s, pero la noche antes de viajar a m¨ª no me cost¨® demasiado dormir. Mi ruta hacia unos Juegos empezaba y no quer¨ªa perderme nada.
Nada se parec¨ªa a lo que hab¨ªa imaginado en la Villa Ol¨ªmpica. Era mejor mucho: Phelps, Bolt, Kobe Bryant...
Llegamos a El Prat, facturamos las maletas y coincidimos en el avi¨®n con el equipo masculino de hockey que, al igual que nosotras, viajaba a Madrid para reunirnos con toda la expedici¨®n ol¨ªmpica. Una vez en Barajas fue incre¨ªble. Un tumulto de gente (deportistas, t¨¦cnicos, m¨¦dicos, etc¡) se arremolinaba alrededor de una pantalla que indicaba Londres-HR. El avi¨®n era una marea roja. Reconoc¨ªamos caras, coment¨¢bamos las ganas que ten¨ªamos de llegar y habl¨¢bamos con el compa?ero del asiento de al lado, fuese del deporte que fuese. Una vez aterrizamos en Londres, lo primero fue hacernos la acreditaci¨®n. Cuando la tuve en mi mano me sent¨ª ol¨ªmpica de verdad.
Recuerdo la llegada a la Villa. Nada se parec¨ªa a lo que me hab¨ªa imaginado, era mucho mejor: una ciudad repleta de bloques de pisos con banderas colgadas en los balcones. El nuestro era el n¨²mero 25, Carina House se llamaba. El comedor era inmenso, lleno de mesas y sillas y puestos para cada tipo de comida: caribe?a, mediterr¨¢nea, italiana, inglesa, india y el famoso McDonald¡¯s gratis, ese que nosotras solo visitamos despu¨¦s de la final y, durante la competici¨®n, la noche despu¨¦s de clasificarnos para la semifinal, a modo de gran celebraci¨®n.
Despu¨¦s de cenar tuvimos que dividir el equipo entre dos grupos de siete y seis jugadoras y nos dieron las llaves de nuestro piso, en la planta n¨²mero 7. Un pisito con sal¨®n, televisi¨®n, sof¨¢s, dos lavabos y tres habitaciones. Y lo mejor, los dibujos de cada disciplina ol¨ªmpica plasmados en el edred¨®n de nuestras camas. El 27 de julio ser¨¢ uno de los d¨ªas m¨¢s recordados para todos los que tuvimos la oportunidad de formar parte de estos Juegos. Fue el d¨ªa de la inauguraci¨®n, uno de los m¨¢s emocionantes de los Juegos y de mi vida. Nos cambiamos, nos maquillamos, y no par¨¢bamos de hacer fotos, entre nosotras y con los deportistas m¨¢s conocidos de nuestro pa¨ªs. Llamaron a Pau Gasol para que cogiera la bandera, una se?al que indicaba que est¨¢bamos cada vez m¨¢s cerca de entrar. Todos grit¨¢bamos y core¨¢bamos el ¡°yo soy espa?ol¡± o ¡°a por ellos¡±. Y entonces s¨ª, la entrada al estadio, la multitud de gente, los flashes de las c¨¢maras que nos fotografiaban, echamos a correr, re¨ªamos¡
A m¨¢s de una se nos cay¨® una l¨¢grima al ver que aquello por lo que nos hab¨ªamos entrenado tantas horas, por lo que hab¨ªamos sufrido tanto, ese hecho hist¨®rico para el waterpolo femenino espa?ol, se hab¨ªa hecho realidad. Y a partir de ah¨ª se encendi¨® la llama ol¨ªmpica, los Juegos quedaban oficialmente inaugurados. Y ah¨ª est¨¢bamos nosotras, tan felices.
Despu¨¦s de ese d¨ªa, tuvimos que concentrarnos, saber que no ¨ªbamos a conformarnos con la clasificaci¨®n. Cada una sal¨ªa a la piscina pensando en su trabajo, en lo que ten¨ªa que hacer. Por nerviosas que pudi¨¦ramos estar, no lo aparent¨¢bamos. Sab¨ªa que si algo iba mal iba a tener a una compa?era al lado que me apoyar¨ªa. Si de algo estoy orgullosa es de haber podido compartir esta experiencia con este equipo.
Personalmente, una de las cosas m¨¢s impactantes de las que he disfrutado ha sido la de convivir con los deportistas m¨¢s conocidos. Cruzarte a los de baloncesto en el ascensor y hablar con ellos, con Michael Phelps por el camino, ver a Usain Bolt en el comedor ¡ª?me impresion¨®!¡ª o a Kobe Bryant en la inauguraci¨®n, con el que me hice una foto, entre muchos otros, ha sido algo ¨²nico para nosotras, procedentes de un deporte minoritario como el waterpolo. Toda esta experiencia ha culminado con una plata. El momento de subir al podio es complicado describirlo: me veo all¨ª, mirando a las compa?eras, cogidas todas de la mano: saltas, r¨ªes, lloras, gritas y¡ la medalla, una medalla que es el fruto a muchos a?os de dedicaci¨®n.
Al final, la llama ol¨ªmpica se apag¨®. La ceremonia de clausura era el broche final a una experiencia ¨²nica. Supongo que, por eso, cuando nos toc¨® despedirnos de la Villa, lo hicimos con la alegr¨ªa de saber que volv¨ªamos a casa pero con el sabor amargo por alejarnos de todo aquello que nos hizo feliz durante tres semanas. Ahora, todo eso lo llevaremos grabado en nuestra memoria como el d¨ªa en que el equipo de waterpolo gan¨® una medalla de plata.
Por eso quiero agradecerle a mi equipo todo lo que ha aportado para hacer de este sue?o una realidad. Gracias a ellas y a nuestros t¨¦cnicos hemos llegado hasta aqu¨ª; a base de confianza, superaci¨®n, sacrificio, humildad y ambici¨®n. Gracias a nuestros familiares y amigos por habernos apoyado cada d¨ªa. En mi caso, con tres a?os me llevaban a la piscina a aprender a nadar. Lo pasaba fatal y ten¨ªa p¨¢nico al agua.
Ahora nos toca esperar cuatro a?os m¨¢s para conseguir el oro ol¨ªmpico. Este equipo es joven y tiene ganas¡ as¨ª que ah¨ª estaremos, peleando por un sue?o como hicimos en los inolvidables Juegos de Londres 2012.
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