Acoso est¨¦ril del Madrid
El conjunto blanco no consigue recuperarse del gol de Jonas y acaba empatando ante un Valencia incapaz de salir de su campo, pero sustentado por la gran actuaci¨®n de su portero, Alves

Lo extra?o no fue que el Madrid dominara el partido. Tampoco fue raro que Jos¨¦ Mourinho prefiriese a Coentr?o sobre Marcelo, ni que siguiera fascinado con las cualidades de Lass ni siquiera que pusiera en remojo a Benzema. La novedad en el comienzo del campeonato en Chamart¨ªn fue el aire l¨¢nguido de Cristiano Ronaldo. El f¨²tbol es un juego de s¨ªmbolos y el extra?o discurrir del portugu¨¦s, anormalmente distendido, sin su nervio caracter¨ªstico, presagi¨® un desenlace igualmente raro. Despu¨¦s de 32 victorias en la temporada pasada y teniendo en cuenta las desigualdades que empobrecen la Liga espa?ola, un empate en el estadio Bernab¨¦u evoca sensaciones cada vez m¨¢s olvidadas.
REAL MADRID, 1 - VALENCIA, 1
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe (Albiol, m. 46), Sergio Ramos, Coentr?o; Lass (Benzema, m. 61), Xabi Alonso; Di Mar¨ªa (Callej¨®n, m. 70), ?zil, Cristiano; e Higua¨ªn. No utilizados: Ad¨¢n; Marcelo, Khedira y Kak¨¢.
Valencia: Diego Alves; Pereira, R. Costa. V. Ruiz, Mathieu; Gago, T. Costa; Feghouli (Valdez, m. 81), Jonas, Guardado (Piatti, m. 65); y Soldado (Parejo, m. 70). No utilizados: Felipe; Ram¨ª, Barrag¨¢n y Albelda.
Goles: 1-0. M. 9. Higua¨ªn, al tercer remate tras dos rechaces de Alves. 1-1. M. 41. Jonas, anticip¨¢ndose a Casillas y Pepe, cabecea una falta sacada por Tino Costa.
?rbitro: Delgado Ferreiro. Amonest¨® a Xabi Alonso, Pereira, Ruiz, Piatti y Feghoul.
Unos 70.000 espectadores en el estadio Santiago Bernab¨¦u.
No hay mejor manera de evaluar una pareja de centrales que someterla a la prueba de Higua¨ªn. Los dos defensas que protegieron la entrada principal al ¨¢rea del Valencia no tardaron ni diez minutos en denunciarse. El delantero del Madrid dio cuatro pasos de baile, abajo, arriba, hacia la pelota y hacia la porter¨ªa. Ricardo Costa y V¨ªctor Ruiz no vieron m¨¢s que sombras. No estaban compenetrados. Se quedaron de piedra ante el pase largo de Di Mar¨ªa, frontal, con freno sobre el coraz¨®n del ¨¢rea. Higua¨ªn se desmarc¨® entre sus dos vigilantes, hizo un control fugaz del bal¨®n con el empeine derecho y casi inmediatamente fulmin¨® a Diego Alves. Otro portero no habr¨ªa tenido posibilidades de responder. El brasile?o, de reflejos el¨¦ctricos, atin¨® a tapar el tiro. Higua¨ªn, que andaba encendido, pill¨® el rechace y... ?pum! Otra vez Alves estir¨® la mano hacia arriba y volvi¨® a rechazar la pelota como buenamente pudo. Para desesperaci¨®n de Mauricio Pellegrino, atento al drama, el cuero fue a parar a la pierna derecha de Higua¨ªn, que, ahora ya s¨ª, vencido el portero y paralizados los defensas, revent¨® la red de un zapatazo.
El gol expuso los problemas del Valencia y la tendencia administrativa del Madrid. El equipo de Pellegrino, que sufre la baja de Rami, precisa un periodo de asentamiento. Se nota que sus jugadores est¨¢n en v¨ªas de conocerse y conocer lo que les pide el entrenador. Se desencontraron, se pasaron el bal¨®n en falso, no ocuparon los espacios de forma suficientemente sincronizada.
El novedoso aire l¨¢nguido de Cristiano presagi¨® un desenlace raro
As¨ª, con poco el Madrid tuvo bastante para navegar tranquilo, acentuando una inclinaci¨®n que viene de lejos. No es la primera vez que el conjunto blanco gestiona sus ventajas por la v¨ªa especulativa, repleg¨¢ndose unos cuantos metros y manej¨¢ndose a partir de sus formidables defensores, normalmente con tres o cuatro pases antes del pelotazo.

El procedimiento suele funcionar y ayer falt¨® poco para que resultara suficiente. Pero el calor apretaba. Se alcanzaron los 40 grados y conven¨ªa ahorrar energ¨ªa. Hasta que una jugada puntual del adversario desmont¨® las perspectivas de paz.
El Valencia solo pudo replicar en una jugada a bal¨®n parado, antes del descanso. La present¨® Tino Costa y la cabece¨® con decisi¨®n Jonas mientras Pepe y Casillas se anulaban mutuamente. El portero y el central chocaron cabeza contra cabeza y sembraron la alarma en las gradas. Pepe se march¨® con un vendaje y fue sustituido por Albiol. Nada hac¨ªa pensar que aquella acci¨®n cobrar¨ªa tanto peso en el curso del partido.
Mourinho respondi¨® a la necesidad con las decisiones habituales. Mand¨® adelantar la presi¨®n y meti¨® a Benzema por Lass. Los centrales avanzaron hasta la l¨ªnea divisoria y Xabi Alonso tom¨® el mando.
A varios jugadores valencianistas se les not¨® que todav¨ªa deben conocerse
La ocupaci¨®n del campo contrario desencaden¨® el acoso sobre la porter¨ªa de Alves y puso a prueba la resistencia f¨ªsica de los jugadores madridistas. Result¨® llamativo que el equipo vibrara m¨¢s y se manejara mejor, con el bal¨®n y sin ¨¦l, cuando Lass no estuvo presente. El caso es que el Madrid se oxigen¨® a partir de la posesi¨®n. Corri¨® menos porque se defendi¨® en las mismas zonas en las que atac¨®.
Con Khedira inesperadamente relegado al banquillo desde el inicio, Alonso se bast¨® por s¨ª solo para hacerse con el poder absoluto, coordinar los achiques, juntar las l¨ªneas, robar la pelota y distribuirla. El centrocampista dio una lecci¨®n de juego y el Valencia se vio en un aprieto terrible.
El equipo blanco vibr¨® m¨¢s y se manej¨® mejor cuando Lass no estuvo presente
Una incursi¨®n de Soldado al espacio abierto a la espalda de los centrales, que acab¨® en gol, fue la ¨²nica salida limpia del Valencia. El juez de l¨ªnea declar¨® fuera de juego y los visitantes regresaron a la penuria, incapaces de conectar m¨¢s de tres pases seguidos, sometidos a las triangulaciones de ?zil, Higua¨ªn, Benzema y Cristiano. El portugu¨¦s, hasta cuando parece estar cansado, sabe propagar la inquietud en las defensas contrarias.
Di Mar¨ªa volvi¨® a activar a Higua¨ªn con un pase preciso para la entrada desde atr¨¢s y el cabezazo. La pelota se estrell¨® en el larguero. Fue la mejor ocasi¨®n del Madrid, que ejerci¨® un control agobiante, pero se nubl¨® en los ¨²ltimos metros. Alves salv¨® el empate desviando un tiro de Callej¨®n cuando ca¨ªa ya la noche y se agotaban los minutos.
El Bernab¨¦u, notablemente lleno y animado para estas fechas, asisti¨® resignado y sudoroso al desenlace.
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