Bennati reina en el desconcierto
El italiano se impone al brit¨¢nico Ben Swift en el ¨²nico sprint no ganado por Degenkolb
Lleg¨® el pelot¨®n a la recta final y todos se preguntaron d¨®nde estaba el muchacho alem¨¢n. John Degenkolb, que as¨ª se llama quien hasta ahora contaba sus sprints por victorias, estaba descolocado por una ca¨ªda que se produjo cuando el grupo enfilaba la meta. El caso es que no estaba, aunque todos lo esperaban cruzando el primero la l¨ªnea de meta, y de su ausencia se aprovech¨® el italiano Daniele Bennati, que por c¨®mo se las ha gastado el alem¨¢n durante la Vuelta ya deb¨ªa saber que como oportunidades como la de Valladolid se presentan pocas veces. Se impuso por un pelo al brit¨¢nico Ben Swift, otro que no hab¨ªa tenido una ocasi¨®n de ganar como la que hoy le brind¨® el despiste del alem¨¢n, quinto en la etapa.
Fue el d¨ªa de los sprinters que no son Degenkolb. Cuatro victorias lleva el alem¨¢n, en todas aquellas etapas que finalizaron al sprint. Ya se sab¨ªa, pero viene bien recordarlo: en las llegadas masivas, el alem¨¢n no ten¨ªa quien le tosiera. Es cierto que de la carrera faltan los otros iluminados del sprint. Ya sea de los consagrados, como Cavendish, Boasson-Hagen o Greipel, o de la nueva ola, como el heterodoxo Sagan, la representaci¨®n de llegadores en la Vuelta ha sido escasa. El australiano Allan Davis, Ben Swift y los italianos Elia Viviani y Daniele Bennatti, si acaso, como delegaci¨®n destacada. Tambi¨¦n es cierto que alguno que pudo salir respond¨®n (Nacer Bouhanni) no llegar¨¢ a Madrid. Pero quiz¨¢, ocurre porque se dieron cuenta demasiado pronto c¨®mo se las gastaba Degenkolb. Porque m¨¢s cierto a¨²n es que el muchacho alem¨¢n no hab¨ªa perdonado ni una.
Hasta hoy, cuando no apareci¨®, desnortado por una ca¨ªda que, quiz¨¢s, le pill¨® demasiado cerca. Descolocado, en cualquier caso, a la puerta de un baile en el que no se perdona ni una. Fue un final raro, porque de tanto ganar, el chico hab¨ªa acabado por generar cierta sensaci¨®n de impotencia en el resto de llegadores, como si cada victoria provocara un dej¨¤ vu: primero a rebufo, desaparecido; luego a la par de la v¨ªctima de turno; y finalmente, un avi¨®n propulsado por sus ri?ones, por la ¨²ltima pedalada ganadora. As¨ª que cuando no se le vio en cabeza, qued¨® una sensaci¨®n extra?a, como si hubiese faltado a la cita aquel que siempre llega a la hora. Por all¨ª apareci¨® Bennati, listo para recoger el regalo y llev¨¢rselo en la cara de Swift. Mal asunto para Swift y malo tambi¨¦n para Sky. Al equipo brit¨¢nico, colmado de ¨¦xitos en el Tour, no le ha quedado una buena Vuelta, con Froome pr¨¢cticamente descabalgado del podio y, por el momento, sin victorias de etapa.
La carrera se rod¨® en un suspiro, bordeando a ratos los 60 kil¨®metros por hora
Fue un final sorpresa de una etapa llevada a toda velocidad. Un suplicio a?adido para todos y, especialmente, para los favoritos, que hoy se dieron tregua. Llevan tanta tralla, tanto sufrimiento sobre el sill¨ªn, tan molidos marchan, que alg¨²n d¨ªa ten¨ªan que parar. Los que aspiran a ganar la Vuelta a Espa?a se tomaron un respiro porque la etapa, m¨¢s de doscientos kil¨®metros pr¨¢cticamente llanos entre Aguilar de Campoo (Palencia) y Valladolid, invitaba a la tregua. Tampoco va a haber pelea todos los d¨ªas. As¨ª que para Purito, para Contador y para Valverde era un d¨ªa para asimilar lo ocurrido ayer, para acostumbrarse a ver al madrile?o con el jersey rojo de l¨ªder. Pero ocurre que los d¨ªas de transici¨®n para unos son las llamadas a la gloria para otros. Para los equipos sin victorias de etapa, hasta hoy 14 de 22; para el equipo Andaluc¨ªa, ese que a cada fuga mete un aventurero que luzca dorsal (hoy, Luis ?ngel Mat¨¦); para Degenkolb y su equipo, Argos, porque el muchacho alem¨¢n de la sonrisa ancha naci¨® para ganar cada sprint. Y, al final, para los sprinters que no son Degenkolb, porque, aunque pocos lo esperaron, alguna victoria deb¨ªa perdonar el alem¨¢n.
As¨ª que, con tanta llamada a la gloria, la carrera se rod¨® en un suspiro. M¨¢s de 200 kil¨®metros rodados a velocidad de contrarreloj, bordeando a ratos los 60 kil¨®metros por hora. Una barbaridad. Y ya se sabe que a m¨¢s velocidad, m¨¢s riesgo. De los abanicos se libr¨® el pelot¨®n porque el viento, que tanto complica a veces rodar por los campos de Castilla, no existi¨®. Con el suelo, sin embargo, se top¨® entre otros Nairo Quintana, como si quisiera emular a su l¨ªder, Alejandro Valverde, que ya se dej¨® el maillot rojo de l¨ªder sobre el asfalto camino de Valdezcaray. Con el suelo, en ese final loco y desconcertante, se toparon muchos corredores. Y entre tanta prisa y tanto suelo, Degenkolb, aquel al que todos esperaban, se despist¨®. Bennati acept¨® un regalo extra?o y, visto lo visto hasta ahora, ¨²nico.
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