Purito asalta Montju?c
El l¨ªder deja atr¨¢s a sus rivales directos en la etapa de Barcelona, que gana el belga Gilbert
Hab¨ªa trampa. Se antojaba un sal¨®n de estar, largo, eso s¨ª, muy largo (casi 200 kil¨®metros hacia abajo), previo a un traslado a¨¦reo, siempre inc¨®modo y que suele motivar las ganas de acabar y sentarse en la estrecha butaca del avi¨®n en pos del adorado hotel. Todo era as¨ª, menos temperatura, viento (de cara, pero viento a fin de cuentas) despu¨¦s de la angustiosa batalla de La Gallina. Tiempo de relax en la chesl¨®n de la bicicleta. Pero no. Hab¨ªa trampa. No era el final de etapa del Tour en 2009 que convirti¨® Montju?c en un tr¨¢mite para el sprint que se adjudic¨® Hushovd dejando atr¨¢s a Freire y a Rojas.
La trampa era que esta vez se ascend¨ªa Montju?c por la cuesta que le ha hecho famoso, con su hist¨®rica subida o sus pasos por la Volta a Catalunya. La trampa era de un kil¨®metro dur¨ªsimo, con rampas temibles, poquito antes de la meta. Un kil¨®metro que ten¨ªa dos misiones: eliminar espr¨ªnters cl¨¢sicos, de esos grandotes, corpulentos, con piernas de acero, es decir, en una palabra, Degenkolb; y por otra, someter a una nueva prueba a los jefes de la carrera por si alguno en su osad¨ªa, atrevimiento, valent¨ªa o soberbia, se afanaba en un ataque de esos psicol¨®gicos m¨¢s que cronom¨¦tricos.
Si se superaba la trampa, aun el sprint picaba en subida, aunque esa es una asignatura que elige entre un tipo de velocista u otro. Dicho y hecho. La cuadrilla del mus, cada vez que la carretera se empina, arriesga sus cartas. Y Contador dio cartas con un ataque fuerte y corto, que anunciaba que la lucha por los segundos es tan poderosa como la lucha por la etapa. Contador, fuerte y pel¨®n, rompi¨® la baraja anunciando que en esta Vuelta no hay lugar para el descanso, no hay tregua, no hay silencio. Devuelto al grupo, cuando la subida se empin¨® del todo, el valiente fue el ex campe¨®n del mundo Ballan, que se fue como un rayo, pero un rayo que ces¨® en cuanto Gilbert, un tipo muy adecuado para este tipo de etapas, arre¨® la bicicleta en cuanto Ballan le hizo el trabajo. Pero Purito es indomable tambi¨¦n, animado por su maillot rojo, por su Catalunya natal y por conocimiento de causa, del terreno, de las circunstancias de una subida que enga?¨® a muchos ciclistas, sorprendidos por la rutina.
Purito ataca cuando puede porque sabe que en la crono de Pontevedra tiene las de perder respecto a los otros tres colegas de partida
Gilbert y Purito Rodr¨ªguez se fueron a por la cumbre a sabiendas de que unos pocos segundos les permit¨ªa jugarse la victoria. Purito se sab¨ªa derrotado de antemano ante Gilbert, que le marc¨® el descenso y se llev¨® como premio el triunfo en Barcelona. Joaquim se llev¨® una decena de segundos que le supieron a gloria. Contador y Valverde llegaron en el siguiente grupo. Froome dio m¨¢s muestras de flaqueza o tal vez borr¨® la etapa de sus cometidos principales, en espera de la ruta del cant¨¢brico y de la contrarreloj de Pontevedra.
Hab¨ªa trampa, pero fue un enga?o bello, otro homenaje a la improvisaci¨®n, al desaf¨ªo personal, a la conquista de los segundos en la que Purito se mueve como un ¨¢guila en el aire. Su situaci¨®n es magn¨ªfica. Sabe que en Pontevedra tiene las de perder respecto a los otros tres colegas de partida. Y adem¨¢s se trata de un mus solitario. Aqu¨ª no hay compa?eros. Cada cual juega sus cartas.
Las fuerzas de Purito parecen intactas, implacable sobre la bicicleta y usurero en la conquista de distancias. Ya acumula una ventaja de poco m¨¢s de un minuto sobre Contador, y casi un minuto sobre Froome. Quiz¨¢s la pierda en la crono, pero le queda otra semana tremenda entre Asturias y Cantabria. Hoy por hoy es el m¨¢s fuerte y esa factura es impagable. Hasta la fecha, Purito no solo ha resistido las jugadas de sus rivales; se ha permitido atacarles a todos ellos con cuchilladas rotundas y certeras. La partida es de momento suya, pero apenas acaba de empezar. En Montju?c volvi¨® a ense?arles el dorsal y seguramente este lunes descansar¨¢ a pierna suelta en su hotel en Galicia. Incluso en el avi¨®n. Hasta en el autob¨²s. La victoria nunca cansa.
1? etapa: Castroviejo, oreja y rabo
2? etapa: El chupinazo alem¨¢n
3? etapa: El contador se pone en marcha
4? etapa: Un abanico tormentoso
5? etapa: El indomable Degenkolb
6? etapa: Froome le tira el guante a Contador
7? etapa: Degenkolb, coleccionista de v¨ªctimas
8? etapa: Supers¨®nico Valverde
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